COMERCIO

Necesidades que se cruzan

  • La venta ambulante ilegal en Cádiz sigue siendo motivo de queja para los negocios de las calles Compañía y Columela del centro histórico

Un vendedor ilegal, apostado con su mercancía de zapatos, frente a una zapatería de la calle Compañía.

Un vendedor ilegal, apostado con su mercancía de zapatos, frente a una zapatería de la calle Compañía. / julio gonzález

Necesidad, todo hecho o circunstancia en que alguien o algo es necesario. Cuando pensamos en necesitar algo, inmediatamente existe un sentimiento de escasez, carencia, fatalidad, miseria y pobreza. Y los comercios de las calles del centro histórico de la ciudad, a veces, se ven en la necesidad de tener que cerrar sus puertas. A todo ello ayuda el efecto que tienen los manteros, concretamente en la calles de Compañía y Columela.

Desde algún tiempo un nutrido grupo de manteros ofrece su mercancía a turistas, viandantes y compradores. Este tipo de venta ambulante casi ha convertido la Plaza de las Flores en un mercadillo callejero con falsificaciones de zapatillas deportivas, bolsos de lujos con precios asequibles, gafas de sol, discos piratas de música y hasta camisetas de distintos equipos de fútbol. Además, estos jóvenes, que provienen de países como Senegal o Nigeria, carecen de permiso para vender e incluso tampoco podrían solicitarlo porque muchos no tienen ni papeles ni permiso de residencia. Ellos también forman parte de esa necesidad de la que hablamos, de buscarse la vida, de subsistir con cualquier cosa para mantener a sus familias. Para ello, recurren a la venta ilegal como es la llamada venta ambulante de manteros.

Para los comerciantes gaditanos, los manteros son una competencia desleal

"Aparte de la competencia, el problema es la imagen de la ciudad. Nos da impotencia ver como llegan y en dos horas tienen todas las ventas listas", relata una de las comerciantes del la calle Compañía.

La tensión entre los comerciantes y manteros cada vez es mayor, puesto que, las necesidades de ambos compiten con mucha fuerza. En estos meses de verano que Cádiz recibe a una gran cantidad de turistas, este tipo de ventas ambulantes le complica la venta a los comercios gaditanos de la zona. "Los manteros se ponen a las horas claves, salvo que la Policía Local ande por aquí, pero sino toda la calle está abarrotada con las mejores imitaciones", sentencia una de las dependientas de la zona.

Una de las comerciantes que se dedica a la venta de bisutería, siente que el tema de los manteros se está alargando más de la cuenta y que por parte del Ayuntamiento no ponen solución. "Parte de ellos se dedican a la misma venta que la mía y a veces se me hace muy difícil competir con ellos", explica la dependienta de la tienda de bisutería y complemento

El temor a las represalias le impiden a algunos de los vendedores a hablar sin disimulo sobre la actividad que están desarrollando los manteros. A veces, la situación es tan inexplicable como poner una manta de zapatillas deportivas delante de una zapatería. "Ya es que ni siquiera se van a otra esquina, y no es agradable ver como venden zapatos en la puerta de tu comercio", cuenta el comerciante de la zapatería, con tono indignado.

Los vecinos de las calles que son protagonistas del hecho aseguran que "esto todavía va a tener un proceso lento, dudo que al ser una actividad ilegal se les pueda otorgar un espacio".

No obstante, el asunto es espinoso porque no todo el mundo es inmune a la situación económica y familiar de los jóvenes inmigrantes, aunque la venta ambulante ilegal esté unificada como un delito. Para los comerciantes, la única solución que se les pone es actuar en coordinación con la Policía Local y esperar a que el Ayuntamiento tome remedio sobre ello, según algunos de los vendedores de la zona.

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