7 de noviembre de 1927. A las seis de la tarde de ayer se celebró en el Ayuntamiento de Madrid la solemne recepción en honor del ilustre compositor gaditano Manuel de Falla. A las puertas de la Casa Consistorial se hallaba un escuadrón de la Guardia Municipal con uniforme de gala, que rindió honores a las personalidades que asistieron al acto. Los salones del Ayuntamiento habían sido adornados con plantas, guirnaldas de flores y otros objetos. Asistieron la Corporación en pleno, todos los críticos musicales madrileños, personal del Conservatorio, artistas de los principales teatros de la Corte y los maestros Fernández Arbós, Lasalle, Penella, Alonso y Serrano, entre otros. En el despacho de la Alcaldía, donde tuvo lugar la recepción, el alcalde, Semprún, pronunció un elocuente discurso, elogiando grandemente la obra musical de nuestro paisano, reconocido en el mundo entero como un genio de la música, que ha sabido llevar el arte y la cultura española má allá de nuestras fronteras. Terminó diciendo que, en reconocimiento a esa labor, cuya trascendencia no es necesario ponderar, el Ayuntamiento madrileño solicitará del Gobierno se conceda al maestro la gran cruz de Alfonso XII. El ilustre compositor, vivamente emocionado, se limitó a dar las gracias y abrazar al alcalde, cuyo abrazo simbolizaba el que daba al pueblo madrileño. Luego la Banda Municipal, bajo la dirección del maestro Vives, interpretó, entre otras piezas originales de Falla, La vida breve y El sombrero de tres picos.

Al terminar se escuchó una formidable ovación, dándose algunos vítores a Falla.