De la avenida juancarlista que regaló el soterramiento hace ya camino de las dos décadas sólo queda el busto del Rey emérito. El Ayuntamiento anticapitalista y antimonárquico aprovechó la excusa de esa causa aún pendiente de verse respecto a los asuntos económicos del Monarca para promover y llevar a cabo el cambio de nombre, que es una de las especialidades de Adelante Cádiz no exenta de tropiezos como el del estadio Ramón de Carranza. Y ese cambio de nombre se ha consumado este lunes con la nueva rotulación ya pegada en las fachadas de algunos bloques.

Con esta operación de Mantenimiento Urbano se ratifica el nuevo nombre de Avenida de la Sanidad Pública, promovido supuestamente por una iniciativa ciudadana que partió de un exasesor del propio equipo de gobierno que diseñó una web en la que recogían firmas de todo votante (humano o no) que quisiera participar. Algo así como ha ocurrido con el estadio pero con menos de un 10% de esa participación y sin ninguna utilidad porque la decisión municipal estaba tomada antes de que se inventaran esta web.

Juan Carlos I ya había desaparecido, realmente, de la rotulación de esta avenida, lo que ocurrió apenas horas después de aprobarse el cambio de nomenclator. Y desde este lunes la avenida de la Sanidad Pública, que cuenta con el rechazo de los propios profesionales sanitarios, que reclamaban también el derecho a representar la avenida a la sanidad privada, ya es legible en algunos edificios, el primero de ellos en la esquina de la avenida con la calle Tolosa Latour, frente al busto del monarca que asiste silente a este desprecio de la ciudad.

Una nueva rotulación que luce encima de una pintada contra el propio Rey emérito: "Juan Carlos ladrón a prisión". Juzgado y condenado por un grafitero.

Nuevo nombre de la Avenida de la Sanidad Pública

Resuelto de manera definitiva, pues, este cambio de nomenclator queda pendiente el del estadio Carranza, paralizado por la denuncia a la Agencia de Protección de Datos. Y a esto se suma una lista cada vez más larga de nombres pendientes de plasmarse en azulejos de color azul, letra a letra, en las fachadas de los edificios; lista a la que el propio alcalde sumó otros dos, Miguel Hernández y Largo Caballero, hace apenas unos días en su puntual reaparición en medio de la baja paternal. Unos nombres que, en teoría, quedan ahora a la espera de que el Ayuntamiento elabore una ordenanza de nomenclator que defina el cómo y por qué se cambian los nombres de las calles y plazas de ahora en adelante.