OBITUARIO

A mi amigo José Manuel Hesle. Una triste Marea

Nunca creí que tendría que escribir esta Marea. Creo que por eso nunca he soportado el mar, a pesar de que tú debiste amarlo tanto que le pusiste su nombre a tu hermosa hija. Cómo puede este mar embravecido haberse atrevido a tanto y arrebatarte para sí de esta forma tan egoísta. Acaso no le diste a esta ciudad todo lo posible que podía darse que han querido ser incluso sus aguas las que de un modo ilógico y absurdo han querido quedarse con tu último aliento.

Hay personas que pasan por la vida sin hacer temblar el suelo que pisan y luego estabas tú. Soñando como un antiguo fenicio con hacer de esta ciudad un faro del mundo, pero para su gente. Para los que habitan los barrios humildes, las plazas llenas de niños y rememorando una y otra vez la historia de la gente sencilla, de las que pueblan las ciudades y pasan a pie juntillas por la vida.

Y luego estabas tú, lleno de ese ímpetu que rodean como una aureola a los hombre buenos e íntegros, que prefería a las personas a los partidos y a las ideas hechas por el común de la gente que a los discursos aprendidos. Verdadero conocedor del verdadero sentido del trabajo cooperativo de hacer ciudad aportando manos, juntando ideas y fusionando sueños.

Qué orgullo haberte tenido a mi lado, como compañero socialista y como divulgador de la historia de esta ciudad bendita. Qué orgullo haberte tenido como amigo, mi amigo con el que compartía además el amor por Algar y por su buena gente.

Que el mar que tanto amaste te acune allá donde te encuentres. Guárdame un sitio compañero, la eternidad será más leve contigo.

/Hilda Martín

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