Historia

Jesús Nazareno y las monjas de Santa María

  • No debemos olvidar el estrecho vínculo histórico entre la devoción a Jesús Nazareno y el convento de Santa María; ambos son parte esencial de nuestro patrimonio histórico

Capilla de Jesús Nazareno en la iglesia conventual de Santa María.

Capilla de Jesús Nazareno en la iglesia conventual de Santa María.

Jesús Nazareno procesiona una vez más por las calles de nuestra ciudad y lo hace con motivo de la pandemia que nos viene azotando desde hace casi dos años. La ocasión nos permite evocar el arraigo histórico de la gran devoción hacia esta imagen como protectora ante las epidemias y, a su vez, su estrecha relación con las monjas concepcionistas desde que la cofradía se instaló en Santa María el año de 1616. El convento, que en ese momento ya era casi centenario, es el más antiguo de la ciudad y fue fundado por familias relevantes para acoger a las hijas que tuvieran vocación religiosa pudieran profesar en él. Se estableció en la antigua ermita de Santa María, en torno a la cual se configuró uno de los arrabales del Cádiz medieval y tras ser destruido en 1596 durante el asalto anglo-holandés, se reconstruyó con la intervención de algunas figuras destacadas como Alonso de Vandelvira.

Son varios los hechos notables relacionados con la historia de Cádiz que allí acontecieron, y entre ellos destaca el protagonizado por sor Isabel Garrido en 1681. Esta religiosa, que según nos cuenta Raimundo de Lantery murió con fama de santidad, pertenecía a una piadosa familia, cuyo padre, Pedro Garrido, comerciante y militar que al quedar viudo ingresó como hermano terciario franciscano, murió martirizado en Argel en 1667 tras haber llevado una vida eremítica, consagrado a su vez a la atención de los necesitados.

La ciudad estaba asolada por una terrible epidemia de peste que había causado gran número de muertes y el Hospital Real repleto de enfermos. Una noche, sor Isabel acudió a rezar a la ‘tribuna de Jesús’. Era la madrugada del día 22 de julio, festividad de Santa María Magdalena, y los efectos del contagio habían tenido especial intensidad durante el día anterior. Fue entonces cuando sor Isabel contempló cómo el Nazareno bajaba de su altar y, acompañado de María Magdalena, salió del templo para dirigirse al Hospital y curar allí a todos los enfermos, regresando después a su capilla. A lo largo de su recorrido varias personas afirmaron haber sido testigos de su paso por las calles gaditanas y desde entonces pinturas con su efigie conservadas en diferentes templos recuerdan tan excepcional trayecto.

A partir de este acontecimiento se consideró al Nazareno como protector por excelencia de la ciudad ante las epidemias, condición que ahora se rememora con la procesión en la que será acompañado por otra imagen muy querida, la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad. No debemos olvidar pues el estrecho vínculo histórico entre la devoción a Jesús Nazareno y el convento de Santa María. Ambos son parte esencial de nuestro patrimonio histórico y si bien el intenso fervor sigue vivo, los muros del convento que le acogen atraviesan desde hace años una delicada situación y su pervivencia se ve gravemente amenazada por el mal estado de la estructura, que ha obligado a que la comunidad tenga que desalojarlo. Gracias a la iniciativa de la Asociación de Amigos del Convento se acometen trabajos para solucionar esta situación, pero la envergadura del proyecto requeriría una mayor implicación de las instituciones y de todos los ciudadanos, que en definitiva somos los grandes beneficiados con la recuperación de nuestro legado histórico.

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