El presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC), José Luis Blanco, llegó hace tres años y medio a un despacho de la Plaza de España de Cádiz con una mesa plagada de problemas relacionados con la financiación de la futura terminal de contenedores. Hasta hace pocos meses, el histórico socialista no ha podido permitirse el lujo de respirar tranquilo y mirar al puerto sin miedo a hablar de planes de futuro.

-¿Con el desbloqueo de la financiación europea al proyecto de la nueva terminal de contenedores le quitan un muerto de encima?

-Bien está lo que bien acaba. Los bajos tipos de interés han evitado que todo esto haya tenido un coste financiero importante. Este habría sido el problema que podríamos haber tenido.

-¿Se llegaron a hacer estudios de lo que finalmente podría haber pasado?

-Sí. Llegamos a calcular que si Europa no hubiera apoyado finalmente el proyecto nos podría haber supuesto un coste de entre 200 y 500.000 euros. Nos habría llevado a pedir un préstamo al Banco Europeo de Inversiones o a cualquier otra entidad pública. Barajamos que habría tenido costes financieros importantes.

-¿Tanto como para haber condenado al puerto a una especia de quiebra técnica?

-No. Nos habría llevado a un nivel de endeudamiento alto de manera permanente. Y, para colmo, pagando fuertes intereses. Pero bueno, eso no ha ocurrido que es lo principal.

-Pero, también todo habrá salido mejor parado gracias a una buena gestión financiera por vuestra parte. ¿No?

-Claro que sí. Hemos hablado con todas las entidades financieras y hemos tenido muchas ofertas y apoyos. La solvencia de esta institución pública ha sido siempre una garantía.

-Como para no respirar ahora tranquilo.

-Además, hay otro matiz. Con esto del retraso por parte de la Unión Europea se ha vivido un afloramiento de extemporáneos y espontáneos expertos. Por favor, cuando se presenta el proyecto y se hace estudio de alternativas, opine todo lo que quiera, pero cuando el proyecto está casi finalizado y encima estamos con un problema de esas características, por favor no interfiera porque puede hacer mucho daño.

-¿Hay gente que se habría alegrado de que todo esto no hubiera salido para adelante?

-Sí, por supuesto. Dirían ahora ese típico y recurrente "ya lo dijimos" o eso de que la terminal debería haber estado en Cabezuela. Mire, en Cabezuela ya sólo queda libre el 16% del espacio, y hay proyectos sobre la mesa casi para agotar todo su espacio. ¿Dónde habríamos metido todos esos proyectos? Cabezuela, con los graneles y con la actividad industrial asociada a la construcción naval, dragados, etcétera, no tiene capacidad para una gran terminal de contenedores. La Cabezuela no habría sido una solución a nada.

-¿Y han llegado a una conclusión sobre el por qué del retraso?

- Nadie da una explicación. Podemos suponer unas cuantas, pero nadie lo aclara. Al museo le dieron 280 millones y aquí hablamos de 60. ¿Quién discute lo que se da a la minería del carbón o a la siderurgia? Aquí es que también somos adictos a las flagelaciones. Pero bueno, le repito que bien está lo que bien acaba.

-Y en esa búsqueda de posibles culpables, ¿puede haber existido mala gestión por parte del Gobierno central?

-Creo que no. Quizás haya faltado un órdago o una exigencia fuerte del Gobierno frente a las autoridades comunitarias exigiendo que se resolviera con extrema urgencia. En la gestión de los fondos europeos abundan este tipo de situaciones. Los proyecto se eternizan y no es ni el primero ni el último caso. En cierta medida se sigue teniendo la garantía de que, una vez que asignan unos fondos a un país, difícilmente se tocan.

-¿También les ha servido para comprobar que la comunidad portuaria ha estado a la altura de las circunstancias y se ha mostrado dispuesta a sacrificar?

-Sin duda alguna. Hay dos aspectos importantes por lo que todo esto ha merecido la pena. Por un lado la piña que ha demostrado ser la comunidad portuaria. Dentro de la empresa y fuera de la empresa APBC. El personal de la casa se ha mostrado muy unido y muy solidario. Y después, Apemar, Gadesport, amarradores, prácticos, estibadores. La estiba me ha sorprendido porque siempre hemos tenido la percepción de que es un colectivo conflictivo, y veo ahora que es absolutamente falso. No sólo no son conflictivos sino que han puesto todo de su parte para sacar este tema adelante.

-¿También habrá sido porque le han visto las orejas al lobo?

- Claro. Las orejas estaban a la vista de todos.

-Ahora toca encontrar a alguien que quiera explotar la terminal.

- Sí. en lo que es el futuro de la terminal, creo que estamos en un impasse como consecuencia de que hemos accedido al mercado con Tánger II, Algeciras y Sines. Eso nos hace ser cautos. La percepción que tenemos es que hasta que no se resuelva Algeciras será difícil que haya una apuesta decidida por nuestra nueva terminal de contenedores. Estoy seguro de que nuestro momento llegará.

-¿Y mientras esto no llega?

- Nosotros vamos a demostrar en muy poco tiempo, ahora en 2017, que esta terminal o ese espacio portuario es rentable con y sin contenedores.

-¿Usándola como muelle?

- Actividades complementarias a la concesión naval, graneles,...

-Pero luego se quejará de que salen a la palestra los sabios extemporáneos...

- Un puerto no puede renunciar a los contenedores, pero sería un error pensar que no hay vida más allá de los contenedores. No se puede renunciar a otra actividad de manera temporal. Hay que pensar que nos pueden quedar por delante uno o dos años hasta que se logre salvar este tema de la

concesión de la gestión y explotación de la futura terminal de contenedores.

-¿Sin dejar de trabajar en la búsqueda del gestor ideal?

- Estamos en coordinación con Puertos del Estado y ha habido ya muchos contactos y visitas de empresas de fuera. Todos piden discreción.