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Cádiz

El Grimaldi reabre cuatro meses después de la intoxicación masiva

  • Su propietario defiende la calidad del establecimiento y pide perdón al público gaditano por lo sucedido

Han pasado cuatro meses desde que el Bar Grimaldi se convirtiera desdichadamente en uno de los más conocidos de la ciudad, por una dolorosa razón. La manipulación indebida de unos bocadillos de tortilla, según concluyó el SAS, había provocado la intoxicación alimentaria de más de un centenar de personas. Y lo peor: a esto se atribuyó el fallecimiento de un joven al que la infección pudo provocar un empeoramiento general de varias patologías que ya sufría. Grimaldi empezó a ser un nombre triste.

Ahora, cuando se cumplen cuatro meses de aquella noticia y del posterior cierre del establecimiento de la calle Libertad, el dueño del Bar Grimaldi ha reabierto su negocio de la calle Libertad, en el que lleva establecido "veinte años y pasando un montón de inspecciones", según él mismo manifestó ayer a este periódico. El local tiene ahora todos los parabienes de las autoridades que velan por la salud pública, y buena parte de su equipamiento ha sido renovado.

"Pido perdón y disculpas al público" dijo Juan José Grimaldi, quien no obstante quiso dejar bien claro que su restaurante "siempre ha estado en condiciones, sin que en ningún momento los inspectores me pidieran o reclamaran cambiar nada porque estuviera en mal estado". "La última inspección la tuve el pasado noviembre, y sin ningún problema", añadió Juan José, quien se declaró dispuesto a emprender una nueva etapa. "Sería normal que la gente recordara este episodio -añadió el industrial- pero poco a poco yo confío que el tiempo vaya volviendo las cosas a su sitio".

El bar protagonizó una de las noticias más impactantes del último Carnaval, cuando pasado el primer fin de semana de fiesta se conoció el fallecimiento del joven de 26 años, Rubén Romero de la Torre, natural de Cádiz pero residente en San Fernando. Este joven había consumido un bocadillo de tortilla y la intoxicación pudo haber agravado las patologías que arrastraba, según se concluyó entonces, aunque esto aún está por determinar oficialmente.

Lo que sí es cierto es que tanto él como el más de un centenar de afectados por salmonelosis que se detectaron en los días siguientes coincidieron en declarar que habían consumidos esos tristemente famosos bocadillos de tortilla. Eso dio lugar en pleno Carnaval a escenas de aglomeración de afectados, o sospechosos de serlo, en las dependencias y pasillos de Urgencias del hospital Puerat del Mar. Hasta 37 personas tuvieron que ser hospitalizadas.

En las jornadas siguientes, la Policía tomó declaración a un buen número de testigos, que coincidieron nuevamente en que la aparición de síntomas de vómitos y diarreas sucedieron después de consumir esos bocadillos en el bar Grimaldi. Naturalmente, el propio Juan José Grimaldi acudió también a las dependencias policiales, pero en calidad de testigo. En la actualidad, las actuaciones judiciales se encuentran a la espera de que la Fiscalíatome alguna determinación.

Mientras, el Grimaldi presenta unnuevo aspecto tanto en su terraza como en la fachada, de la que ha desaparecido el rótulo con el nombre del local. Arroz marinero es la especialidad que se le ofrece al público paseante en las pizarras, amén del consabido pescado frito. En el interior, según las fotos que ha mostrado el propio Juan José, se aprecia una gran renovación, y en las imágenes que él mismo ha facilitado la cocina brilla.

El episodio sanitario protagonizado por este negocio causó además una polémica, otra más, sobre la calidad sanitaria de muchos productos que se ofrecen al público precisamente durante los Carnavales. Numerosas voces se levantaron de nuevo pidiendo un mayor control sobre la higiene, sobre todo en las numerosas barras que florecen en esos días, y en los puestos ambulantes. Las autoridades, no obstante, salieron a proclamar tranquilidad, y a renovar su confianza en la calidad de la hostelería gaditana, empeño en el que colaboró la patronal Horeca.

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