obituario

Fallece Antonio García García a los 97 años

La vida de Antonio García García constituye la prueba de cómo el paso del tiempo ennoblece, sobre todo, a las personas bondadosas, y la explicación de cómo muchos ancianos alcanzan los niveles más altos de calidad, precisamente, en la última etapa de sus vidas. En el tono de sus palabras, en la transparencia de su rostro, en la delicadeza de su mirada y en la elegancia de sus gestos, Antonio condensaba la riqueza humana acumulada de manera concienzuda a lo largo de toda una vida tan dilatada. Me sorprendía, sobre todo, la finura de un espíritu cultivado con esmero y la honda gratitud a los profesores marianistas que, por contagio, le transmitieron las claves para vivir la vida con plenitud, con intensidad y con elegancia.

Imaginativo y quimérico, entusiasta y festivo, estaba dotado de un permanente sentido lúdico. Su mirada, noble y clara, desprendía, hasta los últimos días, esa intensa energía vital que ha acumulado con los permanentes esfuerzos que ha desarrollado para abrirse camino en la vida. Se recreaba en las cosas pequeñas y disfrutaba con los ritmos musicales, con el aroma de las flores y con los sabores de las golosinas. Si profesionalmente -como apoderado de Banca- ha estado dedicado a los números, sus vocaciones siempre han sido las letras y las melodías: leía de manera intensa y selectiva, tocaba el violín y se divertía con el piano. Arraigado en la tierra jerezana donde nació, se integró plenamente en Huelva y en Cádiz, sembrando ilusiones y cultivando amistades.

Su amplia y diversa familia -ocho hijos, catorce nietos y un biznieto- constituye la prueba patente de su fecundidad y de su entrega generosa. Miembro fundador de la Academia de San Dionisio de Jerez de la Frontera, escribió poemas, relatos y críticas musicales. Ha vivido la vida de una manera intensa, aplicando los principios evangélicos y siguiendo las pautas de la Iglesia. Convencido del valor de la oración y de la importancia de la Eucaristía, creó y animó el turno octavo de la Adoración Nocturna de la Diócesis de Cádiz, en la Parroquia de San José. Con su esposa Cristina y con sus hijos, compartimos el dolor por esta pérdida. Que descanse en paz.

José A. Hernández Guerrero

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