Desde el momento en que surge la idea de la necesariedad de una nueva terminal de contenedores a la que trasladar la de "toda la vida", hasta el momento de su puesta en funcionamiento, pueden pasar años, demasiados, sobre todo cuando la nueva infraestructura pudiera suponer la supervivencia futura de un puerto.

En ese largo proceso, las tendencias del mercado pueden dar vueltas hasta de 180 grados que hagan que lo que hoy es necesario, mañana sea ya algo prescindible.

El proyecto de la nueva terminal nace con la idea de que existe una tendencia alcista del tráfico de contenedores que, mientras dure, hará necesaria esta macroestructura.

En las alegaciones aportadas durante el período de exposición pública del proyecto, algunos colectivos indicaron que consideraban que el puerto de Cádiz no necesita una nueva terminal del contenedores, puesto las cifras del tráfico actual no la hacen imprescindible para la economía gaditana.

Pero el proyecto defiende lo contrario. Para ello, Rafael Barra quiere que quede claro que el procedimiento es, en definitiva, un traslado de un muelle de un lugar a otro. "No es que Cádiz vaya tener una terminal nueva sino que es un proceso que suma la necesidad de alejar de la ciudad este molesto tráfico y, a su vez, abrir las puertas a un desarrollo hasta ahora imposible por las limitaciones de espacio y calado de la terminal de Concasa". Y es más, obran en poder del presidente de la APBC estudios que indican que, en pocos años, "habrá escasez de puertos para contenedores", poniendo así fin a una desconfianza que sobrevuela aún entre las alegaciones de muchos colectivos y tendencias políticas.