Las cifras son indiscutibles: España lleva 23 años consecutivos siendo número uno en donaciones y trasplantes y los hospitales públicos andaluces han realizado en el primer cuatrimestre de 2015 un total de 269 trasplantes, lo que representa un 14 por ciento más que en el mismo periodo de 2014. Aun así, las asociaciones que aglutinan a las personas trasplantadas no quieren dejar pasar el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos, que se celebra hoy, sin pedir de nuevo la solidaridad de la ciudadanía. Es el caso de Alcer (Asociación para la Lucha contra las Enfermedades Renales). Su presidente en Cádiz, Gregorio Martín, explica que a pesar de las buenas cifras, aproximadamente el 10 por ciento de los receptores fallecen mientras esperan recibir un órgano, de ahí que indique que "cuanto más concienciada esté la población más donaciones se realizarán y por tanto, conseguiremos dar calidad de vida a más pacientes con enfermedad renal". Martín incide en la necesidad de "convencer a los que quedan de la importancia de hacerse donante y de llevar encima el carné. Nadie estamos exentos de que nos ocurra una fatalidad". El presidente de Alcer Cádiz recordaba ayer una cuestión que preocupa al colectivo. "Todavía, aunque el fallecido tenga el carné, se pregunta a los familiares si quieren donar. Creo que se debe respetar la decisión que se tomó en vida. Sería bueno cambiar las leyes. En otros países se está estudiando que todo el mundo sea considerado donante y que quien no quiera serlo es quien debe formalizarlo. Es la única manera de que no se pierdan órganos", destacó.

Según la información ofrecida por Alcer, solo un 20 % de los pacientes renales puede trasplantarse, lo que supone que la mayoría tiene la diálisis como la única y definitiva opción de tratamiento. Esta circunstancia hace de las estrategias de prevención y detección precoz las herramientas fundamentales para reducir el número de casos.

Recuerda además que uno de cada diez ciudadanos padece una insuficiencia renal y no lo sabe y que es posible disminuir el riesgo de padecer esta enfermedad con hábitos saludables como la ingesta adecuada de agua, el control de la tensión, del azúcar en sangre, evitar el sobrepeso y el tabaco, y hacer ejercicio.

Hoy en día el trasplante renal de vivo ofrece mejores resultados que el trasplante renal de donante fallecido por diversas razones: supone reducir el tiempo en lista de espera para los pacientes jóvenes; el menor tiempo de isquemia y la intervención anticipada explican la mejor supervivencia del injerto y del paciente; se garantiza la seguridad del donante con un excelente proceso de evaluación y seguimiento, que se traduce en una esperanza de vida similar a la de la población general, el injerto de donante de vivo dura de dos a tres veces más que la media de donante de cadáver, además se reduce considerablemente el uso de medicamentos, aumenta más la adherencia al tratamiento por la vinculación emocional entre donante y receptor.