Cádiz

El Despojado superó las expectativas más optimistas de los hosteleros

  • La novedad del estreno de la cofradía llenó los bares de la zona de San José y la avenida · El buen tiempo contribuyó a abarrotar los establecimientos tanto a la salida como a la recogida del cortejo

La primera salida procesional de la cofradía de Jesús Despojado el pasado Domingo de Ramos fue, además de un hito histórico en el ámbito cofrade, una gran noticia para la hostelería de extramuros, concretamente en el barrio de San José y la avenida principal de la ciudad. La novedad del debut de esta hermandad congregó a miles de personas en los alrededores de su sede canónica, el colegio San Ignacio (Salesianos). Bares y restaurantes del barrio de San José no dieron abasto para atender a quienes eligieron iniciar la jornada cofrade con la salida del Despojado y a quienes decidieron acompañar al cortejo a la recogida. Los hosteleros consultados coinciden en señalar que, aunque esperaban mucha actividad, las previsiones más optimistas fueron superadas. Contribuyó, y mucho, la hora de salida de la procesión, las dos menos cuarto de la tarde, y la excepcional climatología.

"Fue algo inesperado. Menos mal que nos habíamos preparado tanto en género como en personal", decía ayer Antonio Camarena, gerente del bar Mari y Jose, ubicado frente a Salesianos. Desde las 12 de la mañana estuvieron sirviendo a mucho público en este conocidísimo establecimiento especializado en caracoles. "Hubo el doble, y me atrevería a decir que el triple de gente que con la procesión de María Auxiliadora. Se notó la novedad de la primera salida. Estaba medio Cádiz alrededor del colegio", indicó Camarena. La actividad en el bar sufrió un parón por la tarde y se recuperó con la recogida de la procesión. Camarena, como muchos colegas de profesión de la zona, espera que en años sucesivos se consolide el interés de los gaditanos por la nueva cofradía. "Al ser la primera del Domingo de Ramos siempre será muy seguida", estimaba el gerente del Mari y Jose.

Más allá de las buenas ventas obtenidas, que las hubo, María Horrillo, del restaurante El Camarote, destacaba la ilusión con la que el barrio había acogido la salida del Despojado. "Nuestra familia es salesiana y muchos clientes son del colegio. Estamos orgullosos de haber participado a nuestra manera de este acontecimiento. Somos hosteleros, pero ante todo salesianos", explicó. María Horrillo reconocía que no esperaba "tanta gente" y admitió que el personal de El Camarote había "trabajado a destajo, lo que es muy bueno en tiempos de crisis". Horrillo cree que la expectación creada por la hermandad no será flor de un día. "Estamos palpando que se trata de un Cristo con mucha devoción. Los clientes hablan mucho además de la belleza de la talla", apuntaba.

Una vez que el cortejo se incorporó a la Avenida, también los establecimientos de la principal arteria de la ciudad acogieron al numeroso público que se dio cita para contemplar el paso de la cofradía. Fue el caso del Hotel Barceló, cuya terraza y el bar del interior se llenaron hasta la bandera. "Esperábamos mucho ambiente, pero no tanto", confesaba Ángela Rodríguez, jefa de recepción.

Más adelante, en la cafetería DePablo, y a pesar de que los domingos suelen ser allí "días fuertes", como certificaba Carmen, una de las empleadas, la clientela se incrementó con motivo del desfile procesional. "Se notó mucho y servimos también a mucha gente de fuera", añadió. La concentración de público en la zona de San José despejó de alguna manera los establecimientos del casco histórico, en los que no fue tan complicado encontrar mesa como otros domingos de ramos.

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