Mientras por las calles del barrio sonaban las voces de los niños de San Ildefonso repartiendo premios entre los que este año han querido arriesgar para ganar, José Rodríguez, presidente de la A.VV Las Tres Torres de Cádiz y el párroco de La Merced, Balbino Reguera, coordinaban de primera mano el tradicional reparto de alimentos navideños entre sus vecinos más cercanos.

Desde esta asociación se suelen hacer varios repartos de alimentos al año pero esta Navidad, en particular, han querido incluir los avíos de un buen puchero en la cesta de la solidaridad que entregan a los que llegan hasta la asociación pidiendo algo de ayuda.

Pepe Rodríguez, a la derecha, junto al padre Balbino Reguera y a Fernando Flores, un asiduo colaborador de la asociación

Aceite, arroz, batidos, atún, cerne, sardinas, fruta en conserva, galletas, garbanzos cocidos, leche, pasta, tomate frito, los avíos del puchero, filetes de cerdo, carne para guisar, huevos, patatas, alubias, lentejas, polvorones y una tabletita de turrón. Elementos más que suficientes para una buena mesa de Nochebuena alrededor de la que pasar en familia, con las limitaciones impuestas por el virus y por el gobierno andaluz.

No eran ni las 11 de la mañana y ya José Rodríguez y sus decenas de fieles colaboradores ya habían llenado el carro a más de 80 personas, cuando habitualmente el reparto no supera las 50. "Este año vemos que la cosa está aún peor y se nota que la gente está mucho más necesitada que nunca. Y para eso debemos estar asociaciones como la nuestra", desde la que Pepe Rodríguez quería dar las gracias a Cáritas diocesana, a la parroquia de La Merced y a todas aquellas personas que han colaborado de una manera o de otra con este reparto.

"Esta mañana me ha pedido uno una botella de butano", pero hasta ahí no podemos llegar "a pesar de que nos gustaría", comenta Pepe Rodríguez, que lleva ya más de diez años coordinando acciones de este tipo en las que apañan a más de una familia que necesita algo de ayuda.

El párroco de La Merced, Balbino Reguera, destacaba que el perfil de la gente que viene hasta él a pedir ayuda ha cambiado mucho porque "hay muchas personas que nunca se habían visto obligadas a pedir y este año no les ha quedado más remedio". "A muchos les sigue dando vergüenza y nos enteramos por terceras personas que lo están pasando mal pero no les gusta ponerse en cola. En estos casso lo que hacemos -según Pepe Rodríguez- es acercárselo a sus casas".

Pero no hay tampoco que dejar de lado que sigue existiendo el pícaro que se coloca en todas las colas de reparto, aunque a muchos les pueda parecer mentira. De eso hablaban tanto el Balbino Reguera como el propio Pepe Rodríguez: "Menos mal que ya las distintas asociaciones y Cáritas Diocesana estamos ya coordinados como para que si una persona pide en un lugar no pueda irse directamente a pedir a otro". "Siguen habiendo, son ya menos, pero siguen existiendo la gente con cara que lo que está haciendo es quitarle alimento a otras personas que, a lo mejor, lo necesitan más que ellos".

Reguera recuerda que este año son muchos los vecinos que se acercan hasta la parroquia en busca de ayuda: "Me piden que les paguemos la luz, el agua, el gas... sabemos que lo están pasando mal y que la pandemia del coronavirus está dejando tocada a nuestros vecinos".

Ellos confían que con la vacuna y con el paso a la historia del dichoso bicho se acaben las colas, pero mucho se temen que habrá cola para rato.