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Ayuntamiento de Cádiz

La Corporación se queda sin vacaciones

  • Los concejales ya saben que el último viernes de agosto se celebrará pleno ordinario, algo poco habitual

  • Por ahora las sesiones se mantendrán por vía telemática

El Salón de Plenos, dispuesto con las medidas de prevención del coronavirus.

El Salón de Plenos, dispuesto con las medidas de prevención del coronavirus.

El año del coronavirus, el verano en el que las temperaturas más daño están haciendo por la zona alta de los termómetros, cuando ir a la playa se ha convertido en cuestión tan codiciada en los días y horas puntas de marea alta, los concejales han decidido no tener vacaciones. Al menos, en lo que al global de la Corporación corresponde. Desde hace varios días, y con mayor o menor facilidad para asimilarlo, los 27 concejales ya saben que en agosto también tendrán que trabajar por la ciudad, ya que el último viernes de ese mes se celebrará pleno ordinario.

La decisión, desde luego, supone toda una novedad, ya que desde hace años la Corporación se venía dando vacaciones en agosto; mes en el que, por otro lado, la labor administrativa se reduce bastante ya que buena parte de los trabajadores están en período de descanso. Sin ir más lejos, el pasado año no hubo pleno en agosto, pese a que la Corporación tomó posesión a mediados de junio y reservó el mes de julio para celebrar el preceptivo pleno de organización con el que arrancaba el mandato que ya ha rebasado su primer año.

Con la convocatoria del pleno de agosto –a lo que podrían sumarse otras convocatorias extraordinarias como las que se han desarrollado en los últimos meses para el fondo de contingencia, los presupuestos o los pisos turísticos– sumará el Ayuntamiento tres meses de debates ordinarios, después de que las reuniones de los concejales quedaran suspendidas con la llegada de la epidemia del coronavirus y el decreto de estado de alarma, que motivó que desde febrero hasta junio no se celebrará ningún pleno ordinario (y sí uno extraordinario en abril para aprobar el fondo de contingencia de los presupuestos que se utilizaría precisamente para atender las necesidades derivadas del Covid-19 y su crisis económica pareja).

De hecho, este parón de febrero a junio de este año ha sido el más notorio desde que se produjo la transición de la anterior Corporación a la actual, cuando el Salón de Plenos no acogió debate ordinario durante seis meses debido primero a las elecciones generales (en cuya campaña no se permiten los debates municipales) y después al cese de la Corporación y la toma de posesión y puesta en funcionamiento de la actual, que no se activó hasta septiembre (dejando pasar entonces el mes de agosto para el descanso de los concejales).

Con agosto, por tanto, señalado en negro en el calendario de la Corporación, queda resolver ahora si será ese pleno caluroso el que suponga el regreso a los debates presenciales o, si por el contrario, el alcalde mantiene su postura actual de que las sesiones se desarrollen de manera telemática. Algo sobre lo que la oposición ha mostrado su total rechazo, planteando incluso que los plenos se trasladen a otras ubicaciones (como el Palacio de Congresos o la Casa de Iberoamérica) que permitan compatibilizar el debate presencial con las medidas de distanciamiento y seguridad que exigen los protocolos anti-Covid y que tampoco limiten el número de propuestas que puede hacer cada grupo, como ocurrió con la última sesión ordinaria.

En julio, al menos, el debate (que tendrá lugar el próximo viernes) se mantendrá telemático.

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