Coronavirus en Cádiz

Las misas del ‘pos-Covid’

  • La Pastoral de Salud lanza unas recomendaciones de cara a la vuelta del culto a partir del 11 de mayo

  • Geles hidroalcohólicos en las puertas, mascarillas, incluso termómetros para comprobar la temperatura de los asistentes son algunas de las medidas

Carteles recordando la distancia entre personas, en la iglesia de Santo Domingo

Carteles recordando la distancia entre personas, en la iglesia de Santo Domingo

El Gobierno habla de la vuelta a los “lugares de culto religioso”, cuando en realidad las iglesias nunca han tenido obligación de estar cerradas. De hecho, “el santuario de la Patrona no se ha cerrado ni un solo día; y todos los días se ha celebrado misa, incluidas las dos de los domingos”, como indica el dominico Pascual Saturio. Pero sí es cierto que el de Santo Domingo es un caso aislado en una diócesis casi única (sólo siete de setenta en toda España) que nunca decretó el cierre de los templos y la celebración de misas sin público. Y más allá de eso, lo que parece seguro es que las misas del domingo 17 de mayo marcarán un antes y un después en la historia reciente de la Iglesia, porque ese día está marcado ya en rojo en las iglesias con el esperado regreso de los fieles.

Esta vuelta escalonada a la normalidad, este regreso de los católicos a las misas presenciales, se realizará mediante normas y condicionantes que marcarán un antes y un después en el culto ordinario de la Iglesia. Algunas indicaciones vienen directamente dadas por el Gobierno de España, que ya ha señalado que previsiblemente a partir del 11 de mayo podrán celebrarse con normalidad las misas con un tercio del aforo permitido en cada iglesia. Y otras emanan del sentido común de los párrocos y rectores de templos, o del propio Obispado. En concreto, de la Pastoral de Salud, que ya ha remitido una serie de orientaciones de cara a estas misas ‘pos-Covid’.

El plan de reactivación de las iglesias que ha diseñado la Pastoral de Salud -que dirige un reconocido médico internista gaditano, Fernando Carmona- establece un estricto protocolo “para intentar ir volviendo a esa normalidad que todos deseamos, pero cumpliendo con las medidas de seguridad que nos aconsejan”, especialmente en lo relativo a la celebración de misas.

El acceso

“Todo el que acuda debe hacerlo con mascarilla”, establece en primer lugar la Pastoral de Salud, que recomienda a las iglesias disponer de estos EPIs para ofrecer a los que no lo lleven a la hora de acceder al templo. Algo que, por ejemplo, ya están haciendo los agustinos, cuyos feligreses “ya saben que deben venir a la iglesia con mascarilla y guantes”, como señala el párroco, Marcos Peña.

En el acceso a las iglesias se propone la colocación de un dispensador con solución hidroalcohólica para que lo utilicen los feligreses, como también hacen ya aquellos templos que se han mantenido abiertos durante estos días de confinamiento. Y también se plantea, “aunque entendemos la complejidad”, precisan desde la pastoral, que se tome la temperatura a todo el que acceda al templo, que no debe presentar más de 37 grados, “que en terminología médica ya sería febrícula”. “Existen termómetros digitales que se pasan por la frente que ofrecen la temperatura en segundos”, reseña Fernando Carmona.

El aforo

Otra medida es colocar los bancos en la iglesia de forma que permita que entre los asistentes haya al menos dos metros de distancia. “Puede ser interesante marcar los lugares disponibles a ocupar por los feligreses para cumplir esta distancia”, propone Salud. En este sentido, también cada iglesia parece que buscará la forma de hacer cumplir ese distanciamiento y ese límite de aforo. En Santo Domingo, por ejemplo, se ha dispuesto un cartel en cada banco que reza: “Guarda por favor las distancias de seguridad”. “Aquí caben unas 200 o 210 personas sentadas. Ahora, con la limitación del Gobierno, pasarán a 90 o 95”, explica Saturio, que además indica que dispone de otras 200 sillas que distribuirán por las naves laterales por si en alguna misa acuden más de 90 personas. Y en San Agustín “hemos juntado los bancos de dos en dos para que la distancia entre personas sea mayor incluso de dos metros”, explica el párroco, que ya contempla la posibilidad de marcar en los bancos “los lugares disponibles a ocupar por los feligreses” si fuera necesario.

La limpieza

Desde la Pastoral de Salud también se recomienda que cuando termine la misa y la iglesia quede vacía se realice una limpieza de cada banco y de los reclinatorios con solución hidroalcohólica, “aunque también puede servir agua con lejía o con alcohol de 96 grados, o bien pueden ser útiles los pulverizadores”. Y es que la limpieza es otro de los factores importantes de esta reapertura de templos. En este sentido, en la parroquia de San José han previsto para el domingo 10 de mayo, el día antes de la apertura, “una desinfección del templo completo según las normas que nos han llegado desde el Obispado para templos BIC”, explica el párroco, Alfonso Gutiérrez. Y en Santo Domingo ya están aplicando a la limpieza habitual de la iglesia “el producto desinfectante que nos han recomendado desde Sanidad”.

A estas instrucciones del Obispado se unen las ya conocidas en estas últimas semanas de vaciar el agua bendita de las pilas, evitar el rito de la Paz, lavarse el sacerdote las manos antes y después de la Comunión, que debe darse en la mano y no en la boca, con gel hidroalcohólico, o evitar las conversaciones y aglomeraciones dentro del templo cuando acabe la misa.

A todo ello se suman otras medidas que de manera particular adoptarán algunas iglesias. Como en San José, que va a ampliar las misas de los fines de semana para facilitar la distribución de los fieles y cumplir con ese tercio (que en la segunda fase del confinamiento, a finales de mayo, pasaría al 50% del aforo) y que va a disponer que haya una persona en la puerta para controlar el cumplimiento del aforo. “Hay que convivir con el virus un tiempo mientras no exista medicación y vacuna y hay que ir normalizando nuestra vida con estas medidas durante este tiempo”, señala al respecto Alfonso Gutiérrez.

“Pasado un tiempo seguro que podremos ser más flexibles, pero en estos momentos ciertamente es necesario”, concluye el responsable de la pastoral de Salud.

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