La concejala de Fiestas y Participación Ciudadana, María Romay, se ha comprometido con los vecinos del centro a adoptar medidas para minimizar el ruido de la carpa de Carnaval, que se instalará en el recinto portuario como el año pasado.

En una reunión mantenida esta semana con representantes de la Asociación de Vecinos Cádiz Centro, en la que estuvieron presentes residentes de la avenida Ramón de Carranza -los más afectados por el ruido de la carpa-, estos expusieron sus quejas en base a la experiencia del año pasado.

María Romay se ha reunido con la AVV Cádiz Centro y residentes de Ramón de Carranza

Según Francisco Gómez, portavoz de la AVV, los residentes de la avenida Ramón de Carranza se mostraron comprensivos y manifestaron que asumen las molestias del Carnaval durante los fines de semana, pero 12 días seguidos -que son los que dura la fiesta y se mantiene instalada la carpa- "es demasiado".

Por su parte, la concejala afirmó que debido a la cercanía del Carnaval, no podía plantearse un cambio de ubicación de la carpa. Pero aseguró que se iban a tomar medidas para minimizar las molestias ocasionadas por el ruido, como disminuir el volumen de la música, cerrar la carpa dos horas antes que el año pasado -a las seis de la mañana- y orientar los altavoces al mar para que el sonido no vaya directamente hacia los edificios. También destacó que este año habrá una sola carpa cerrada y se eliminará la zona de conciertos al aire libre.

María Romay se comprometió a que cuando empiece la organización del Carnaval del año que viene, mantendrá reuniones con los vecinos con el objetivo de buscar un lugar alternativo para que se instale la carpa.

Tras el encuentro de esta semana, "hemos visto la predisposición de la concejala para intentar buscar soluciones y disminuir las molestias", indica Francisco Gómez.

Cabe recordar que el año pasado, las quejas por el ruido de la carpa de Carnaval fue una constante durante todo el Carnaval. La Policía recibió varias denuncias y numerosas llamadas de vecinos de distintos puntos de la ciudad, especialmente residentes en la avenida Ramón de Carranza, quejándose por el elevado volumen del sonido que salía de la carpa hasta primeras horas de la mañana, lo que no les dejaba dormir.