Cádiz

La Casa de las sorpresas

  • La histórica residencia de los Arámburu se ha convertido en uno de los espacios ciudadanos más implicados en el desarrollo cultural y turístico

Cuenta Carmen Príes que en más de una ocasión ha visto cómo la gente intentaba entrar en la Casa Palacio Arámburu para visitarla, atraídas por su espectacular fachada o por las recomendaciones de quienes ya habían tenido la fortuna de acceder a uno de los referentes de la arquitectura y la historia de Cádiz.

No es de extrañar esta respuesta ciudadana. Desde que la Casa Arámburu abrió sus puertas para dar cabida a determinados eventos, se ha convertido en referente de una nueva forma de unir el rico legado histórico de Cádiz con la cultura, el ocio, el comercio y el turismo. Tanto que se echa de menos un calendario de apertura del edificio más extenso, algo de lo que la propiedad prefiere no abusar: poco y de calidad y, siempre, con proyectos propuestos por personas ajenas.

Así, desde que la Casa de Arámburu se abrió a lo que se denomina como showroom (un espacio en el que se ofrecen en exposición o para su venta distintos tipos de productos de calidad), se ha montado cerca de media docena de eventos, todos con una respuesta tal por parte del público que se han llegado a formar colas para poder acceder a la Casa Palacio.

"Nuestra idea desde un principio era que la Casa se automantuviese, alquilando el espacio para montar actividades. La verdad es que este planteamiento surgió por casualidad, cuando Paco Cano nos propuso un proyecto que acabó siendo una revolución". A partir de ese momento, todo lo que se ha montado, lo último el pasado verano con 'La Ventana de Cádiz', ofreciendo una muestra con iconos de la ciudad: el fútbol, el carnaval, la Tía Norica, el Diario de Cádiz, la Semana Santa..., ha logrado un éxito de público que ha sobrepasado incluso las fronteras de la ciudad.

"La Ventana, que se celebró en verano, atrajo a muchos visitantes extranjeros", destaca Carmen Príes , una de las propietarias del histórico inmueble, que recuerda incluso como tuvo que hacer de guía con unos turistas japoneses que acudieron a la Casa.

A pesar de la masiva presencia de visitantes y de la variedad de los eventos que allí se han celebrado, la Casa no ha sufrido daños. Sin duda, la espectacular arquitectura interior ha atraído también al visitante. La propiedad, además, acaba de pintar toda la fachada y ha reformado el suelo de las antiguas oficinas de la Banca Arámburu, ubicadas en la planta baja, que estaban en mal estado de conservación,

De cara al futuro más inmediato ya se trabaja en varias ideas de nuevos eventos propuestos por particulares. Carmen Príes tiene claro que ellos no serán promotores pero sí ayudarán en todo lo posible a quienes ofrezcan proyectos de interés, destacan en este sentido el trabajo realizado por la empresa Rose's Eventos, creado por la joven gaditana Rosa Torrejón que ya ha participado en varios proyectos. Igualmente se busca la participación de alguna de las administraciones públicas de la ciudad.

La Casa, de cuyo origen hay ya datos en 1660 aunque ha sufrido importantes transformaciones, también ha sido sede de la grabación de videoclip, aunque tiene pendiente ser escenario del rodaje de alguna película.

Se rechaza la posibilidad de convertir la Casa Palacio en un museo. Los propietarios prefieren esta forma de abrirla a la sociedad, de formar parte de ella y de ayudar, de esta manera a promocionar su cultura y su comercio, en muchos casos con técnicas vanguardistas. Además, la mayor parte del importante legado pictórico de los hermanos Arámburu se puede disfrutar en el Centro Cultural Reina Sofía.

Cuando Diario de Cádiz habla con Carmen Príes va camino del palacete para arreglar una cerradura. Se reconoce enamorada de la finca, que ya visitaba de pequeña, y de la necesidad-obligación de mantenerla en perfecto estado de conservación, siempre pensando en la posibilidad de nuevas actividades, estudiando las propuestas que se le presentan, como una relacionada con el Día de los Difuntos. Recuerda, así, como se le ocurrió la idea de que unos Papa Noel se descolgasen por la fachada de la finca, engalanada como una caja de regalo (ver la foto en esta página): "Estaban pintando la fachada de mi casa cuando se me ocurrió la idea. Le propuse a los trabajadores que se vistiesen de Papa Noel y que bajasen así por la fachada de la Casa Palacio. Aceptaron entusiasmados (y la empresa de pintura también, pues su nombre salía en el propio disfraz)". Fue una de las acciones visualmente más impactantes de las que hasta ahora se han organizado.

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