Hace veinte años Cádiz y La Habana se hermanaron. Más allá del acto oficial, ambas ciudades tenían un intenso lazo en común producto de décadas y décadas de conexión marítima, cuando nuestro muelle era puerta de entrada y salida de los grandes buques que unían Cuba con España, además del propio diseño amurallado que dio pie en su día a una afamada copla.

Estos lazos en común no han sido suficientes, sin embargo, para que Cádiz esté presente en este cumpleaños. La Habana invitó en su día al Ayuntamiento de Cádiz. Había un deseo muy intenso de contar con la presencia gaditana en los actos que se van a celebrar a mediados de este mes. La idea era que acudiese el alcalde, José María González, acompañado por un equipo reducido, alguien de su equipo de gobierno y de su gabinete.

Sin embargo, la invitación de La Habana se limitaba a un deseo, pero en ningún momento ha ido acompañada por los necesarios billetes de avión. En San Juan de Dios se han hecho cuentas del coste de los pasajes y de la propia estancia en la capital cubana y la cantidad a pagar se disparaba porque no es barato cruzar el Atlántico. Viendo como están las arcas municipales y de que hay, evidentemente, otras prioridades en la ciudad, se ha decidido declinar la invitación.

Junto al coste del viaje, sin duda habrá también pesado los comentarios críticos que en algunos colectivos de la ciudad han provocado otros viajes realizados por miembros del gobierno local en los últimos años.

Cádiz cuenta con unas 25 ciudades hermanas repartidas por todo el mundo. La primera fue en 1975 con la capital argentina, Buenos Aires. La última, México. Hay un nutrido grupo de ejemplos americanos, con especial incidencia en los casos de Cartagena de Indias y Montevideo. Esta estrecha conexión fue especialmente beneficiosa durante la organización del Bicentenario de la Constitución de 1812. En Europa, fue relevante el hermanamiento con la francesa Brest. De ella se trajo el entonces alcalde Carlos Díaz la idea de construir un Museo del Mar.