El mes de abril se inicia con una prueba de fuego más que superada. Los 147 pasajeros del National Geographic Explorer llegaron de manera escalonada a Cádiz a bordo de tres autobuses procedentes del aeropuerto de Sevilla. De la mano del touroperador Iberoservice fueron recibidos en la Estación Marítima por Víctor Gómez, director de la empresa consignataria Pérez y Cía., encargado de conseguir que este grupo de adinerados cruceristas dejaran en blanco la página de reclamaciones de Cádiz en su test de satisfacción.

Víctor ya tenía un dispositivo preparado bajo el techo de la Estación Marítima planeado en perfecta conjunción con el responsable de Operaciones Portuarias, Joaquín Monedero, así como todos los mandamases de la seguridad del puerto, tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional y de la Portuaria.

Un dispositivo que brilló no por su estética, que escaseaba, pero sí por su efectividad. No fueron demasiados los pasajeros pero, tal y como se iban bajando de los autobuses, pasaban por el control de la Guardia Civil, donde, de forma conjunta con personal de la Policía Portuaria, se velaba porque en el equipaje de mano no se portara ningún tipo de objeto sospechoso. Seguidamente, tras una ventanilla, miembros de la Policía Nacional revisaba y sellaba los pasaportes de todos aquellos pasajeros extracomunitarios, la mayoría de ellos estadounidenses.

Y todo listo para embarcar. Sobre las tres y media de la tarde, la totalidad del pasaje estaba ya perfectamente controlado e incluso su equipaje, que había llegado al puerto de Cádiz cargado en un camión, había sido revisado por la perrita Nora, del equipo cinológico de la Guardia Civil, especializada en detección de explosivos.

A esa hora, el trasiego de adinerados cruceristas, todos ellos de avanzada edad, había llegado a su fin y ni una queja, al menos en presencia de este medio.

Pero efectivamente el mes de abril viene cargado de buenas noticias portuarias. Serán seis primeras escalas de cruceros y , mañana miércoles, otra prueba de fuego, esta vez de mano de un buque con nombre de diosa: el Minerva.

De nuevo será la consignataria Pérez y Cía. la que hará de ángel de la guarda para la Autoridad Portuaria. El Minerva llega a Cádiz después de una larguísima travesía transoceánica de 68 días ni más ni menos. Partió a finales de enero desde sudamérica y llega mañana a Cádiz, donde desembarcarán 145 pasajeros a primera hora de la mañana. Pero lo peor viene luego, porque a las dos y media de la tarde, diez autobuses llegarán todo lo juntos que les permita el tráfico automovilístico, de nuevo desde Sevilla. Será 325 el número de pasajeros que llegarán a bordo de esa decena de autobuses. Y de nuevo el mismo montaje, falto de estética pero efectivo.

A diferencia de lo vivido ayer en la Estación Marítima, posiblemente Nora podrá tener el día libre porque todo el equipaje llega precintado por la propia Guardia Civil desde Sevilla, lo que hará posible que sea cargado directamente en el interior de buque, evitando así un trámite.

De los pasajeros, más de lo mismo aunque en esta ocasión se pondrá a prueba el espacio para la recepción de los autobuses pues la llegada casi de manera simultánea de diez de estos vehículos puede resultar en colas algo más largas que las vividas ayer con las posibles molestias por parte de los cruceristas que lo único que desean es dejar tierra firme cuanto antes para iniciar una maravillosa ruta que les llevará en 13 días por Málaga, Cartagena, Cerdeña, Túnez, Malta, Sicilia, Nauplión y El Pireo, en Grecia.

Tras el Minerva, el 27 de abril, día de la macroconcentración de cruceros en el puerto gaditano, el National Geographic Explorer tomará Cádiz como muelle de desembarco. Ya en mayo serán el Grand Voyager de Iberocruceros y poco tiempo después el lujoso MSC Orchestra, pero Cádiz les recibirá ya con más efectividad y, seguro, seguro, con algo más de estética. Mientras tanto, a recopilar buenas notas para que el que pruebe repita, que es lo que al final interesa.