El futuro de Cádiz

Cádiz ante el abismo

  • La negativa de la Junta a financiar las obras en Valcárcel se une a proyectos de todas las administraciones paralizados desde hace décadas 

  • La ciudad sufre un continuo desaire sin una respuesta clara de la sociedad

El edificio del Valcárcel, para el que la Junta no tiene dinero

El edificio del Valcárcel, para el que la Junta no tiene dinero / Lourdes de Vicenten

Ayer la Junta lo dejó claro: no habrá dinero para transformar el viejo Valcárcel en la nueva Facultad de Ciencias de la Educación. Acabó cualquier especulación, el sí pero no manifestado por dirigentes de la Junta ,y del PP y Ciudadanos que sustenta al gobierno regional, ante uno de los proyectos más relevantes que tiene pendiente Cádiz.

No nos debe extrañar. La Junta, desde el cambio de gobierno, viene lanzando un globo sonda cada dos por tres respecto al futuro de proyectos en la ciudad en los que lleva implicada años y años. Siembra la duda, habla de análisis, de necesidad de ver cifras y datos mientras que alarga un proceso decisorio de incierto futuro.

Ahí están, en el aire, la Ciudad de la Justicia y el Hospital Regional, que van camino de unirse al despropósito en el que finalmente se ha convertido la vuelta de la Facultad de Ciencias de la Educación.Pero no es lo único. Siguen en el aire actuaciones tan vitales para Cádiz como son la recuperación de pasados bríos en la rehabilitación de las viviendas del casco antiguo y de promociones sociales en Loreto y Matadero; siguen sin aclararse los usos de espacios como el del chalé de San Luis; avanza la ruina de la Escuela de Náutica a la vez que se traspapela operaciones de interés como la salida del Centro de Arqueología Submarina del Balneario de La Palma, que hubiera supuesto recuperar este equipamiento para la ciudad.

Sin problemas para Tiempo Libre

Eso sí, ya se ha iniciado el proceso de venta de la Residencia de Tiempo Libre, por el que la Junta obtendrá buenos ingresos.

Sería un error centrar en el gobierno de centro derecha todas las culpas por este evidente desaire a la ciudad de Cádiz. La larga etapa socialista puso las bases para este desastre prometiendo el hospital, la sede judicial, aparcamientos y viviendas para después paralizar todo.

Por si fueran poco nuestros males autonómicos, el Estado también acumula un listado de asuntos pendientes. El solar vacío del antiguo Gobierno Civil es uno de estos ejemplos. Hay proyecto listo y pagado, pero no hay obras desde hace cerca de dos décadas.

Pero en el caso del Estado el olvido más flagrante es la actuación sobre una muralla cada vez más deteriorada. Es cierto que la Demarcación de Costas ha hecho su trabajo: un proyecto premiado y su demanda a Madrid de dinero para poder trabajar. Pero es significativo como el Ministerio de Cultura ignora el mantenimiento de un auténtico monumento nacional. Claro que si recordamos cómo está el castillo de San Sebastián y el abandono desde hace 30 años de la ampliación del Museo de Cádiz nada nos puede extrañar.

En manos del Estado está también la reactivación del espacio industrial de la Zona Franca, tan vital para una población con un paro tan elevado. Da bochorno recordar la visita de un ministro del PP prometiendo 600 millones de inversión y 5.000 puestos de empleo.

El Ayuntamiento tampoco se ve libre de esta dejación de funciones respecto a los intereses de la ciudad de Cádiz. Vivienda, proyectos culturales como el Teatro Pemán, operaciones de relevancia como todo lo relacionado con la Edusi o los Depósitos de Tabacos.

Todo es conocido.

Conocido y asumido, como si fuera parte de la normalidad de la vida cotidiana, con la respuesta silenciosa del conjunto de la sociedad gaditana.

Perder el tren

Un destacado miembro de una institución de la capital se lamentaba hace unos días de la falta de reacción por parte de la sociedad gaditana ante el evidente abandono que sufrimos y que nos está situando cada vez más al borde del abismo.

En su día, la alcaldesa Teófila Martínez (que supo reclamar para Cádiz ayudas especiales y obras de refencia) dejó claro que cuando la ciudad perdía un tren era muy complicado volver a recuperar el pulso. Y Cádiz lleva años perdiendo trenes en su mayor parte por la desidia de las administraciones.

El trabajo de comerciantes, hoteleros y hosteleros, auténticos héroes en estos tiempos; la apuesta cultural de pequeños colectivos; el afán por la mejora de los espacios urbanos por parte de otras asociaciones; el ojo crítico de grupos defensores de nuestro patrimonio... permiten mantener viva Cádiz e incluso recuperar algo su ritmo.

Pero para pasar del vagón de cola a la locomotora es necesario un impulso más potente, que nos aleje del abismo. Una sociedad más reivindicativa. Un lobby gaditano en la propia Cádiz capaz de tirar de la clase política y, a la vez, implicarse también en el propio desarrollo de la ciudad y no esperar a que nos lo den todo en bandeja. 

Por muy bien que funcione ahora la hostelería y el comercio y por muy bien que vayan los datos turísticos, cuando ya hablamos de tú a tú a las grandes localidades de la provincia con años de experiencia en el sector, Cádiz sufre importantes déficit que impiden lograr un crecimiento sostenido de su economía.

Y aquí, volviendo al principio, debería de tener un papel relevante la Universidad de Cádiz. Como elemento de formación, como elemento de modernización, como elemento de exportación de nuestra cultura. Una Universidad bien equipada, con profesionales muy pagados, con escuelas y facultades en condiciones. Y para eso hace falta dinero.

La reclamación del alcalde, José María González, a la respuesta del consejero ante la pregunta de la prensa, debería de marcar una forma de acción a corto plazo, tanto política como ciudadana, cuando seamos capaces de decir en alto que estamos cansados de que se nos trate así. Para no caer definitivamente en el abismo.

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