Cádiz

Cádiz, 18 de Octubre de 1811. Las crónicas de Cádiz

  • Resumen capítulo anterior: El General Semelle, Jefe del Estado Mayor del Primer cuerpo del Ejército francés, en vista de las dificultades que encuentra en los pueblos para hacer frente a los arbitrios e impuestos, ha empezado a cobrar en especies. Todo aquel que oculte algún producto para consumo humano o de los animales, será degollado en la plaza del Arenal.

Todos los recuerdos que pudieron quedar en nuestra casa del cubano Matamoros, han desaparecido. En apenas unas semanas aquellas palabras que le acusaban de ser la persona dispuesta a comunicarse con los franceses para resolver cualquier problema y atender cualquier necesidad, le condenaron de un modo irrefutable. Carreño fue el primero en quedar perplejo ante tales acusaciones, pero tras registrar sus posesiones y encontrar en sus habitaciones, escritos, planos e incluso diarios de operaciones donde quedaba muy claro su conocimiento de la posición de nuestros ejércitos y de sus movimientos, el tema quedó zanjado. Hace ya un mes desde que le sacaron del café de Celis como un perro y aquellas personas que tanto apoyo le habían mostrado mientras escuchaban sus retóricas y huecas palabras, ahora le detestaban. Apresado, con el pelo sin engominar ni los bigotes estirados. Sin aquel bastón que le ayudaba a perpetuar sus ademanes de señor, sin haber tenido tiempo de embadurnar sus patillas, sin estirar sus pantalones a fuego de hierro caliente, había perdido la capacidad de asombro.

Ahora, el diario de operaciones que intentamos confeccionar desde las distintas publicaciones de la ciudad, marcan el ritmo de todos los redactores. Las pequeñas poblaciones de la sierras, procuran formarse en cuadrillas de soldados o guerrilleros que hagan frente de forma continua y fatídica a los enemigos. Zaldivar, Peinado, Zárate y Fernando Toro, entre otros tantos hombres valientes, jalean de forma intensa a todos los aldeanos a que tomen las armas y se levanten contra los franceses. Adecuada la posición de esta sierra para la comunicación abierta con los ingleses que desde Gibraltar podían ayudar a los grupos levantados hacía Jimena, el camino hacía la sierra de Grazalema y Ronda era fácil y posible.

Mientras tanto las sesiones de las Cortes prosiguen. A principios de este mes ha comenzado el debate sobre el proyecto de Constitución. Se procedió a elegir de entre los mismos Diputados por escrutinio secreto un Presidente, un vicepresidente y cuatro secretarios, podemos decir que quedaron constituidas las Cortes no sin discusiones y falta de acuerdos por el modo en realizar las votaciones. Tanto Luxan como Larrazábal temen por la posibilidad de que los electores voten por si mismos, solo el Reglamento interior podrá evitar esto.

A partir de estos momentos, intentaré hacer una relación exhaustiva de todos los debates , propuestas, aprobaciones y negativas que se producen en las Cortes. No podré ocultar ni hacer mención de la vida cotidiana de estos hombres y mujeres que habitan una ciudad pletórica de fuerzas, pero es necesario que quede constancia tanto de las sesiones públicas como de las secretas.

Si tengo que elegir un discurso de entre los producidos en estos días de Octubre de 1811, me quedaría con el de Capmany en defensa del artículo 128, sobre la situación de los diputados.

Los Diputados serán inviolables por sus opiniones, y en ningún tiempo ni caso y por ninguna autoridad, podrán ser reconvenidos por ellas. En las causas criminales que contra ellos se intentaren no podrán ser juzgados sino por el tribunal de Cortes en el modo y forma que se prescriba en el Reglamento del gobierno interior de las mismas. Durante las sesiones de las Cortes, y un mes después, los Diputados no podrán ser ejecutados por deudas.

No ha sido algo que haya importado mucho al resto de ciudadanos, aunque crea cierto malestar entre las personas que tienen familiares en el frente y parientes en las zonas ocupadas por los franceses que reciben noticias continuas sobre la situación extrema que están padeciendo. Sobre todo cuando Calatrava, no contento con la propuesta de Capmany quiere añadir que estos no puedan ser demandados por causas civiles.

Ahora bien, toda esta dialéctica política en la que la superioridad jurídica de los diputados está por encima de cualquier acto impune, se encuentra con la traba aportada por Simón López, si la inviolabilidad del diputado es absoluta y ni siquiera por crímenes de sangre o de deudas, pueden ser ejecutados al menos un mes concluida las sesiones, ¿qué ocurre en los temas religiosos? La petición es clara y necesariamente para los liberales que hablan en los mentideros justa, `por un lado que el diputado solo sea inviolable en asuntos políticos, en opiniones políticas, pero nunca en las religiosas. Un diputado no puede quedar impune a pesar de dictar sentencias contra la santa religión.

Muñoz Torrero y Villanueva están de acuerdo en que esta invulnerabilidad se extienda a todos los actos de su vida, tanto en el ejercicio del cargo dentro de Congreso como fuera de él. Una completa libertad para exponer lo que quieran sobre todas las materias. Ahora bien cuando se trate de la Iglesia y del Estado, siempre para juzgar de un modo conducente y que lleve a la mejora y a no a la mera crítica destructiva.

Pero Capmany, prueba de su espíritu arrollador y su destreza lingüística ha concluido el debate de forma tajante, pero sin apartarse ni un ápice de la conducta propia de un buen católico.

Este no es un Concilio donde se deban tratar los dogmas de la religión… Hace muchos años que se confunden estas cosas: tocar a un eclesiástico, es para algunos lo mismo que tocar a la Iglesia; y esto está expuesto a mil interpretaciones. Considera que la inviolabilidad del diputado debe extenderse a todas las funciones de su cargo: …Aquí no se trata ni tratará jamás de impugnar la religión, porque todos somos ortodoxos, todos católicos, apostólicos romanos.

Este militar, a caballo entre la arenga militar y el placer de escucharle hablar sobre filosofía, historia e incluso economía, es un hombre sin dudas de letras. A la vuelta de la guerra con Portugal en el año de 1762, debió trastocar sus rasgos de humanistas ante la desolación de la muerte y renunció a la carrera militar. Desde entonces, sus aspiraciones políticas, bien ganadas por otra parte por el trabajo que ha hecho a petición de Carlos III en la repoblación de Sierra Morena por gerundenses, flamencos y alemanes, no han hecho más que aumentar.

Su defensa en estos momentos a la historia y a la cultura española son tajantes, sobre todo ante la ingente preponderancia de la cultura francesa en toda Europa. Para defender sus argumentos sobre este afrancesamiento no dudo en enviar cartas al mismo Godoy quejándose de este mal que afecta al Reino.

Diego de Ustáriz

Continuará

Operaciones militares en la sierra de Cádiz

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