Cádiz

La Asociación Bahía de Cádiz negocia la cesión de la salina para recuperarla

Uno de los polvorines o casamatas del siglo XVIII de Santibáñez, con parte de la salina Roqueta en primer plano

Uno de los polvorines o casamatas del siglo XVIII de Santibáñez, con parte de la salina Roqueta en primer plano / Fito Carreto

Mediodía soleado de febrero en la Salina Roqueta. El amarillo de las vinagretas lo invade todo como presagio de una primavera temprana. En la puerta de acceso, cerca del paso elevado de Torregorda, la propiedad advierte de que está prohibido el paso y la Junta, de que se trata de un equipamiento cerrado al público. Hay basura: un sitio habitual de encuentros nocturnos clandestinos. En la salina, un hombre escudriña entre el matorral en busca de espárragos. "Hay pocos este año". Otro entra en bicicleta con un cubo, una caña y artes de marisqueo furtivo. "Buenos días. Buenos días". En una de las pocas vueltas con agua, flotan un neumático y un bidón y se hunde la rejilla de un frigorífico.

La Asociación Bahía de Cádiz está negociando con Construcciones y Promociones de Viviendas Bahía de Cádiz SA la cesión de las más de 40 hectáreas de la Salina Roqueta para recuperarla, confirmaron a este periódico José María Romero, presidente del colectivo, y Jens Witthaus, socio de la empresa que posee la concesión administrativa. La sociedad concesionaria de la salina es también la propietaria del Molino de mareas del Arrierillo, conocido como de Santibáñez, y de dos polvorines o casamatas, las tres construcciones del siglo XVIII, además de otras aledañas. Sus acciones se transfieren por 10.000 euros.

"El año pasado contactamos a través de uno de nuestros socios con los propietarios de estas salinas y esteros, que se encuentran en estado de abandono, muy colmatados, desde hace más de 20 años", recuerda el presidente de esta organización sin ánimo de lucro nacida en Chiclana en 2016 bajo el nombre de Asociación de amigos y amigas de las salinas, esteros y marismas de la Bahía de Cádiz.

"Se trata de recuperarla y ponerla en valor como una experiencia piloto que serviría de modelo para rehabilitar otras en otros puntos de la Bahía. Calculamos que el 80% de las 40.000 hectáreas de salinas, esteros y marismas de la comarca están abandonadas", cuenta José María Romero.

Desde la asociación entienden que el Parque Natural de la Bahía de Cádiz es un espacio protegido especial, muy antropizado, "ya que se trata de un parque natural que no es tal, ya que se encuentra así gracias a la mano del hombre y que necesariamente este tiene que seguir interviniendo para que siga siendo un paraje de refugio de especies de aves, peces y plantas".

José María Romero y el resto de los miembros del colectivo están convencidos de que "el futuro de las salinas, esteros y marismas de la Bahía de Cádiz depende de la acción coordinada de la sociedad civil, porque apenas si se ha hecho nada desde la Administración".

De la asociación forman parte, además de biólogos, expertos en este ecosistema y ciudadanos en general, mariscadores y antiguos trabajadores de las salinas, capaces de aportar conocimientos muy valiosos en el proceso de recuperación, apunta su presidente.

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