Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Bienal de Flamenco

¿El patio de mi casa?

  • Con este elenco excepcional la calidad está asegurada, aunque excluye el factor sorpresa

Sabemos que desde Sócrates no hay ideas originales, pero lo que es seguro es que en este espectáculo no la hay. Vincular los estilos a una localización geográfica se ha hecho en cientos de libros y en más de una decena de espectáculos. En los últimos años, esta idea articula espectáculos firmados por Ortiz Nuevo, Mario Maya o la Diputación de Sevilla. En concreto el viaje Sevilla-Cádiz guía la serie El Ángel que Ricardo Pachón produjo para televisión hace unos años. Entonces la idea conductora, según declarara Pachón, es que el flamenco de ciertas áreas de Sevilla y Cádiz, de ciertas localidades, de ciertos barrios y de ciertas familias (vamos, el patio de mi casa), era el auténtico arte jondo y lo demás, folclore. De la mar al fuego no esgrime esta teoría torpe, excluyente y radicalmente falsa. Pero sí recoge de El Ángel el mismo viaje imaginario a través de los estilos flamencos, en este caso en la dirección opuesta al curso del Guadalquivir.

En realidad todo lo que vimos anoche es más que conocido. Se trata de un festival al uso. Eso sí, estilizado y algo pulido para la escena de un teatro. Y con un hilo conductor. Éste fue Tomasito, que hizo de presentador, no de narrador. Hizo lo que viene haciendo últimamente (este mismo papel y este mismo repertorio lo escuchamos en el pregón de la XIII Bienal, en un espectáculo de Isabel Bayón, etc.): un maestro de ceremonias muy solicitado que, sin embargo, no puede hacer, por lo que parece, su propio show. Nos mondamos de risa con Tomasito aunque su repertorio, que sigue siendo el de su primer disco, ya merece una renovación.

Vimos lo de siempre y, añadiría, con los artistas de siempre. Con este elenco la calidad está más que asegurada. Lo que no puede hacer acto de presencia es la sorpresa. Donde mejor lo pasé fue en Lebrija. El cante salmódico, único, telúrico, de Inés Bacán. Y el baile dionisiaco de una Concha Vargas absolutamente soberbia. El cante de las mujeres de esta zona, a pesar de que Pepa de Benito no encontró su mejor versión en los fandangos a ritmo, es tan extraño y tan familiar al mismo tiempo. Excepcional, en esa rara conjunción de madurez e ingenuidad. Me gustó más la utrerana en la nana que sirvió de prólogo al espectáculo. Y Milagros Mengíbar, maravillosa como siempre en su repostería flamenca. Y Cadiz, y Jerez. Y ...

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