El secretario de Estado de Cooperación y Relaciones con Iberoamérica, Jesús Manuel Gracia, daba un pistoletazo de salida simbólico a la Capitalidad Iberoamericana de Cádiz con la celebración del Congreso de Registradores en la capital gaditana. Simbolismo puro porque esto es algo que no se sabe muy bien cuándo es el inicio o cuándo el final.

Al menos la relación entre las dos partes del mundo ha estado muy presente en todo este congreso al que han acudido unos 350 registradores de la propiedad y mercantiles de toda España. Y se hizo más patente en la clausura con la presencia de uno de los principales líderes iberoamericanos, el uruguayo Julio Sanguinetti, presidente de la república de su país en dos períodos diferentes, de 1985 a 1990 y de 1995 a 2000.

Sanguinetti habló de libertad y derechos, los mismos que le quitaron a él cuando se convirtió en un firme opositor de la dictadura uruguaya que dirigió el país durante 13 años.

Gracia dijo de él que era uno de los mejores oradores del mundo en lengua española y no le faltaba razón. Sin un solo papel por delante Sanguinetti desgranó El espíritu de Cádiz y el liberalismo moderno. Libertad en este trozo de tierra hace 200 años: "Cádiz quedó como la única expresión de la soberanía española".

Libertad de ida y vuelta, porque los americanos que participaron en la Constitución de Cádiz reivindicaron sus derechos. Fue, a juicio de Sanguinetti, la voz de América.

Sanguinetti hablaba con pasión de esta carta, la que trae el principio de libertad y el concepto de constitución permanente. El ex presidente uruguayo recordó que en la actualidad, después de un siglo XX lleno de golpes de estado, todos los presidentes son electos salvo en Cuba, "pero se están produciendo recortes como por ejemplo en la libertad de prensa". Fe de ello pueden dar países como Argentina, Ecuador y Venezuela.

Para Sanguinetti la Constitución de Cádiz "afortunadamente fue liberal burguesa". Esto trajo entre otras cuestiones que también se defendiera "la primera de las libertades , la del derecho a la propiedad". Con ella entronca la Ley Hipotecaria que vino 50 años después.

Sanguinetti afirma que las reivindicaciones en países como China y Cuba son las de ciudadanos que quieren tener acceso al derecho a la propiedad "como paso previo a la consecución de la libertad".

"El legado de la Constitución de Cádiz es el de la libertad burguesa". Por ello pidió que se lleve a cabo una recuperación de estos valores basados en la familia, la nación y la propiedad "frente al absolutismo y el dogmatismo religioso". Y en tiempos complicados "ese espíritu de Las Cortes de Cádiz es el que les debe animar para seguir adelante como ya nos iluminó a nosotros".