Bicentenario

La joya de 1812 llega a Cádiz por mar

  • La Consejería de Medio Ambiente edita 'Cádiz de la Constitución', una obra didáctica sobre la relación de la ciudad y el mar, como homenaje al Bicentenario

Las librerías de Cádiz guardan un tesoro del que, hasta ahora, pocos han podido disfrutar. El tesoro se llama 'Agua, territorio y ciudad. Cádiz de la Constitución. 1812'. Un libro interactivo que supera la frontera de la espectacularidad para hacerse ya indispensable en cualquier biblioteca gaditana. Un tesoro que forma parte de una colección editada por la Agencia Andaluza del Agua, integrada en la Consejería de Medio Ambiente, del que hasta ahora apenas se ha editado otro tomo, 'Sevilla Almohade 1248'. La agenda de la consejera marcará la presentación pública de esta obra, editada con la colaboración de la Consejería de la Presidencia, aunque está a la venta desde hace semanas.

En el preámbulo del trabajo, la propia Cinta Castilla justifica la edición del libro como la contribución de la Consejería de Medio Ambiente a la celebración del Bicentenario. "Sin lugar a dudas, el agua hizo a Cádiz. La ciudad y su Bahía nacieron del fértil diálogo entre la tierra y el agua". El mensaje de este libro, como el de todos los que conformarán esta colección, es la importancia del agua en la Historia de las tierras de Andalucía. "Un hecho que es palpable con claridad en la ciudad gaditana, donde su historia, el carácter de sus habitantes y su futuro están tan estrechamente ligado y marcado por este recurso", afirma la consejera.

'Cádiz de la Constitución' realiza una apuesta por la ilustración a cargo del gaditano Arturo Redondo. Más que una apuesta, es un auténtico hallazgo pues de su lapicero, a lo largo de decenas de páginas, sale el nacimiento y crecimiento de la ciudad, desde los tiempos fenicios hasta la actualidad. Acompañado por textos cortos pero a la vez repletos de datos y certeros en sus contenidos, la obra se convierte en un libro de consulta de nuestra historia.

La fotografía y la imagen de restos arqueológicos dan paso a un dibujo claramente naturalista que lleva al lector a la ciudad fenicia, divida en islas resecas donde ya aparecen las primeras casas y templos. Edificaciones que crecerán en porte e importancia con la dominación romana, esplendor que el autor aprovecha para poner sobre el mapa de Cádiz, que sigue en su lenta transformación geológica, al teatro hoy medio descubierto y los desconocidos anfiteatro y templo dedicado a Cronos.

Tras el retroceso que supuso la Edad Media y el inicio del nuevo esplendor iniciado tras la reconquista de Alfonso X, el proyecto auspiciado por Medio Ambiente llega a su cénit con la vista aérea del Cádiz de 1812. Su mejor visualización se consigue con un mapa de gran tamaño (con algunos despistes: no aparece la plaza de toro que en esa época funcionaba cerca de La Caleta, mientras sí aparece el torreón de Puerta de Tierra, construido décadas más tarde).

Planteada la serie de Medio Ambiente sobre la relación del mar con el desarrollo de las tierras de Andalucía, el libro trata, igualmente con gran componente gráfico, del agua y el territorio: como llegada de enemigos y amigos y como vía de comercio, así como los puertos y las fortificaciones ubicadas en toda la Bahía; el agua y la naturaleza: analizando la piedra ostionera, la ruta de los atunes, las marismas, el Guadalete y el San Pedro, las huellas del maremoto...; el agua y la ciudad, con los históricos problemas de abastecimiento, el pozo de la Jara, la fachada marítima y las azoteas, los huertos urbanos y el Cádiz bajo las aguas; y el agua y la economía, que va desde el puerto hasta los astilleros pasando por la pesca, las playas o las almadrabas.

Cierra el libro un capítulo sobre los edificios más emblemáticos y un plano de batalla: la del sitio de Cádiz por parte de las tropas napoleónicas.

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