encuentro de tribunales constitucionales iberoamericanos El Oratorio se abre a los nuevos constitucionalistas

El Príncipe llama a la "hermandad" entre las dos orillas

  • La IX Conferencia Iberoamericana de Justicia Constitucional, que se celebra en Cádiz, se convierte en un voto por recuperar los lazos entre "los habitantes de una lengua compartida"

El Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón, acudió ayer a Cádiz por tercera vez en un año a arropar uno de los encuentros entre las orillas de un océano que propicia el bicentenario de la Constitución del Doce. En esta ocasión son los tribunales constitucionales iberoamericanos, que celebran su novena conferencia para tomar posiciones ante las amenazas que sufren las cartas magnas como reguladoras racionales de los derechos de los ciudadanos. El tema escogido para debatir en Cádiz, donde por primera vez se escribió en castellano separación de poderes, tal y como argumentó Montesquieu, es Presidencialismo y Parlamentarismo.

El heredero de la corona del Reino de España, desde la tribuna del Oratorio de San Felipe Neri, dio la bienvenida a una amplia representación de los garantes del constitucionalismo iberoamericano con una llamada a los "valores de hermandad" entre los pueblos que consagró y fomentó "uno de los hitos del constitucionalismo en España, en Iberoamérica y el mundo entero". Qué mejor para ello que Cádiz, "tierra que tanta luz, cultura y libertad ha dado a España". Pese a que la conferencia inaugural, a cargo del magistrado de la suprema Corte de Justicia de México, José Ramón Cossío, desbarataba, en buena medida, el mito de la influencia que la Constitución de Cádiz tuvo en Iberoamérica, el discurso del Príncipe de Asturias se centró en su "decisiva influencia en la trayectoria constitucional de muchos estados independientes iberoamericanos y de otros países en Europa", utilizando de este modo el pasado para trazar el futuro, ya que sus palabras fueron un canto a una armonía entre los que el mexicano Carlos Fuentes, recientemente fallecido, calificó como "habitantes de una lengua compartida", como recordó, anteriormente, el presidente de la Junta, José Antonio Griñán.

Fue precisamente Griñán el que puso un énfasis más combativo dentro del protocolo. Escogió el presidente andaluz este foro de ideas intemporales para abanderar lo temporal, el hoy: "La persistencia de la crisis financiera está influyendo en la democracia. No es bueno que los mercados se encuentren en un escalón superior a los derechos constitucionales. Está en juego un modelo de convivencia". Se dirigió a los constitucionalistas del universo iberoamericano, pero parecía señalar muy concretamente al presidente del Constitucional español, Pascual Sala, para afirmar que "las políticas públicas tienen que frenar el empobrecimiento de los ciudadanos y el Constitucional tiene la función de amparo en los derechos fundamentales y la constitucionalidad de la defensa de los distintos órganos del Estado". Toda una carga de profundidad ante la mirada del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón: cuidado con cruzar líneas rojas en los recortes a los ciudadanos -sanidad, educación-, cuidado con la intervención del Ejecutivo en las comunidades autónomas.

Alberto Ruiz Gallardón no consideró oportuno hacer esgrima política ante este auditorio y se limitó a glosar lo general: "Gloria, prosperidad y bien para toda una nación, como desearon aquellos diputados", dijo como colofón de un encendido elogio a un texto que cumple 200 años en la ciudad en la que "se fraguó una de las mayores aportaciones de España al nuevo tiempo". Recordó que este "feliz acontecimiento" viaja hasta nuestros días porque no se puede olvidar que la Constitución está en la cúspide de la pirámide del estado de derecho: "La Constitución elimina el espacio para la arbitrariedad, es un instrumento de seguridad jurídica". Aludiendo en concreto a la Carta Magna de 1812, Gallardón subrayó que sentó las bases de la separación de poderes y que debe ser considerada como "un hecho que marcó un cambio en el rumbo de la historia de Iberoamérica de la que en ocasiones nos hemos separado pero a la que, afortunadamente, siempre hemos regresado".

Pascual Sala, presidente del Tribunal Constitucional, se limitó a constatar la importancia de la Conferencia que arrancaba con este acto del Oratorio. "Desde la diversidad de sistemas, la Conferencia Iberoamericana de Justicia Constitucional ha constatado que hay una auténtica comunidad entre sus miembros, que esta institución quiere fortalecer estrechando hilos de cooperación".

Llamadas al acercamiento de los pueblos que son comunes en todos los actos que se están celebrando en Cádiz, "la más americana de las ciudades españolas o la más española de las ciudades americanas", como expresó la alcaldesa Teófila Martínez en el inicio de lo que es uno de los momentos de la agenda del Doce de mayor trascendencia y que, una vez más, rinde homenaje "a aquellos diputados que dieron lo mejor de sí mismos en este Oratorio".

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