Pocos días antes de la Cumbre Iberoamericana, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, consideró que la cita gaditana era el lugar idóneo para dialogar sobre Ángel Carromero, el dirigente de Nuevas Generaciones del PP condenado en Cuba a cuatro años de prisión por un delito de homicidio imprudente, tras un accidente del circulación en el que murieron los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepera.

Pues bien, ayer, tras la primera reunión de los cancilleres iberoamericanos, García-Margallo reveló que ya ha abordado el escabroso asunto con su homónimo cubano, Bruno Rodríguez, y que Cuba está "tomando en consideración" la solicitud de España de que Carromero sea repatriado cuanto antes.

Rodríguez confirmó que la solicitud "será debidamente considerada" sobre la base de los acuerdos jurídicos de ambos estados.

Por otro lado, los cancilleres iberoamericanos apostaron por impulsar las relaciones comerciales en la región y coincidieron en que "la austeridad es necesaria, pero no suficiente" para recuperar la senda del crecimiento.

Según Garcia-Margallo, las infraestructuras son "la primera manifestación práctica de la integración.

El ministro de Asuntos Exteriores indicó que también se abordó la crisis de deuda que atraviesan España y Portugal, y aseguró que la "terapia para combatirla" pasa por facilitar las inversiones de ambos países en Latinoamérica a través de un marco regulatorio fiscal y laboral estables y una justicia más rápida. Los cancilleres subrayaron el importante papel que pueden desempeñar las pymes en la salida de la crisis, y en la cumbre se ha presentado un acuerdo marco de colaboración para promover un Centro Iberoamericano de Arbitraje, un mecanismo que intentará dar una respuesta rápida a través de la mediación a las controversias comerciales que ahora se eternizan.