Enclavado en un barrio de clase media en el noroeste de Pakistán, el complejo de más de media hectárea rodeado por altos muros de varios metros coronados con alambre, era algo inusual para los estándares locales. Pese a ello, nadie sospechó nunca que una ciudad conocida como la ciudad del Ejército, debido a sus instituciones de entrenamiento y formación militar, albergaba al fugitivo más buscado del mundo.

Cuando se conoció la noticia de su muerte allí, muchos vecinos en la ciudad de Bilal, a las afueras de Abbottabad, se quedaron de piedra, al ver al ejército y la policía inundando el lugar y sellar el área durante horas.

"Escuché el sonido de los helicópteros sobrevolando la zona y después una gran explosión que rompió las ventanas y puertas de mi casa", cuenta Jan Gul, que vive a sólo 100 metros del fortificado complejo donde murió ben Laden en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses. "Corrí al tejado y vi llamas saliendo de una casa".

"Todo lo que sabíamos acerca del lugar era que pertenecía a pastunes. Nadie en nuestro barrio sabía más porque sus habitantes nunca se comunicaron con nadie aquí".

Los pastunes son el principal grupo étnico en la provincia de Khyber-Pakhtunkhwa (antigua Provincia Frontera Noroeste) y también conforman la mayoría de la población afgana, así como de los milicianos talibanes.

La policía local de la ciudad montañosa de Abbottabad, de unos 200.000 habitantes, asegura que no sabía nada del destacado ocupante del complejo cuando ordenó rodear Bilal en la noche del domingo. "Autoridades superiores nos dijeron que algunos terroristas se escondían ahí, así que debíamos posicionar nuestras fuerzas para frustrar cualquier fuga", contó un funcionario policial en condición de anonimato.

La operación comenzó cuando tres helicópteros estadounidenses de una base cercana en Islamabad lanzaron un operativo en el que los soldados del grupo de elite Navy Seals fueron descolgados en el tejado del complejo de tres plantas.

Uno de los helicópteros fue derribado por una granada propulsada con un cohete, hiriendo al piloto, que después murió en el hospital, según informaciones locales. Entonces, las fuerzas especiales estadounidenses mataron a tres guardias en lo alto del tejado, según contó un funcionario de la inteligencia paquistaní en condición de anonimato.

Testigos dijeron que oyeron una o dos explosiones seguidas de una hora de tiroteo y vieron ascender llamas del complejo al cielo nocturno.

Medios paquistaníes citaron a funcionarios de la inteligencia local asegurando que un hijo de Ben Laden y cuatro guardias perdieron también la vida, mientras fueron detenidas dos de sus esposas, otros seis hijos y cuatro asistentes.

A unos 60 kilómetros de la capital Islamabad, Abbottabad nunca había sido objetivo de operaciones antiterroristas. Pero fuentes de la ciudad informaron de sus sospechas de que milicianos islamistas, sobre todo talibanes, mantengan a sus familias allí, lejos de los operativos contra la insurgencia en las áreas tribales de la frontera afgana.

"Hemos estado alertando a la administración local de que gente con extrañas identidades estaban aquí, pero nadie nos escuchó", contaba el trabajador de una organización no gubernamental en condición de anonimato por miedo a represalias.

"No podemos hablar sobre ello oficialmente, pero las áreas alrededor de Abbottabad se han convertido en un gran santuario de milicianos en los últimos años", dijo un funcionario de la policía. "El año pasado, varios milicianos de Al Qaeda fueron arrestados en el área de Haripur, a menos de 30 kilómetros".

En Kala Dhaka, un área montañosa en torno a una hora y media de coche más al norte, los extremistas entrenaban no sólo a locales para combatir al Ejército indio en Cachemira, sino también a miembros de Al Qaeda, según dijo el funcionario también en condición de anonimato.

"Era un área pacífica y una atracción para turistas, pero nuestra vida cotidiana se ha visto afectada por esto. No queremos terroristas aquí", dice por su parte Sherz Khan, un vendedor local.

La habilidad de Ben Laden para esconderse en una opulenta residencia a sólo 200 metros de una academia militar ha levantado numerosos interrogantes, especialmente contra las repetidas y vehementes desmentidos de Islamabad de su presencia en suelo paquistaní.

Su descubrimiento y muerte tendrán importantes repercusiones diplomáticas internacionales, pero los habitantes locales intentan distanciarse de los hechos. "ben Laden está muerto, no quiero comentarlo. Sólo puedo pedir al gobierno paquistaní que por favor nos deje vivir en paz", dijo Khan.

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