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El presidente de Túnez dimite y abandona el país

  • El primer ministro del país, Mohamed Ghannouchi, anuncia en la televisión pública la dimisión de Zine el Abidine Ben Ali y asume la presidencia interina

El jefe de Estado tunecino, Zine el Abidine Ben Alí, abandonó el país y el primer ministro, Mohamed Ghanuchi, asumió la presidencia interina, en medio de los mayores disturbios que vive Túnez en su historia, con decenas de muertos. Ben Alí, quien ha permanecido en el poder 23 años, dejó Túnez y el Ejército tomó momentáneamente el control de la situación, según fuentes gubernamentales, horas después de que anunciara la disolución del Gobierno y convocara elecciones legislativas anticipadas en un plazo de seis meses.

Sin embargo, poco después abandonaba el país y asumía la presidencia interina el primer ministro, quien se comprometió a respetar la Constitución y restaurar la estabilidad. "Conforme al artículo 56 de la Constitución y en vista de la dificultad del jefe del Estado para asegurar la gobernabilidad del país, asumo a partir de este momento el cargo de presidente interino", dijo Ghanuchi en una breve intervención junto a los presidentes del Congreso, Fuad Mabaza, y de la Cámara de Consejeros (Senado), Abdelah Kallel, desde el Palacio Presidencial de Cartago.

Ghanuchi, de 69 años, hizo un llamamiento a los tunecinos "de todas las sensibilidades políticas y regionales", les instó a "demostrar su patriotismo y su unidad" y se comprometió a "poner en marcha todas las reformas sociales y políticas que han sido anunciadas en colaboración con los partidos políticos y los actores de la sociedad civil". El presidente interino, quien goza de una relativa buena reputación como tecnócrata y no se ha visto involucrado en los casos de corrupción del régimen, pretende así hacer frente a los disturbios que se registran en Túnez desde hace casi un mes.

En estos días se han sucedido las manifestaciones y, este mismo viernes, miles de personas se concentraron frente a la sede del Ministerio del Interior para pedir la salida del poder de Ben Ali, antes de ser disueltos por la policía, protestas que se repitieron en otras regiones del país.

El Gobierno tunecino decretó el estado de excepción en todo el país con un toque de queda desde las 17:00 hasta las 06:00 y con la prohibición de toda concentración de personas en la vía pública. Según un comunicado del Gobierno difundido por la agencia oficial TAP, "la Policía y el Ejército están autorizados a disparar sobre toda persona sospechosa que no haya obedecido las órdenes o haya huido sin posibilidad de detenerle".

Los acontecimientos se han precipitado después de que la noche del jueves Ben Ali prometiera en un discurso un "cambio completo y profundo" a nivel político y social en el país en el que participen todos los actores de la sociedad civil y política, incluida la oposición, y anunciara una serie de medidas. Entre ellas, Ben Alí prometió que se bajarían los precios de los alimentos básicos como el azúcar, la leche y "todo lo necesario para las familias".

En los disturbios, que comenzaron el pasado 17 de diciembre, han muerto, según el Gobierno, 21 personas, pero los sindicatos y las organizaciones de derechos humanos elevan la cifra a más de 60. La misma noche del jueves, al menos trece personas murieron y cerca de 50 resultaron heridas en la capital tunecina, según fuentes hospitalarias, después de la intervención de Ben Alí, en la que se comprometió a no usar fuego real contra los manifestantes.

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