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Andaluzas 22M

La importancia de amanecer en el sitio

  • Duerme siempre en la ciudad donde tenga el acto al día siguiente, se alimenta de viandas a la plancha y de debates que dan color a un primer año marcado por el frío con que fue recibido.

No sabemos si tendrá alguna vez la opción de pilotar ese cambio tranquilo que anunció en el debate del lunes, usando por cierto la misma expresión que ZP empleó en tiempos de cejas altas para no intranquilizar en exceso a los españoles de derecha. Sí sabemos que Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970) es un hombre tan calmado y tan en su papel en estos momentos que permite que sus colaboradores le digan los fallos. ¿Cuánto tiempo consentirá el rey que aludan a su desnudez? Valdría la misma respuesta que le dieron al guiri que preguntó cuánto dura un jamón tras hincarle el diente por vez primera a una pata ibérica: "Depende del hambre de los comensales". La humildad es una virtud por la que Moreno Bonilla se ha especializado en hablar sin papeles a base de la insistencia de un equipo que ha ido formando a lo largo de su primer año al frente del PP andaluz, a cuya sede regional en Sevilla llegó como presidente y se encontró sin apoyos. Dicen algunas lenguas que en la portería preguntó cuántos morenistas había ya y que el vigilante le dijo: "Usted y yo". El malagueño recibió el frío polar con que la caritativa y hospitalaria Sevilla (por las que hilan) recibe al recién llegado, sean obispos, toreros o presidentes del PP. Los ventiladores de frío los activaron los adorables compañeros de partido que le obsequiaron con un silencio propio de la Maestranza en su primera comparecencia pública ante la junta directiva provincial, cuando citó a Arenas elevando el tono de voz para arrancar un aplauso, pero el personal se quedó con las manos bajas como el público de un pregón semanasantero cuando oye esa rima fácil que se conoce como ripio. Poca gente en Sevilla dio el paso al frente: "Vamos a ayudar a este hombre". Tampoco contribuyó a la causa aquella frase de Rajoy en el congreso que algunos interpretaron a lo Poncio Pilatos: "Juanma, tú lo has querido". Y no sabemos si había jabón de manos en el lavabo.

Moreno se abrigó ante el frío y se decidió a esperar la primavera del primer debate, a cuyo término se fue a la sede regional, donde la gente de Sevilla aguardaba para darle la enhorabuena.

Tal vez debió haber irrumpido al llegar al cargo para hacerse respetar cuanto antes, al estilo de grandes líderes como Arenas o Susana Díaz, a los que se nota con claridad cuando llegan a un sitio. Moreno no hace ruido, no inunda los espacios. No se da excesiva importancia. Tiene todo el aspecto de matarlas callando, pura escuela de Rajoy. Ande yo caliente (en San Fernando), ríase la gente (del PP de Sevilla) que al son de la campana (del debate) el que no cae hoy caerá mañana. Y así fue haciendo un pequeño equipo con Pamela Hoyos, jefa de gabinete; Ignacio Díez, coordinador de la presidencia; Javier Gómez, jefe de prensa, y Toni Martín, vicesecretario de comunicación, una guardia pretoriana que cree en sus posibilidades, una cuadrilla que lo acompaña en la furgoneta y en los almuerzos de carnes y pescados a la plancha en los mil y un viajes de Pulpí a Ayamonte.

La norma de Moreno Bonilla es dormir en el sitio donde tenga el acto a la mañana siguiente. A costa del esfuerzo que sea. Si se termina por la noche en Sanlúcar de Barrameda y a la mañana siguiente hay cita en Marbella, hay que poner la furgoneta rumbo a la Costa del Sol aunque la llegada sea a las tres de la madrugada. Ya no hay tiempo para salir a correr, sino para cargarse del antioxidante que aportan las verduras. Cuida la alimentación tanto como la imagen. Sí, se ha recortado las patillas, pero tampoco es que el hombre tuviera las de El Tempranillo. Sí, es verdad que alguna tarde se fue harto del real de la Feria de Abril a reposar en la tranquila terraza de Becerrita, ¿pero cuántas veces no se ha ido usted de alguna feria hasta la corcha ya de pagar facturas ajenas o de aguantar la oratoria de mollatosos de lengua gorda y reiteración de relatos?

Dicen que los domingos se refugia en la tranquilidad de algún lugar muy distanciado de los focos. Lo peor de estos días que se ruedan en sesión continúa es la distancia del hogar, aunque los políticos casi no lo tienen: son a veces como auténticos caracoles que llevan la casa a cuestas.

Aún reconoce en algunos barrios de Sevilla a muchos compañeros de partido con los que trató en sus años de Nuevas Generaciones, gente que opina que no debiera haberse ido a vivir tan lejos del corazón de la ciudad, sino a un barrio más próximo al centro donde se le viera cada día. "No tiene nada que ocultar, es hasta demasiado humilde diría yo, y esa característica se podía explotar mucho más, como hace Susana, que sigue de vecina en El Tardón y se le ve por el barrio todos los días".

El hombre de los zapatos de ante, de las chaquetas azul Genova, de la camisa de planchado perfecto y del peinado medido podría pasar por un candidato a hermano mayor, un jefe de planta de grandes almacenes recién promocionado o un personaje escapado de una viñeta de Roberto Alcázar y Pedrín, pero no tiene la imagen de señorito con la que lastraron a Arenas, injustamente por cierto, porque a Javié se le puede culpar de casi todo en el PP andaluz, pero no de ser un señorito, que nunca lo ha sido en ningún aspecto.

El tiempo que el rey permita referencias a su desnudez será clave para ir ganando auctoritas en el seno de un partido cuya historia revela que ha sido concebido por y para mayor gloria de Arenas, el ciprés de sombra alargada en el centro-derecha andaluz. La gestión del pos-arenismo no debe ser nada fácil. Sobre todo porque Arenas colea.

Este Moreno Bonilla ("Llamadme Juanma") va pidiendo debates en el invierno alto como el paso de palio que se mece en los ensayos pidiendo marchas de dvd. Y, al menos, ya ha oído los platillos.

Juan Manuel Moreno Bonilla

Candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Andalucía

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