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Andaluzas 22M

Contra los experimentos, la nada y la incapacidad

  • Rajoy alerta ante los “doctrinarios de 1917, los que vienen de la nada” y los que lo dejan todo mal “y luego hay que arreglarlo”

El polideportivo Ruiz-Mateos de Jerez de la Frontera está clausurado por un partido después de que hace un par de semanas los jugadores de dos equipos de fútbol sala se liaran a mamporros para dirimir sus cuitas deportivas. Otro pésimo ejemplo de hasta qué punto hay quien no sabe distinguir entre la limpieza del deporte y la actuación barriobajera y zafia. Por eso, con la que está cayendo últimamente en el deporte y su exceso de violencia, Mariano Rajoy encontró en un pabellón abarrotado por 2.500 fieles el lugar idóneo para advertir que sólo Juanma Moreno juega limpio en estas elecciones y no tiene previsto utilizar tretas ni artimañas para alzarse con la victoria. Porque, como dijo el propio Moreno, “este partido no ha hecho más que empezar, todavía va cero a cero, lo vamos a jugar con mentalidad de ganador y lo vamos a ganar, a ganar y a ganar”. Homenaje al sabio de Hortaleza.

 

Se nota en el PP que los avances de las encuestas preocupan y que la irrupción de Podemos y de Ciudadanos –palabra tabú que no se cita en los mítines– trae dolores de cabeza. Tantos como el elevado número de indecisos. Por eso, Rajoy y Moreno se empeñaron ayer en llamar a los suyos a movilizarse, a convencer casa por casa a quienes aún no saben qué van a hacer el próximo día 22, a ilusionarse.

 

Los dos protagonistas de la noche se emplearon en el encuentro con rotundidad y fases de dureza para alertar de que “el cambio es normal porque después de 32 años con los mismos, toca”. Y ahí Rajoy, ante la entrega de una afición local volcada, advirtió que ese cambio “no lo representan los doctrinarios de 1917 ni los que vienen de la nada; el cambio sólo lo puede representar Juanma”. El presidente no citó ni una sola vez a Podemos ni a Ciudadanos, pero sí insistió con vehemencia en que los experimentos no llevan a ningún sitio.

 

Lo mismo hizo el candidato, para quien “no podemos dejar Andalucía en manos de experimentos que no sabemos de dónde vienen ni a dónde van”. Moreno va a apretar fuerte por esta banda y no pierde ocasión para alertar de que “sabemos que hay nuevas formaciones nacidas de la televisión que no están conectadas al futuro de Andalucía porque no deciden aquí ni conocen lo que aquí ocurre”. Ante ese riesgo, ante la tentación de que la afición cambie de bando “el único voto útil, práctico y seguro sólo lo representa el PP”. (Qué grande, el voto útil en el primer día de campaña).

 

Y si en la primera parte del encuentro el juego estuvo centrado en los recién llegados, la segunda y más larga fue un monólogo en el que se contrapuso la eficacia y el rigor de la gestión del PP con la ineficiencia de Susana Díaz y el PSOE. Rajoy entró fuerte desde el principio y respondió a las acusaciones de “dominguero” por venir ahora a Andalucía, con que “yo estoy orgulloso de haber estado ya cuatro veces aquí sin que los míos me pidan el pasaporte”, en clara alusión a la escasa presencia de Pedro Sánchez en la campaña andaluza. Moreno fue más allá y destacó que mientras él está arropado, “la señora Díaz Pacheco oculta las siglas de su partido”.

 

El PSOE y la situación en la que dejó España fueron objetivo de los dardos del presidente del Gobierno “porque dejan las cosas como las dejan y luego tenemos que venir nosotros a arreglarlas”. (Grada en éxtasis). Rajoy reivindicó la labor de su Gobierno sobre todo en materia de empleo e insistió en que se va a crear un millón de puestos de trabajo entre 214 y 2015 en España y que Andalucía necesita 575.000 en la próxima legislatura. A esa cifra sólo puede llegar un Gobierno del PP en Andalucía, aseveró, “porque no puede ser que los fondos de empleo la Junta no los gaste y los tenga que devolver”.

 

Rajoy reclamó confianza en Juanma Moreno “porque ha venido aquí voluntario y para quedarse, no como otra” y concluyó afirmándose como líder al afirmar  que “un buen gobernante lo que tiene que hacer es coger el toro por los cuernos y tirar para adelante”. 

 

Y el público prorrumpió en una atronadora ovación, como en los mejores estadios. Feliz y convencido de haber escuchado a su líder y dispuesto a hacer proselitismo del aspirante. Como todos los que viven sus colores. Y luego el pabellón volvió a quedar en silencio, vacío de otro deporte por el salvajismo de algunos. Sólo le faltó a Rajoy hablar del juego limpio, pero dejó la corrupción para otro día. Claro que eso, lo del juego limpio, igual no habría colado.

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