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Sevilla

La víctima de los malos tratos se inventó la denuncia "porque si no es para mí no es para nadie"

  • La mujer, que finalmente declaró como testigo, dice que su relación era "puramente sexual" y que el acusado "no tiene nada que ver" con las agresiones sufridas

S.J.J., la mujer que en un primer momento había acusado a su pareja sentimental de mantenerla encerrada bajo tres llaves en su domicilio de la calle Arquitecto José Galnares de la capital hispalense y de apagarle cigarrillos en el dorso de la mano, aseguró este martes que la denuncia es falsa y que la interpuso "como represalia", porque, "si él no es para mí, no es para nadie".

Durante la celebración del juicio en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla, S.J.J., que finalmente declaró en calidad de testigo y que aseguró dedicarse a la prostitución, señaló que su relación con el acusado era "puramente sexual" y que nunca convivió con él, aunque reconoció que su hija es de M.V.S. y que ésta fue concebida en una de las "esporádicas" relaciones sexuales que mantenían "cada dos o tres meses".

En este sentido, y según informaron a Europa Press fuentes del caso, esta mujer puso de manifiesto que M.V.S. "nunca la ha agredido", sino que las lesiones sufridas --y que, según las pruebas forenses, se produjeron de manera continuada y no en un sólo día-- le fueron inflingidas "por otros hombres en la calle". "Todo es mentira y la denuncia también es mentira, pues él no tiene nada que ver con lo que me pasó", aseveró.

Tras asegurar no estar "condicionada" en su declaración, S.J.J. argumentó que estaba "muy enamorada" del encartado, pero como él no sentía lo mismo procedió a denunciarlo a manera de "represalia", ya que "si no era para mí no era para nadie", motivos todos lo cuales le llevaron a "no pedir" ninguna condena para el acusado.

Por su parte, el procesado negó que hubiera tenido una relación sentimental ni que hubiera convivido con la denunciante, admitiendo relaciones sexuales "esporádicas" y negando que la hubiera maltratado o golpeado. "Se lo está inventando todo", agregó M.V.S., quien incluso dio a conocer que familiares de la presunta víctima llegaron a agredirlo.

Según relata la Fiscalía en su escrito de acusación, consultado por Europa Press, desde que ambos iniciaron su relación sentimental, el encartado sometía a S.J.J. a "continuas" agresiones, las cuales "se incrementaron" a partir de enero de 2008, cuando ella quedó embarazada.

En este sentido, y según relata el fiscal, desde el momento referido el acusado "ya no solo limitaba" la comunicación de su pareja con sus familiares, sino que "le impidió hablar con ellos manteniéndola encerrada en la casa y vigilándola". En las "pocas" ocasiones en que él salía del domicilio, cerraba por fuera con tres cerraduras diferentes, "siendo el acusado el único poseedor de las llaves".

Asimismo, comenzó presuntamente a golpear a su pareja "a diario" y de maneras muy diferentes, "arrastrándola por el pelo, clavándole un destornillador en la pierna, golpeándole el cuerpo con los puños y con un palo de aluminio, apagándole cigarrillos en el dorso de la mano, mordiéndole la espalda o arrojándole sillas contra el cuerpo".

Obligada bajar la cabeza y a no mirar a nadie

Según señala el Ministerio Público, si el procesado consentía que su pareja saliera con él, la acompañaba "y la obligaba a bajar la cabeza y no mirar a nadie", mientras que seguidamente "le hacía entrar en la furgoneta de su propiedad y tumbarse en los asientos traseros para que nadie la viera", y en caso de que lo desobedeciera "la golpeaba con más fuerza".

Además, el fiscal explica que el acusado sólo permitió a su pareja acudir una vez al médico durante todo el embarazo, alegando que "con el aspecto que tenía, no podía llevarla al hospital". Además, no la dejaba comer "ya que cuando lo intentaba la golpeaba", llegando a perder hasta 20 kilogramos.

Por ello, la Fiscalía solicita para M.V.S. seis años de prisión por un presunto delito de detención ilegal; cinco años por un delito de lesiones, y tres años de cárcel por malos tratos habituales, así como el pago de una indemnización de 4.420 euros por el daño moral, las lesiones y las secuelas causadas a su compañera sentimental.

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