El estafador acude al juzgado Tres horas estuvo declarando Jenaro Jiménez ante tres jueces

La vergüenza de Jenaro

  • El prófugo que simuló su muerte y se refugió en Paraguay comparece en el juzgado entre abucheos de "sinvergüenza" y "devuelve el dinero" de sus propios vecinos

"¿Qué pasa aquí?". Las mujeres que acuden a hacer la compra a la plaza de San José de la capital gaditana se arremolinan curiosas ante la colindante puerta del juzgado de guardia, al vislumbrar la nube de periodistas. "Va a venir a declarar el empresario huido a Paraguay tras fingir su muerte", se les informa. Varias deciden aguardar.

A las 10:15, un furgón enfila hacia la puerta del Juzgado. Se detiene ante la puerta. Un guardia civil sale y abre la puerta trasera para que el ocupante salga. Se escucha una voz entrecortada.

"No, no, me da vergüenza salir". "Salir hay que salir", le espeta el agente, y Jenaro Jiménez, agachando la cabeza, cruza lo más rápido que puede los tres metros escasos que le separan de la entrada del Juzgado flanqueado por agentes mientras alguien lanza la primera piedra.

"Sinvergüenza", se escucha con toda claridad el grito de una mujer cargada de bolsas de las compras. Después, algo avergonzada, reconoce que no sabe en realidad quién es el que acaba de entrar a toda carrera en el Juzgado, pero bueno, que como viene con la Guardia Civil, "algo habrá hecho".

Tampoco el guardia que tuvo que apremiarle para que bajara del furgón que le acababa de traer de la prisión de Puerto 2 sabía quién era. "Ah, yo pensaba que era el de la estafa de pisos en Cádiz" (en alusión a Luis García, uno de los imputados en el célebre caso Burbuja), se disculpa divertido. Otra mujer, indignada, se va del lugar mascullando entre dientes: "A buenas horas le ha entrado la vergüenza a éste".

Mientras, dentro, Jenaro acaba de empezar a enfrentarse con el rosario de cuentas pendientes con la Justicia que se le empiezan a acumular y que parece no tener fin. De hecho, ayer mismo, entre comparecencia y comparecencia, le notificaron dos nuevas demandas interpuestas en su contra por supuestos estafados.

El importe total que suman las deudas que tiene pendientes el empresario gaditano Jenaro Jiménez, junto a los supuestos pufos que realizó poco antes de darse a la fuga, se elevan como mínimo a 1,3 millones de euros, más de 216 millones de las antiguas pesetas.

Las mayores cantidades que se le reclaman provienen de la venta de activos de empresas en las que el empresario participa cuyos ingresos supuestamente no habría reintegrado a las cuentas de las firmas. Es el caso, por ejemplo, de la empresa Casas de Cádiz, en la que Jenaro Jiménez, hasta su fingida desaparición y huida a Paraguay, contaba con un 51% de las acciones. Casas de Cádiz, además de una promoción de viviendas en el número 20 de la gaditana calle Veedor, disponía de oficinas en Sancti Petri y en Jerez, así como otra promoción en este último municipio.

En esta empresa, habría realizado distintas ventas sin consultarlo con sus socios. Por estas transacciones, debiera haber ingresado 600.000 euros en la cuenta de Casas de Cádiz, cantidad que se ha desvanecido.

Un cambio en las escalas de su vuelo a España desde Asunción, la capital paraguaya donde ha estado viviendo desde que fingió su muerte por ahogamiento cerca de Atlanterra, le hicieron recalar en Madrid, precipitándose su detención.

La vida personal de Jenaro también ha sido muy comentada. Los vecinos comentaban que el balcón del piso de su suegra, a donde se ha ido a vivir su legítima mujer con su hijo y la pequeña nacida después de que Jenaro se diera a la fuga, da frente por frente con la puerta del Juzgado de guardia.

Ya en Asunción, los enredos amorosos del prófugo que se dio a concoer como Álvaro Domecq están siendo aireados en los medios asuncenos.

El Canal 13 de televisión difundió anteanoche la historia de un "estafador de corazón" en el que se recogieron testimonios de la ex pareja de Jenaro, Rossana Villalba, la ex reina de belleza del departamento con la que tuvo un hijo.

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