Andalucía

La única superviviente salvó la vida porque estuvo poco tiempo en su casa

La única superviviente de la tragedia de Alcalá, una menor de 13 años, no salvó la vida porque realizara una comida diferente a sus familiares, sino porque estuvo muy poco tiempo en contacto con el fosfuro de aluminio. La hipótesis de la intoxicación alimentaria fue descartada por los expertos del Instituto de Toxicología y los nuevos datos recabados ahora en la investigación corroboran que la niña se salvó porque no estuvo tanto tiempo en contacto con el gas tóxico y además esa exposición se produjo cuando los efectos eran menos letales.

La noche en que ocurrieron los hechos, el 14 de diciembre de 2013, la joven estuvo fuera de la vivienda de la calle Pesadora de Alcalá durante bastantes horas. Según han confirmado a este periódico fuentes judiciales, la niña estuvo buena parte de esa tarde con unas amigas y volvió a la vivienda para sacar de paseo a la mascota de la familia, con lo que volvió a ausentarse del domicilio y su exposición a la fosfina fue muy inferior a la de su hermana mayor y sus padres.

Los análisis del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Sevilla concluyeron que las tres personas fallecieron por una intoxicación inhalatoria con fosfina, un gas extremadamente tóxico y letal que actúa como un veneno respiratorio y se genera por el contacto con la humedad del aire o agua de algunos plaguicidas elaborados con fósforo.

Los investigadores consideran que la menor salvó la vida porque no se hallaba en casa cuando se produjo la reacción tóxica con el millar de tapones que estaban dentro de la bañera.

A pesar de que las primeras hipótesis apuntaban a la presunta ingesta de alimentos en mal estado, los primeros estudios microbiológicos y de toxinas lo descartaron y dirigieron la investigación a una intoxicación por algún compuesto químico de elevada toxicidad. El análisis de las muestras biológicas y el estudio de los tejidos de los órganos de las tres víctimas mostraban una compatibilidad con la intoxicación por este gas, que se absorbe fácil y rápidamente por los pulmones y a través del tracto intestinal hacia el flujo sanguíneo, aun cuando por sus características no se detecta en la orina o en la sangre y a veces manifiesta valores normales en los marcadores de fósforo y aluminio. Los tapones hallados en el cuarto de baño presentaban precisamente fósforo y aluminio en los restos de polvo que aún contenían y los análisis en el laboratorio corroboraron la existencia de la fosfina mediante el tratamiento de los restos de polvo, según confirmó en febrero pasado el Ministerio de Justicia, del que depende el Instituto de Toxicología.

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