Andalucía

Un tercio de los 'exiliados económicos' en seis años de crisis tiene entre 20 y 34 años

Exiliado económico. Seis años de crisis después, ya ni siquiera es un concepto novedoso. Son los ciudadanos que, forzados por la pertinaz crisis, prueban en otras latitudes para sortear las escaseces a las que habitualmente se ven abocados si se quedan. Andalucía perdió entre 2008 y 2013 a 33.552 españoles, según el Instituto Nacional de estadística (INE). Más de un tercio de ese contingente (11.440) se mueve en la horquilla de los 20 a los 34 años, circunstancia lógica cuando la tasa de paro juvenil en la región roza el 73% entre los 16 y 19 años y el 60% de los 20 a los 24.

Coincidiendo con la no tan inopinada vuelta a la recesión europea, el flujo de fugas se ha moderado entre los más jóvenes (2.145 en 2013, 2.473 un año antes), aunque mantiene el vigor en términos absolutos (6.331 en 2012 versus 8.712 el pasado ejercicio). Si se suman todas las nacionalidades, la región pierde en ese bienio 7.908 efectivos, la diferencia entre quienes hacen el petate (87.804) y los que aterrizan (79.896).

La Junta presentó en febrero de 2013 un plan de empleo llamado a generar 42.000 trabajos y dotado con 500 millones procedentes de la UE. El foco se ponía en la juventud, los parados de larga duración con especiales cargas familiares y los territorios singularmente afectados. Jamás se ha divulgado balance alguno de aquellas actuaciones.

Esta misma semana, el consejero de Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, se ufanaba de los más de 41.000 contratos para menores de 30 años que se firmarán gracias a otro plan anunciado en abril por la presidenta, Susana Díaz.

El rosario de opciones es aparentemente espectacular. Están las becas 6000, las Segunda Oportunidad y las Talentia; los cursos de internacionalización de Extenda; el programa Da Vinci y los de cualificación profesional; las ayudas de Inturjoven para aprender idiomas en el extranjero; el portal Ícaro; o los créditos blandos de la agencia IDEA. Nada detiene la sangría: la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre retrató a Andalucía como la única comunidad donde el paro sigue al alza.

"Este batiburrillo de planes constata el propio fracaso de la Junta", critica Carlos Rojas, portavoz del PP en el Parlamento andaluz. "La filosofía es asistencial. Unos meses de trabajo y luego a la calle. A esto se suma que la Junta se convierte en un problema cuando ahuyenta la inversión por su permanente inseguridad jurídica. ¿Y dónde está el prometido bilingüismo? No existe ni en el 20% de la educación pública", arguye. Los populares apuestan por una FP dual a la alemana, el fomento de las prácticas en empresas, una batería de incentivos fiscales a la contratación de recién licenciados, el coworking y las plataformas de crowdfunding.

José Antonio Castro (IU) habla de "parches que no detienen la brecha", "sucesivas reformas laborales que han ahondado en la precariedad" y un exilio "que incluso supera los registros de los años 60". "Se invierten hasta 80.000 euros de dinero público en la formación universitaria de cada alumno y resulta que después muchos se van. Si la alternativa es firmar un contrato por 600 euros al mes en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), pues me parece normal", concluye. Los Presupuestos de 2015 incluyen una iniciativa para fomentar el regreso de investigadores, "pero se trata de un apaño temporal para pocas personas porque no se garantiza un puesto fijo", destaca Castro, cuya federación gobierna en coalición con el PSOE.

La voz más activa de Podemos en Andalucía es Sergio Pascual, que recuerda que hay muchos círculos del partido en el extranjero. En su opinión, a la Junta le pierde la "cosmética", y cita un ejemplo: sólo se aceptan el 20% de las solicitudes de becas para alumnos en riesgo de exclusión. También denuncia que se anuncien incentivos para el empleo cuando "en paralelo se cierra el año presupuestario en octubre, impidiendo la ejecución de proyectos que estaban sobre la mesa". Y advierte que desde 2008 la Junta ha dejado sin ejecutar 300 millones en políticas de empleo. "No se ha abandonado el ladrillo ni se ha apostado por la excelencia. Seguimos dependiendo del turismo y el campo", zanja.

La problemática puede abordarse asimismo desde la vertiente académica. Isidoro Moreno es catedrático de Antropología Social, disciplina que fundó en la Hispalense. "Los que estudian ahora en Secundaria y la universidad ven cerrado el horizonte, y eso es una desmotivación incluso para la propia formación. El número de estudiantes no baja porque no tienen otra cosa que hacer", plantea. "Al oficialismo le interesa que se marchen porque así es más fácil contener la tasa de paro. No estamos en un momento tan diferente al franquismo". ¿Y el asunto demográfico? "Si nace mucha gente y su destino es estar bajo el umbral de la pobreza, no sé si convienen esos nacimientos", asevera.

Tampoco se corta Felicidad Loscertales, catedrática de Psicología Social. "La juventud es hedonista porque la hemos educado así. Se van porque no tienen un duro, pero las cosas serían diferentes si enseñásemos como en Finlandia, si existiese una cultura del esfuerzo, si los padres no amedrentasen a los profesores, si hubiese itinerarios formativos que entusiasmasen. Desde aquella maldita Logse, lo veo todo muy negro", describe.

Este diario intentó sin éxito recabar la opinión de la Consejería de Economía y Empleo sobre el asunto.

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