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Congreso PSOE-A

La secretaria general construye una Ejecutiva sin números dos

  • Juan Cornejo seguirá al frente de Organización en una dirección sin contrapoderes.

Los tiempos están cambiando en el PSOE; al menos, en sus procederes internos. Susana Díaz fulminó la vieja costumbre de los socialistas de emplear toda una noche en cerrar los nombres de la Ejecutiva. Si tanto duraba esa confección se debía al juego de balanzas entre poderes provinciales, baronías locales y contrapoderes entre críticos y oficialistas. Fulminado, cambio de costumbres, es como la propia dirección, en la que no habrá un número dos de facto. La elección de Juan Cornejo como secretario de Organización es el mejor ejemplo. Cornejo, gaditano de Medina Sidonia, pueblo del que fue alcalde, es un fontanero del PSOE sin más aspiraciones que la de su propio partido. No se trata de un político que haya destacado por discursos, intervenciones o polémicas, sino por un trabajo callado que sólo conocen en la sede de la sevillana calle de San Vicente. No será un número dos, no será el consejero delegado al que la secretaria general confíe la gestión orgánica del partido mientras ella se ocupa de las gestiones de la Presidencia de la Junta. 

Susana Díaz vuelve, así, a una fórmula no inédita, pero sí poco utilizada en este partido, el de una líder que consulta o dirige a todos sin que ninguno de ellos destaque sobre otros. Luis Pizarro, que fue el lugarteniente de Manuel Chaves en San Vicente, fue secretario de Organización, como Susana Díaz lo había sido de Griñán. Una vez desaparecida la vicesecretaría general que ostentaba el onubense Mario Jiménez, el PSOE será dirigido por una dirección muy igualitaria donde todos anden parejo en cuanto a proyección pública. 

Micaela Navarro será la presidenta, un cargo no ejecutivo, aunque la jiennese ejercerá como una de las portavoces en una dirección "polifónica". 

La dirección socialista, sin embargo, no es mucho más reducida que la última de Griñán, una veintena de miembros componen esta dirección. 

El malagueño Francisco Conejo ha conseguido un puesto clave en esta dirección. Era la aspiración de Málaga, que ya apostó por este político, que tuvo unos inicios poco efectivos con Griñán como secretario de Comunicación. Por la provincia de Cádiz, han entrado Isabel Armario y Manuel Miranda, ambos procedentes de Juventudes Socialistas, la organización de la que partió Susana Díaz. Almería sigue con cuatro miembros, entre ellos el alcalde Albox. La provincia que costó más tiempo cerrar fue la de Sevilla, pero debido a que Susana Díaz deja de ser secretaria provincial y, en cierto modo, el encaje en la Ejecutiva cierra el congreso extraordinario que se debe celebrar el próximo fin de semana. Finalmente entra Carmelo Gómez, como secretario de Formación y Verónica Pérez, al no entrar en la cúpula regional, se perfila como secretaria provincial de Sevilla. 

Poco después de las 23:30 de la noche, Díaz dio por terminado el trabajo más difícil de su primer mandato en el PSOE.

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