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Andalucía

Los retos de Susana

  • La próxima sucesora en la Presidencia de la Junta tiene como tareas inminentes orillar el escándalo de los ERE, alejar el fantasma de un adelanto electoral y mantener la entente cordiale con Izquierda Unida

Susana Díaz (Sevilla, 1974) será investida presidenta de la Junta de Andalucía en la primera semana de septiembre. Al igual que su predecesor en el cargo, José Antonio Griñán, se estrenará en la Presidencia sin pasar por las urnas, gracias a la designación directa del presidente saliente rubricada por los votos de la mayoría de los parlamentarios (PSOE-IU).

Díaz, que ha desarrollado su carrera profesional y política en el PSOE, nació cinco días después del histórico Congreso de Suresnes en el que se impusieron las tesis del "grupo de los sevillanos", con la elección de Felipe González Márquez como presidente del partido. Su nacimiento coincidió con la primera entrevista de Felipe González a un medio de comunicación, a los pocos días de conocerse la identidad del clandestino Isidoro ("El socialismo será en la democracia uno de los protagonistas del desarrollo político del país", respondía González en la exclusiva de El Correo de Andalucía).

La primera mujer al frente de la Junta tiene el reto de gobernar una comunidad que identifica el desempleo, la corrupción y el desapego político como sus principales problemas. Su agenda tiene las siguientes tareas inmediatas.

Idepurar el gobierno ante el avance judicial del caso de los ERE

La investigación no la amenaza directamente. Está limpia, su nombre no aparece en ningún papel de la instrucción. El avance judicial del caso es una de las principales razones por la que José Antonio Griñán cesa precipitadamente como presidente, tan sólo año y medio después de las elecciones autonómicas. Griñán delega en su número dos (la consejera de Presidencia) tras verse salpicado por su gestión como consejero de Economía y Hacienda desde 2004 a 2009. El cerco se estrecha: la magistrada que instruye el caso, Mercedes Alaya, imputó en julio a la predecesora de Griñán en este departamento, Magdalena Álvarez. El interventor general de la Junta en esa época, Manuel Gómez, señaló a Griñán como conocedor del sistema por el que se daban las ayudas. Muy posiblemente Griñán, que dejará el Parlamento andaluz para no ensombrecer a Díaz, sea nombrado senador por la comunidad para mantener el fuero. La magistrada esquiva a los aforados por el momento. Griñán admite que su marcha obedece a la posible imputación de Alaya de un presidente de la Junta, algo que no consentirá; él ya no presidirá el Gobierno y, previsiblemente, tampoco ninguno de los que entonces componían su equipo económico y hoy se mantienen. Otro aforado, el diputado nacional José Antonio Viera, fue uno de los primeros valedores de Díaz en el PSOE de Sevilla. Viera fue consejero de Empleo en la gestación de los mecanismos que posibilitaron el desvío de unos fondos para ayudar a trabajadores que fueron a parar a intrusos, comisionistas o empresarios, según la investigación. Pero Díaz hace tiempo que se separó de este mentor, aludido en los atestados policiales, pero no imputado. La tarea encomendada a la futura presidenta es descontaminar al Gobierno de la presión de los ERE, quitar munición política al PP y convencer de que este caso pertenece a la vieja guardia (30 años de gobierno), de la que no tendrá inconvenientes en alejarse si el escándalo pasa a mayores.

IIconseguir la cuadratura del presupuesto de 2014

El objetivo de déficit se estrechará a un 1% mientras caen los ingresos y se mantiene el bloqueo financiero. Andalucía, que fue una de las cinco comunidades incumplidoras en 2012 rebasando el límite del 1,5% en cinco puntos (2,04%), consiguió a finales de julio en el Consejo de Política Fiscal y Financiera un objetivo diferenciado del 1,58% para terminar este año, el doble del 0,7% previsto. Esto da flexibilidad a la Junta para terminar este año sin meter de nuevo la tijera, pero en 2014 el margen se reduce. Cada décima de déficit a rebajar equivale a un recorte de unos 140 millones. Las cuentas de 2014 comenzarán a diseñarse tras la publicación en las próximas semanas de la orden que marque las prioridades. La Junta ya ha avisado de la dificultad de componer unas cuentas que, además, satisfagan a IU, socio que impone condiciones obligado por su militancia. Salud, educación y mantenimiento del empleo volverán a ser las rayas rojas de un discurso conocido (el de la resistencia) y en el que se descubren huellas de recortes pese a que los dirigentes prefieren mirar hacia otro lado. La contienda contra el Gobierno del PP se elevará hasta donde sea posible mantener el ambivalente discurso de la responsabilidad institucional. No se esperan concesiones del Ejecutivo de Rajoy, más bien al contrario, por lo que el presupuesto difícilmente evitará un tijeretazo al igual que en los cuatro presupuestos anteriores. Díaz hará lo posible por incorporar un efecto político en sus primeras cuentas. La presentación de un presupuesto riguroso (que vigilarán Madrid y Bruselas) es la principal amenaza que tendrá que exorcizar Díaz para alejar el fantasma de unas elecciones anticipadas en las que arriesgaría (aunque las encuestas le son favorables) la flamante Presidencia de la Junta.

III mantener El ventajoso pacto con Izquierda unida

La hoja de ruta de IU está clara. Los dos primeros años de legislatura ofrecerá imagen de Gobierno, de fuerza estable que dé confianza a la ciudadanía. Los roces con el PSOE, con el que comparte espectro electoral, vendrán pasado el ecuador del mandato. A IU le conviene publicitar a sus jóvenes dirigentes y la entrada en el Gobierno es un altavoz inmejorable. El PSOE se encuentra menos cómodo: no ha podido rentabilizar para sus siglas la acción más mediática del Gobierno vigente, el decreto ley sobre la función de la vivienda que permite expropiar a los bancos y que finalmente encontró el esperado recurso del Gobierno del PP ante el Tribunal Constitucional. Los socialistas saben que no vale sólo con marcar diferencias con un PP en caída por el caso Bárcenas, sino que deben controlar a IU. Pero, sin mayoría parlamentaria, el PSOE necesita mantener la estabilidad, y que IU reduzca al mínimo posible las salidas extemporáneas de algunos de sus miembros. Susana Díaz marcó la pauta en la negociación que desembocó en el acuerdo de gobierno y ése es su principal argumento para que, en su ascenso, se presente como garante de la continuidad de la alianza.

IV continuar con las medidas del acuerdo de gobierno

El primer año de la coalición concluyó con un sprint legislativo para solapar los martes al sol de los que se acusaba a la Junta. Pasaron por los últimos consejos de Gobierno leyes señeras de la legislatura como las de transparencia o la de la función social de la vivienda y medidas ocurrentes como el decreto que garantiza tres comidas a los escolares. Pero en el acuerdo de Gobierno PSOE-IU queda mucha tarea pendiente, en gran parte para dar cumplimiento a las medidas inspiradas por el programa electoral de IU. Es el caso del banco de tierras, la ley de participación ciudadana o la sempiterna Renta Básica, uno de los pilares de la agenda social de IU y que el PSOE lleva postergando tres legislaturas. Otras de las medidas anunciadas son una ley para evitar el fraude a los consumidores de productos bancarios, una ley de fiscalidad ecológica que podría contener una (¿la única?) subida de impuestos o, desde esta semana, acciones para pagar la luz y el agua a las familias más necesitadas.

V formar un nuevo consejo de gobierno

Nada se conoce de las intenciones de Díaz para componer su nuevo gabinete. La rapidez de la salida de Griñán (en un mes anunció que no repetiría como candidato, dijo que agotaría la legislatura y casi a continuación fechó su marcha para septiembre) ha propiciado la carencia de quinielas sobre el nuevo Ejecutivo. Se da por hecho que rodarán cabezas para cumplir con el encargo de limpiar la mancha de los ERE. La apuesta estival más popular es que ninguno de los siete consejeros socialistas se mantendrá en el nuevo Consejo de Gobierno, creencia que se fundamenta en la imagen de aficionada a la guillotina que se ha modelado Díaz en la gestión orgánica del PSOE. Por el momento sólo ha anunciado su adiós Luis Planas, su rival más serio en las primarias, al vincular su cargo a un compromiso personal con Griñán. El mismo camino pueden seguir los ex tecnócratas del equipo económico de Griñán Carmen Martínez Aguayo y Antonio Ávila. Podrían entrar en cambio alguno de los socialistas del entorno más próximo de Díaz (Verónica Pérez, Carmelo Gómez,...), aunque la futura presidenta se vea obligada a ampliar el enfoque más allá de Sevilla para componer un gobierno representativo de Andalucía. Posiblemente vuelva la cuota provincial que utilizaba Chaves, porque otro de los retos de Díaz pasa por reconciliar a la dividida familia socialista.

VI poner orden en la ejecutiva regional (¿y federal?) del psoe

Cuánto tardará Susana Díaz en provocar su propio congreso extraordinario (como hizo Griñán) para liderar el PSOE andaluz es una de las preguntas-certezas de los próximos meses. Griñán ha pilotado la transición orgánica y terminó con un 30% de opositores a su proyecto de renovación del aparato del que Díaz es su mejor exponente. Ahora le toca a ella devolver la paz al conjunto de los socialistas. Ya en sus primarias se ha congraciado con algunas direcciones ex rebeldes, como Jaén. La bicefalia se ha demostrado imposible en el PSOE y Griñán, más pronto que tarde, tendrá que dejar en sus manos la secretaría general del partido. El aún presidente se mantendrá en Ferraz como presidente federal, donde el susanismo aspirará a conquistar su cuota de influencia. Si esta corriente apoyará o intentará descabezar a Pérez Rubalcaba se dilucidará según el interés. Díaz apoyó sin disimulo a Carmen Chacón en las primarias del PSOE federal. Otro de los cometidos de la presidenta será defender la posición de Andalucía en el debate federal que abre a su antojo Cataluña.

VIImejorar las relaciones con el gobierno central

Más de 20 recursos ante el Tribunal Constitucional (11 del Gobierno y nueve de la Junta) ejemplifican el primer año y medio de confrontación recuperada entre un Gobierno del PP en Madrid y la Junta de Andalucía. La tendencia augura la misma tónica y ya se anuncian nuevos recursos como los que presentará la Junta contra la reforma local o la ley de Costas. No obstante, en el plano económico, las circunstancias obligan al equilibrio de los arrebatos políticos. La Junta lo mismo ha encontrado asfixia que desahogo en sus relaciones con el departamento de Hacienda que dirige Cristóbal Montoro. En el plano institucional, Susana Díaz mantiene una relación cordial con Soraya Sáenz de Santamaría, otra posible sucesora.

VIIIrecuperar la confianza ciudadana en la política

Es una variable que crece en cada encuesta: la desconfianza en la política (74% de los andaluces según el último estudio de la Universidad de Granada, Egopa) afecta al propio concepto de democracia y a la percepción del Estado de las autonomías. Los ciudadanos recelan tanto de los políticos que se atornillan a los cargos y se creen inmunes a la corrupción como de los bebesaurios (jóvenes políticos que reproducen los mismos vicios que sus mayores). Susana Díaz ha proclamado que "abrirá un nuevo tiempo político en Andalucía". Para ello debe mejorar la imagen que tiene en la ciudadanía (la encuesta citada le da una nota de un 4,36 sobre un conocimiento del 58,4% de los encuestados).

IXcontinuar con el inconcreto Pacto por andalucía

El órdago de Griñán para rellenar huecos de agenda estaba destinado a languidecer. La consecución de un pacto global ha sido deseo común en todos los presidentes; lo insospechado de prever era que éste cayese por renuncia propia. La continuidad de esta inconcreta propuesta dependerá de la voluntad de la nueva presidenta. El PP, como era fácilmente previsible, ya está fuera de la negociación. Las organizaciones sindicales y empresariales más representativas (UGT, CCOO y CEA) consiguieron un acuerdo de voluntades, pero el objetivo es un nuevo acuerdo de concertación donde figuren inversiones, principalmente para cursos de formación.

X hacer creíble el mantra de la transparencia

La ley de transparencia fue su reto personal como consejera. Ahora le toca predicar con el ejemplo y que la filosofía de un gobierno transparente no se quede en un mantra recurrente. Ella mismo definió en mayo a esta ley (ahora en fase de alegaciones) como "la más importante de la legislatura". Entonces posiblemente ignoraba que le aguardaba pronto un reto de mayor envergadura: ser la presidenta de la Junta.

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