"Nos conocimos en San Pedro en junio, yo estaba de vacaciones. Empezamos una relación a distancia y nos veíamos algunos fines de semana. Yo conocía a tus hijos y salíamos todos juntos. Yo, como tu amigo. En febrero quedaste embarazada". Así comienza el guión que una pareja de Almería proporcionó a una malagueña de 28 años a través de mensajes de texto para que supiera cómo debía actuar ante la Policía, que la había citado a declarar. Detrás subyacía la supuesta compra de un bebé, de tres días, que la mujer dio a luz el pasado 19 de octubre en un hospital de la localidad gaditana de Villamartín tras someterse a un tratamiento de inseminación artificial conyugal en una clínica de Benalmádena. La Guardia Civil frustró la operación, que se saldó con la detención de los dos hombres que presuntamente alquilaron el vientre por 10.000 euros y de la madre de la menor, entregada tres días después de nacer.

La citación de la joven para declarar dio lugar al intercambio de varios mensajes con los compradores, en los que le indicaba la versión que debía dar a los agentes. La mujer, fiel a esas instrucciones, reprodujo lo acordado y argumentó que había tenido un romance de verano con uno de los arrestados, que habría participado en la inseminación. Pero la Guardia Civil, descubrió que los dos detenidos, que son homosexuales, llevaban tres años conviviendo juntos. La joven, residente en Villamartín desde hace un tiempo, accedió a actuar como vientre de alquiler por su delicada situación económica pese a estar prohibido en España.

Tres días después de dar a luz, la mujer, con otros dos hijos de distintos padres, la vendió y ofreció versiones distintas. A los vecinos les dijo que "había perdido a su criatura, que estaba afectada y se encontraba mal". A los servicios sociales de Villamartín les contó con una actitud "totalmente fría" que el bebé "había nacido muerto, ahogado por el cordón umbilical y había donado su cuerpo a la ciencia".

En su declaración ante el juez por videoconferencia, uno de los acusados de comprar el bebé alegó que tuvo un "acuerdo puramente altruista" con una amiga que "lo ayudó a ser padre". "La niña fue concebida por reproducción asistida, por fecundación in vitro y es falso que se haya pagado ninguna cantidad en concepto de nada", resaltó su abogado, quien mantiene que "la cifra de 10.000 euros es infundada y no existe ningún tipo de prueba de que se haya pagado esa cantidad, porque es falso".