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Andalucía

Una obra "exagerada" pero "beneficiosa"

  • El nuevo puente de Cádiz, que será el más grande de Europa, no está exento de polémica, pero son más los que lo elogian que sus detractores

Las dimensiones del nuevo puente de Cádiz, que será el segundo marítimo más alto del mundo, impresionan hasta a los ingenieros que trabajan en este ambicioso proyecto, cuya magnitud y coste algunos creen exagerado, y otros defienden, seguros de que la inversión servirá para reactivar la economía de la zona.

Tras siete años de obra, el Puente de la Constitución 1812, que empezó a soñarse hace veinte años, alcanza ya el 85% de ejecución y camina hacia un final, con la certeza ya de que, si no hay ningún imprevisto, este hito de la ingeniería española será inaugurado el próximo año.

Con cinco kilómetros (de los que 3.092 metros transcurrirán salvando el mar) y una altura de 69 metros desde el tablero al agua, será el tercer puente atirantado más grande de Europa y el segundo puente marítimo más alto del mundo, después del de Verrazano Narrows de Nueva York y por delante del Puente Golden Gate de San Francisco. Y, por supuesto, el más grande de España.

La magnitud del puente, cuyo presupuesto se ha elevado hasta superar los 470 millones de euros, es fuente de polémica en la provincia con mayor tasa de desempleo.

Muchos creen que cuando, después de tomarse la decisión de construirlo, se instaló el carril reversible en el puente Carranza, inaugurado en 1969 y que soporta la entrada de 20.000 coches diarios, se halló una solución a los habituales atascos que se formaban en este acceso fundamental a la capital gaditana, a la que, como alternativa, sólo se puede entrar dando un giro por carretera.

Francisco Andreu, secretario general de UGT-Cádiz, asegura que el nuevo puente "no será como esos tristes aeropuertos que nadie utiliza, contribuirá a que se piense en la Bahía de Cádiz como en una gran metrópoli y a que las empresas que ahora sólo tienen sus ojos en Madrid o Barcelona, vean la zona como un lugar donde posicionarse".

Para la alcaldesa de la ciudad, la popular Teófila Martínez, el puente "no está proyectado ni pedido ni conseguido para quitar una cola de coches de media hora, sino para cerrar un círculo de conexiones de las comunicaciones entre las ciudades de la bahía".

"Estoy convencida que va a repercutir notablemente en las inversiones y el desarrollo de la ciudad y de la zona. El puente tiene una de sus patas en una ciudad que es capital de una provincia de 1,2 millones de habitantes, y la otra entre elementos tan fundamentales como un puerto, un campus universitario, una factoría de Astilleros, una planta de Dragados Off Shore. No creo que sea difícil imaginar cómo va a funcionar en la configuración de la Plataforma Logística del Sur de Europa", dice la alcaldesa.

Martínez también defiende el coste: "No me parece excesivo pensando que cualquier ciudad española, y sobre todos las capitales de provincia han visto desde principios de los noventa cómo se ha invertido en la creación de circunvalaciones, anillos de autovías y todo tipo de infraestructuras, emes treinta, emes cuarenta, eses treinta, etcétera, mientras Cádiz, por su configuración de istmo, no ha tenido una sola inversión en su red viaria nacional".

Para Javier Sánchez Rojas, presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC), las discusiones sobre la necesidad de un puente tan grande o si se podía haber hecho "otra cosa" son ahora "una polémica bastarda y vana y, en cualquier caso, tardía".

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