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Andalucía

Dos 'mártires' en Puerto 3

  • El líder de la célula que quiso volar la Audiencia vive su 'Gran Hermano' en la cárcel gaditana, aislado como su lugarteniente; son dos de los presos que Al Qaeda reclama

"Que vaya a Gran Hermano", le espetó al juez Garzón, tras recriminar al magistrado su "gusto" por la fama y la televisión, Mohamed Achraf, el cabecilla de la célula islamista que quería volar el edificio de la Audiencia Nacional.

Paradojas de la vida, Achraf ha terminado sometido a su particular Gran Hermano en Puerto 3. El líder del autodenominado grupo Mártires por Marruecos es uno de los FIES-3 BA que está en la actualidad recluido en la cárcel que Interior reserva para los terroristas más incombustibles, la nueva macro cárcel gaditana, emplazada en el término de El Puerto de Santa María.

Unas siglas que significan Fichero de Internos de Especial Seguimiento de Bandas Armadas, que es la clasificación penitenciaria que se aplica a todos los pertenecientes a grupos terroristas, y aquellos encarcelados por vinculación con dichos grupos.

Las comparaciones ya se sabe que acostumbran a ser odiosas . Y en este caso, parece ser así. "Son como los etarras, no dan problemas aquí. Tranquilos en prisión, hijos de puta en la calle". Quien así habla de los presos islamistas es un funcionario de la macro cárcel gaditana que deja bien claro que con estos internos siguen a rajatabla las especiales directrices que Interior tiene perfiladas para ellos.

No en vano es precisamente Achraf el que, encarcelado en la prisión de Topas, prendió la mecha integrista entre la población reclusa musulmana, reclutando terroristas que conformaron el grupo que, como él, estaba dispuesto a morir por Alá.

Y lo hizo a través de cartas que, al rebufo de los normales traslados penitenciarios, acabaron repartiéndose por numerosas prisiones.

"He creado un nuevo grupo , están dispuestos a morir por Alá en cualquier momento. Estamos esperando a salir para empezar a trabajar directamente. Es nuestro deber pensar y proyectar, porque hombres hay, armas también", escribía Achraf en una de las célebres misivas que fueron apuntalando su grupúsculo de tendencia radical salafista.

Por eso, a raíz de la operación Nova, que en octubre de 2004 acabó con él y sus mártires, Instituciones Penitenciarias ha extremado los controles, dispersándolos como a los etarras.

En la actualidad, además de Achraf, está recluido en Puerto 3 su considerado lugarteniente en la prisión de Almería cuando el líder reclutó desde Topas a los mártires, Diadie Kamara. En la cárcel de Acebuche, cumpliendo condena por infracción a al Ley de Extranjería, estaba Kamara cuando Achraf lo embarcó en su plan suicida contra la Audiencia. Fue igualmente apresado en el transcurso de la Operación Nova que comandó el juez Garzón.

Ellos son, a día de hoy, los dos únicos reclusos islamistas que de modo oficial están presos entre barrotes en El Puerto, en la macrocárcel (ya no hay ninguno ni en Puerto 1 ni en Puerto 2).

El secuestro de los tres cooperantes españoles en Mauritania por parte de Al Qaeda, que reclama la liberación de sus presos, los ha puesto de nuevo en el ojo del huracán informativo.

Atrás han quedado los tiempos en los que Achraf, mientras cumplía condena en la cárcel salmantina, se erigió en el emir de un grupo de presos comunes de origen magrebí, a los que adoctrinaba en la práctica de la yihad para emprender la guerra santa mediante ataques violentos con el objetivo de imponer la ley universal islámica.

Tras ser extraditado desde Suiza, donde se encontraba cuando su célula cayó, le organizaron para él solito un Gran Hermano, en los últimos tiempos, en Puerto 3. Ocupa una de las celdas del módulo 15 de aislamiento, y vive permanentemente vigilado, a través de un circuito interno de televisión, y con las comunicaciones intervenidas. Se acabaron las misivas de uno de los renglones más torcidos de Alá.

Sigue fiel a sus creencias, a Dios rogando y con el mazo dando, rezando varias veces al día. Ahora mira a la Meca desde El Puerto, la mayor parte del día recluido en la celda, sin contacto con otros presos. Con un régimen especial de comidas, como todos los musulmanes, en el que está prohibido el jalufo, los alimentos provenientes del cerdo. Y cuando sale al patio, lo que sólo puede hacer durante dos o tres horas al día, lo hace solo o como mucho con otro preso. Como para el resto de FIES 3 BA, para él no hay actividades comunes. Sí puede practicar deporte, en un pequeño gimnasio al que sí le dejan acceder, y también, cuando corresponde, ir a una sala en la que puede leer y practicar juegos de mesa.

El personal de prisión mantiene mucho las distancias. No cruzan palabra ni con él ni con su antiguo lugarteniente. Más comparaciones odiosas. "Como a los etarras, no se les da charla", resume un trabajador de la cárcel.

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