La investigación abierta hace casi siete meses para resolver dónde se encuentran Ruth y José Bretón, de tan sólo seis y dos años, y quién es el responsable de su desaparición, constituye un laberinto lleno de entresijos que están siendo muy difíciles de resolver. Después de los infructuosos rastreos en la finca de los abuelos paternos situada en Las Quemadillas, en el río o en graveras abandonadas de Córdoba, y de las reconstrucciones del itinerario que supuestamente el padre, José Bretón, realizó junto a sus hijos antes de desaparecer sin dejar rastro, durante los últimos días el juez instructor del caso, José Luis Rodríguez Lainz, ha querido dar un paso más. Su objetivo se ha centrado en conocer cómo era el comportamiento de Bretón durante los últimos meses a través de los testimonios de las personas que han tenido un contacto directo con él. Ahora, con toda esta información y las pruebas recopiladas por la Policía, el magistrado dará comienzo a la última fase de la instrucción de la causa para darla por concluida en los próximos meses.

En la primera tanda de interrogatorios, que tuvo lugar el pasado miércoles en un ambiente de máxima tensión, el magistrado llamó a declarar por tercera vez a Bretón -en prisión desde el pasado 21 de octubre-, junto a sus padres, Bartolomé y Antonia, a sus hermanos, Rafael y Catalina, y al marido de ésta. La jornada se alargó durante más de 12 horas y todos los miembros de la familia insistieron en que desconocen cuál es el paradero de los niños. Catalina reiteró una vez más que Bretón pasó la mañana en su casa con sus sobrinos y sus propios hijos mientras realizaba la compra en una gran superficie con su marido, a pesar de que un repetidor de antena captó que durante esas horas Bretón realizó varias llamadas junto al antiguo Hospital Militar y de que un testigo asegura que vio a una persona de características similares a las del padre de los niños en los aledaños de la parcela paterna de Las Quemadillas.

La declaración de Bretón comenzó pasadas las 19:30 y terminó a las 22:00. El acusado mantuvo una vez más ante el juez instructor "punto por punto" su versión inicial: sus hijos se extraviaron en el Parque Cruz Conde de Córdoba por un despiste suyo mientras jugaban. Incluso, reiteró, con cierto nerviosismo y encarándose al juez, que todas las versiones y todas las acusaciones vertidas por la Policía son completamente falsas. Bretón hizo alusión a supuestos comentarios que tuvieron lugar durante los rastreos efectuados por los agentes encargados de la investigación en la finca de Las Quemadillas.

La segunda jornada de interrogatorios arrojó datos sorprendentes sobre la relación que Bretón mantenía con Ruth Ortiz y sus hijos. Varios amigos del matrimonio, que comparecieron en calidad de testigos, relataron diversos episodios de malos tratos físicos y psíquicos contra los niños, según desveló la abogada de la madre, María del Reposo Carrero. La letrada no quiso detallar en qué consistieron estos episodios de violencia descritos al tratarse las víctimas de dos menores, pero dijo que fueron "muchos" y "de todo un poco". Sin embargo, hasta que los niños desaparecieron, ningún familiar había denunciado a Bretón por estos supuestos malos tratos, ni el progenitor se encuentra imputado por estos hechos. Los conocidos de la pareja también expusieron episodios de supuestos malos tratos psíquicos a Ruth Ortiz.

Los supuestos malos tratos a los pequeños también los presenció la abuela materna, Obdulia, según declaró ante el juez, pero nunca llegó a decírselo a su hija. Por su parte, Ruth Ortiz, quien centró su declaración en los meses más "duros" de su relación matrimonial, quiso dejar claro ante el magistrado de que "los celos y la venganza" son el único móvil que ha llevado a José Bretón a hacer desaparecer a sus hijos.