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El 12 de diciembre, se celebra el Día Internacional del Lince Ibérico. Una fecha que, desde 2015, hace visible a este especie que tan importante es para Andalucía. Por ello, la decisión de dedicar un día a este felino fue una iniciativa propuesta por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía.
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La hibridación genética contribuye a la recuperación del lince ibérico
En el siglo XIX y principios del siglo XX, el lince estuvo distribuido por las serranías de casi toda la España mediterránea, considerándose raro o extinto en el norte y Levante. A finales de los 80, se realizó una estudio que estableció la existencia de 48 áreas reproductoras y una estima poblacional total de unos 880-1.150 individuos, excluyendo cachorros.
A consecuencia de las amenazas a las que se ha tenido que enfrentar, su distribución se redujo de forma drástica, de manera que las poblaciones estables de esta especie con más posibilidades de supervivencia a medio plazo se encontraban localizadas en tan sólo dos núcleos distribuidos casi exclusivamente en Andalucía.
Esta crítica situación en la que se encontraba exigía el desarrollo de un contundente programa de conservación y recuperación que pudo ponerse en marcha gracias a estrategias de trabajo conjuntas en las que han participado los gobiernos de España y Portugal junto con los gobiernos autonómicos de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia.
Los principales riesgos que han llevado a esta especie a una situación crítica y que aún hoy, amenazan su supervivencia son: la fragmentación y destrucción de su hábitat: el monte mediterráneo, la creciente disminución de los conejos, la mortalidad por el uso ilegal de cepos y lazos para la captura de zorros o los atropellos en las vías de comunicación y los problemas genéticos y demográficos derivados del pequeño tamaño y del aislamiento de sus poblaciones.
El lince persigue y mata a otros carnívoros de menor talla sin consumirlos. Puesto que la mayoría de dichos depredadores consumen conejos, la observación se ha interpretado como un comportamiento de reducción de la competencia mediante interferencia. En Doñana se ha observado que meloncillos y ginetas evitan el espacio que los linces utilizan regularmente, pese a tratarse de un hábitat de alta calidad en recursos tróficos y refugio.
El programa de cría para la conservación del lince ibérico plantea dos metas principales: Establecer una población ex-situ de lince ibérico, viable desde el punto de vista sanitario, genético y demográfico, que permita el desarrollo de técnicas de reproducción natural y asistida. Y preparar ejemplares de lince ibérico, adecuados desde un punto de vista etológico, sanitario, reproductivo y genético, para su reintroducción en áreas de distribución histórica.
Es un lince de pequeño tamaño. Pesa aproximadamente la mitad que el lince boreal o euroasiático. Los machos adultos pesan un promedio de 12,8 kg y las hembras sobre 9,3 kg, llegando a pesar los machos hasta 20 kg. La época de la separación se estima que ocurrió mucho antes que la separación de los linces eurasiáticos y el lince canadiense.
En Andalucía, donde más y mejor se conocen las poblaciones, gracias a los Programas de Actuaciones para la conservación del Lince ibérico y a los Programas LIFE, hay 165 ejemplares en un área de 248 km2 de Sierra Morena y 65 en 412 km2 de Doñana.
El Plan establece una serie de medidas que abordan 8 ámbitos de actuación: mejora poblacional, mejora del hábitat, reducción de la mortalidad no natural, seguimiento sanitario, reforzamiento genético, cría en cautividad, investigación y divulgación y sensibilización. En 2021, la población del lince en Andalucía creció un 10,7% y alcanzó el récord de 506 ejemplares.
El lince ibérico no corre como los guepardos, leones o leopardos. Sus patas son cortas e incapaces de realizar tales trabajos. Sin embargo, posee tal fuerza en ellas que es capaz de saltar mucho más alto que ninguno de sus parientes felinos. Una característica en la que basa toda su estrategia de caza.
Antonio Pizarro, jefe de Fotografía de Diario de Sevilla, es un habitual en el Parque Nacional de Doñana para captar las mejores imágenes del lince ibérico. Sus tomas han permitido conocer más y mejor a este especie protegida. "Cuando estás convencido que lo has visto todo, aparece él: el Guepardo ibérico", explica.
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