el resto del tintero

El hombre sin (muchas) pretensiones

  • El vicepresidente Jiménez Barrios se perfila como el probable candidato con más opciones si Susana Díaz debe dejar la Presidencia de la Junta.

Manuel Jiménez Barrios, antes de comparecer en el Parlamento andaluz el pasado miércoles.

Manuel Jiménez Barrios, antes de comparecer en el Parlamento andaluz el pasado miércoles. / EFE

Susana Díaz no se va a ir, seguirá presidiendo la Junta de Andalucía aunque sea elegida secretaria general del PSOE. Ésta es una de las pocas certezas con la que trabajan en el Gobierno andaluz. Es decir, que como aún sostiene uno de sus colaboradores, quizás de los más escépticos ante el salto a Madrid, primero debe presentarse a las elecciones primarias y, después, ganarlas, pero si hay algo seguros es que va a seguir en Andalucía. ¿Hasta cuándo? Hasta que Mariano Rajoy convoque las elecciones generales, hecho que puede suceder a lo largo de 2018. En el PSOE creen que será en el segundo semestre, pero el Gobierno necesita presentar un presupuesto en Bruselas ese año, así que apuesten por una fecha más cercana al mes de mayo que al de septiembre.

Por tanto, la dirección socialista andaluza y la cúpula del Gobierno de Susana Díaz, que no son más que cinco o seis personas, un núcleo duro de colaboradores a los que cabe añadir los secretarios provinciales, opinan que cuentan con un colchón temporal en el que podrán manejar estudios y sondeos para decidir quién le sucedería en la Presidencia. No obstante, el vicepresidente, Manuel Jiménez Barrios, es quien cuenta con más opciones, y valdría tanto para una Presidencia de transición como para un futuro cartel en el caso de que el rodaje le fuera bien. Hay que considerar, y esto es principal, que en ese caso, Susana Díaz sería la secretaria general del PSOE y contaría con un liderazgo muy consolidado como para tutorizar el relevo.

Un aval del ex alcalde de Chiclana está en su estrecha relación con Ciudadanos

Jiménez Barrios cuenta con varios factores a su favor. Quien fuese alcalde de Chiclana durante 10 años guarda excelentes relaciones con Ciudadanos, ya forma parte del Gobierno con un cargo que le permite conocer toda la Administración, apenas tiene aristas y sus pretensiones en política están contenidas, de tal modo que si lo es, bien, y si no, también. Como si sólo lo es durante un tiempo. Es hombre leal a Susana Díaz que no parece que le dé problemas ni antes ni después del relevo. El núcleo duro que la presidenta ha ido construyendo a su alrededor, los hombres de mayor confianza, no son propensos a los celos, más allá de todo lo ambicioso que sea una persona dedicada a la política. Lo mismo le ocurre con Juan Cornejo, su secretario de Organización en el partido, o con Máximo Díaz Cano, su secretario general de Presidencia y eslabón de enganche con otras federaciones del partido. En el caso de una sucesión, el PSOE tendría que contar con el apoyo de los diputados de Ciudadanos, porque son necesarios para una nueva sesión de investidura y, en la actualidad, Jiménez Barrios es el interlocutor de Juan Marín, el portavoz de los naranjas.

Ciudadanos sostiene que, llegada la situación, partirá de una negociación desde el principio y es posible que introduzca nuevas peticiones relacionadas con la bajada de los impuestos, pero ya no cuenta con líneas rojas como fueron la permanencia de Chaves y Griñán en las cámaras legislativas. Además, y hasta después de las siguientes elecciones, Marín ni los suyos entrarán en el Gobierno andaluz, aunque el PSOE preferiría blindar esta alianza de un modo permanente. Un acuerdo de coalición entre socialistas y naranjas les asegura el Ejecutivo, el PP no está en condiciones de sumar como esos dos partidos.

Susana Díaz anunciará su candidatura a finales de este mes, o principios de abril, en un acto propio, que no será de la Junta ni de ninguna federación, un escenario de presentación que aún no se ha decidido si será en Andalucía o en otra comunidad. Todos los cálculos sobre intención de voto de la militancia socialista, que es quien decide, son inútiles hasta que no sea vean los tres aspirantes sobre el terreno, pero la presidenta cuenta con el apoyo de la mayor parte de las direcciones regionales. En su contra, Pedro Sánchez sostiene que hay un divorcio entre militancia y aparato, pero también es lo que le conviene explicar porque carece de apoyos territoriales, los que tenía se han ido con Patxi López. Si Díaz, finalmente, ganase, seguiría en la Presidencia, por muchos que sus adversarios, en otros partidos y en el suyo propio, sostengan que no son cargos compatibles. No existe la incompatibilidad legal ni estatutaria, y la Presidencia de la comunidad más poblada del país le ofrece una plataforma pública que no conseguiría encerrada en Ferraz y sin escaño en el Congreso.

Así que, siguiendo este hilo argumental, suponemos a Díaz en San Telmo con un pie en Ferraz. Sí hay una decisión que debe tomar con rapidez, y es la elección del nuevo secretario general del PSOE andaluz. Si ella es la líder federal, tampoco es tan sustancial ese cambio, será una persona de confianza que no necesariamente debe ser el próximo presidente de la Junta. Hay contarán los equilibrios provinciales, pero puede ser el mismo Juan Cornejo o Francisco Reyes, el secretario de Jaén. Fue con esta provincia con quien Susana Díaz comenzó a armar su mayoría en Andalucía en el relevo de José Antonio Griñán. Hay otra persona que se debe considerar: el onubense Mario Jiménez. Es el portavoz de la gestora y tuvo una carrera similar a la de Susana Díaz hasta que Griñán la prefirió a ella después de resolver sus dudas entre ambos.

Tras contar con un nuevo secretario, Susana Díaz esperaría en la Presidencia a que Rajoy convocase elecciones generales. Es posible que, mientras tanto, hiciese una crisis de Gobierno para reforzar un Ejecutivo que carece del suficiente impulso político: prácticamente, es ella, Jiménez Barrios en la coordinación, y Montero en Hacienda, algunos consejeros se van a pasar la legislatura sin llegar a un grado mínimo de conocimiento. El PSOE cuenta con que Podemos, el PP e Izquierda Unida incrementen la presión en el Parlamento para que haya un presidente a tiempo completo. Es ya el tema en la mayor parte de las sesiones de control. Antonio Maíllo, el líder de IU, le comparó el jueves pasado con el vizconde demediado de Italo Calvino.

Pero en esos momentos, Susana Díaz ya debe tener el relevo previsto, la persona elegida para cuando se convoquen las elecciones. El nuevo presidente, que no tendría el deber de presentarse a unas elecciones de modo inmediato, debe ser un parlamentario o parlamentaria, y Jiménez Barrios lo es. También lo son los sevillanos María Jesús Montero y Javier Fernández, el consejero de Turismo. En principio, el PSOE andaluz no haría coincidir las elecciones generales con las autonómicas, de no ser que los sondeos le fueran muy bien a Susana Díaz y se optase por hacerlos el mismo día, de tal modo que la popularidad de la candidata nacional arrastrase al andaluz. Si no es así, el nuevo presidente tendría hasta marzo de 2015 para celebrar las elecciones. Le da tiempo ganar grado de conocimiento y a la organización de comprobar cómo funciona el probable candidato en las encuestas. Por eso, la opción de una Presidencia transitoria no se puede descartar.

Uno de los problemas de Jiménez Barrios es, precisamente, su perfil como cabeza de cartel en unas elecciones. No tanto como sucesor en el cargo, sino como candidato. Ésta es la decisión más difícil de tomar, aunque otros consejeros, como Fernández, también lo tienen. No parece que Montero, que es la más conocida, esté en la lista, ni Juan Espadas, el alcalde de Sevilla, que ya fue consejero y que ha sabido romper el cerco de la capitalidad con acuerdos con los ayuntamientos de Málaga y Córdoba. Espadas figuró en lo probable, y podría volver a aparecer, pero sería si falla el elegido de modo transitorio.

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