Las bajas temperaturas, que se están registrando este invierno de forma generalizada, han acaparado la atención del sector fresero onubense cuando el resto de los sectores económicos están más pendientes de la crisis económica. Sin perder de vista esta situación de crisis, los empresarios agrícolas de la fresa onubense se confiesan atentos a las previsiones meteorológicas con la confianza de que el sol luzca varias horas seguidas y que suban las temperaturas para que la fruta madure.

De momento, los empresarios que volvieron a apostar por diversificar el cultivo y sembraron las mil hectáreas escasas de frambuesa (de las más de 8.000 que corresponden al sector) han perdido alrededor del 40% de lo que estaba en producción. El secretario de Organización de Coag, Eduardo Domínguez, explica que las heladas de los meses de diciembre-enero quemaron la flor, así que muchos de los agricultores han optado por cortar la planta para intentar sacar algo de producción al final de la campaña, sobre el mes de mayo. Este cifra las pérdidas de la frambuesa de sus socios en unos 24.000 euros, a lo que habría que sumar los destrozos en los túneles de plantación a causa del viento y la lluvia, algo "que no han sido generalizados pero que ha hecho mucho daño a los productores de algunas zonas concretas".

Freshuelva (patronal que agrupa a la mayor parte de los productores) estimó en 9 millones las pérdidas a causa de la meteorología.

En lo que se refiere a la fresa, la campaña se desarrolla a cuentagotas, de forma que si a estas alturas se tendría que haber recogido ya alrededor del 15% de la producción total, los empresarios no han logrado colocar en el mercado más de la mitad de este porcentaje, lo que se traduce en que la campaña se desarrolla con un mes de retraso en comparación con años anteriores. Y todo esto, al principio de la campaña que es cuando el mercado ofrece los mejores precios, lo que ha equilibrado la situación.

Lo único positivo, hasta ahora, es que la demanda se está manteniendo, lo que hace que el sector pueda hacer frente a la crisis económica con relativa confianza. Sobre esta cuestión, el presidente de Freshuelva, José Manuel Romero, se muestra cauto y afirma que "no podemos perder de vista la crisis, hasta ahora no ha afectado directamente al sector de la alimentación, pero en estas circunstancias no se pueden hacer previsiones y, menos, ser optimistas. Es difícil aventurar que puede pasar".

También es cierto que la escasez de producción en el mercado no hace subir los precios, que se están manteniendo en la misma línea que en campañas anteriores. En diciembre de 2008 el agricultor empezó recibiendo entre 6 y 7 euros/kilo y ahora ya ha bajado a unos 2,5 euros/kilo.

Las previsiones que teme Asaja es que el precio pueda desplomarse si más adelante con buen tiempo se dispara la producción.

José Manuel Romero entiende que la fruta ha alcanzado precios razonables en los mercados y que "no va subir mucho más aunque sea escasa", sin embargo confía en que la racha del mal tiempo acabe pronto y aumente la producción.

La baja producción a estas alturas de la campaña de recolección se traduce en pérdidas para el empresario que está vendiendo menos kilos de fruta que en años anteriores al mismo precio; y para el trabajador, pues las jornadas laborales se están reduciendo a tan sólo un par de días a la semana.

Un problema añadido ha sido la falta de liquidez económica de los productores debido al retraso de la campaña, por lo que han pedido apoyo a las instituciones públicas en sus negociaciones con las entidades financieras.