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Elecciones Andalucía

El riesgo de un Gobierno zombi

  • La realidad del nuevo Parlamento obligará a acuerdos comprometidos, porque la alternativa es la repetición electoral o un Ejecutivo pelele

  • Juanma Moreno sostiene que hay "caudillos" del PSOE que reprimen a candidatos populares

  • Susana Díaz, que esconde en los carteles el símbolo del PSOE, promete 15 hospitales

Susana Díaz en la Facultad de Derecho de Málaga

Susana Díaz en la Facultad de Derecho de Málaga / Marilú Báez

El bipartidismo se ha acabado en Andalucía, como en el resto del país, pero la pluralidad que proyectan los ciudadanos en sus parlamentos no encuentra la respuesta de los partidos, más cómodos con sus líneas rojas, sus cinturones de seguridad y sus vetos. Sin acuerdos entre contrincantes, no hay gobiernos estables: son zombis, sin presupuestos, instituciones resilientes sin capacidad de decisión, bloqueados, obsesionados con el único botón del de la disolución de las cámaras y la convocatoria de elecciones. Ese es el riesgo de Andalucía después del 2 de diciembre.

La incógnita de Adelante Andalucía

Susana Díaz comienza este sábado con una entrevista a Efe en la que proclama su voluntad de gobernar en solitario, pero no podrá, necesitará una alianza estable con Adelante Andalucía. Pero la confluencia de Antonio Maíllo y de Teresa Rodríguez no lo aclara, desea acabar con el susanismo y, a la vez, no dejar que gobierne ni el PP ni Ciudadanos. ¿Entonces? Por si lo piensan, y sólo por eso, desde el PSOE se les aclara: Susana Díaz no es sacrificable.

El PSOE no entregaría la cabeza de Susana Díaz para llegar a un acuerdo con Adelante Andalucía, no haría como Mas con la CUP

Aunque Adelante Andalucía obtuviese un magnífico segundo puesto, el PSOE andaluz no entregaría la cabeza de Susana como los convergentes hicieron con Artur Mas por la imposición de la CUP.

Susana Díaz está colgada en los carteles sin el logo del PSOE, su chupa roja y su camisa blanca no deja hueco para el puño y la rosa; sólo detrás de la banderola, en la cara B, se lee que es la candidata socialista. Alguien de su equipo habrá concluido que su marca es mejor que la del partido, pero eso no está tan claro. Ella no es Felipe González; aun así el PSOE no aceptará ese sacrificio.

PP y Ciudadanos se erigen como bloque del cambio

El bloque de la derecha se ha constituido como un frente del cambio. Enseñar estas cartas antes del 2-D es gratificante para el elector: si PP y Ciudadanos suman esos 55 escaños, habrá cambio en Andalucía después de 36 años de PSOE. Susana Díaz dice, desde Málaga, que se han quitado "la careta", pero está bien saberlo, es aclaratorio, transparente, edificante.

Susana Díaz tiene en Inés Arrimadas y Albert Rivera la oposición más dura de esta campaña. "El acento andaluz no es del PSOE", le repite la jerezana que ganó las elecciones catalanas en diciembre, Rivera y Arrimadas están en el muelle de las Delicias de Sevilla, el domingo en Cádiz. Son los desmontadores del creciente victimismo que la presidenta socialista emplea en esta campaña.

Juanma Moreno sostiene que en Andalucía hay "caudillos" socialistas que reprimen; Casado acusa a Sánchez de ser "duro con los muertes, débil con los vivos"

Son más duros, pero menos agrios que el PP. Juanma Moreno ha dicho en Huelva que en pueblos del interior hay alcaldes socialistas, "caudillos", que reprimen el voto popular, que persiguen a quien lo diga de modo público, por eso según el candidato, hay "voto oculto". Un periodista le pide que lo aclare, y el responde que en las elecciones municipales hubo un candidato del PP al que le quemaron el coche. Otros, sostiene, tuvieron que dejar los negocios y marcharse del pueblo. Como si la sierra de Huelva o el Andévalo fuera Rentería.

"Pedro Sánchez es muy duro con los muertos y débil con los vivos", dice, a la vez, Pablo Casado en Córdoba, en referencia a los dictadores. Sí, el PP ha sido siempre más agrio. 

Pero Ciudadanos y PP aún no suman los 55 escaños; sin ellos, no habrá un Gobierno diferente. Si sumase, Rivera ha prometido que no pondría pegas.

De este modo a Díaz sólo le quedaría Adelante Andalucía para ser presidenta, en el caso de ser la más votada. Pero Susana Díaz no se acerca a Maíllo ni a Teresa -tampoco al contrario-, les acusa de ser una izquierda inútil. Se profesan una desconfianza mutua. El ejercicio de la política es distinto, se necesita empatía, saber construir complicidades, hablar, entenderse, una mínima lealtad: nada de eso se ve en estos primeros días.

De seguir así, vamos al Gobierno zombi o a la repetición electoral, algo a lo que España se está acostumbrando por incapacidad de los dirigentes a asumir una realidad expresada en las urnas. Si como indican los sondeos, el PSOE necesita a Adelante Andalucía, las izquierdas deberán votar la investidura de Susana Díaz. Y si no lo hacen, el calendario comenzará a correr con el límite de los dos meses. Pasados éstos, se convocarían elecciones de modo automático y las nuevas sólo podrían coincidir con los comicios europeos del 26 de mayo.

En Málaga, Susana Díaz se compromete a construir 15 nuevos hospitales en Andalucía

La otra opción mala es que Adelante Andalucía deje pasar a Susana Díaz sin un acuerdo formal, que responsabilice a ambos actores, y que el Parlamento se dedique a gobernar. Es decir, la pinza, un Ejecutivo pelele al que se mantea, sin presupuestos, sin acción de gobierno, sometido a un bloqueo permanente. En definitiva, el desastre.

Eso fue lo que ocurrió durante la llamada legislatura de la pinza. IU no quiso entrar en el Gobierno de Manuel Chaves, aunque se le ofrecieron hasta cinco consejerías. IU se alió con el PP en el Parlamento en una exaltación de la soberbia que criticaban al PSOE: se repartieron los informativos de Canal Sur, echaron a Chaves de la residencia oficial de la Palmera y se negaron a aprobar unos Presupuestos. Hubo que convocar elecciones a los dos meses.

La estrategia de Susana Díaz es no darse por enterada de todos estos condicionantes, seguir adelante con una campaña de ganadora con el objetivo de conseguir esa mayoría suficiente para gobernar en solitario. En Málaga ha anunciado que construirá quince nuevos hospitales. Pero ese fue el motivo de las elecciones de marzo de 2015, y no lo consiguió. Se quedó con los mismo 47 escaños que tenía José Antonio Griñán. Con 51 o 52 escaños se podría permitir esos lujos, pero por debajo de 40, y no digamos aproximándose a 25, el acuerdo es imprescindible.

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