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España, tan cerca, tan lejos

  • Andalucía se mueve en torno al 75% del PIB per cápita española desde el año 2000 l La pandemia trastoca todos los parámetros y la recuperación no es tan vigorosa como se esperaba

Un grupo de personas hace cola en Cádiz para inscribirse en una oferta de empleo el pasado mes de abril.

Un grupo de personas hace cola en Cádiz para inscribirse en una oferta de empleo el pasado mes de abril. / Julio González

Andalucía no acorta la brecha que la separa del resto de España en lo que se refiere a rentas. Desde el año 2000, el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita se ha mantenido en torno al 75% de la media nacional, oscilando entre el el 73,6% del año 2016, y el 77,6% de 2005, en plena expansión por la burbuja inmobiliaria. En 2019, último ejercicio de normalidad antes de la pandemia, se situó en el 73,9%, según el Instituto Nacional de Estadística.

La economía andaluza seguía tradicionalmente el patrón de exacerbar los ciclos económicos de España. En fases de recesión, retrocedía más que la media para crecer con mayor vigor en épocas de expansión. Sin embargo, en los últimos años este comportamiento se había atenuado hasta el punto de que en 2019,último ejercicio completo de normalidad antes de la pandemia, el PIB andaluz creció una décima por debajo del nacional, aunque por encima del 2%.

2020 fue un punto de inflexión. El estallido de la crisis sanitaria y las sucesivas medidas de confinamiento para contener al coronavirus llevaron a la economía al desplome más brusco registrado en tiempos de paz. En Andalucía el retroceso del PIB fue algo inferior a la media nacional. Pero resultaría irrisorio vanagloriarse de unas ocho décimas de diferencia cuando se habla de una caída de la actividad económica de casi el 11% en España en un solo ejercicio, un descenso mucho más abrupto que el registrado en el peor momento de la fase posterior al estallido de la burbuja inmobiliaria.

Aunque la crisis de 2020 se cebó con el sector servicios, y muy especialmente con el turismo, del que Andalucía es muy dependiente, la economía regional tuvo un comportamiento ligeramente mejor, posiblemente debido a que la agricultura tiene un peso superior que en España, y que 2020 fue un año en el que el sector primario registró un notable avance.

En cuanto a 2021, el PIB volvió a evolucionar en tasas positivas aunque la recuperación del nivel de actividad previo a la crisis no se logró en un ejercicio marcado por unas restricciones a la movilidad que no se levantaron hasta finales del primer semestre. Así, el PIB andaluz avanzó en 2021 un 5,2%, una décima más que el nacional.

Para 2022, las expectativas apuntaban inicialmente a un fuerte crecimiento, pero se han ido desinflando conforme pasaban los meses. A los problemas en la cadena de suministro surgidos en la segunda mitad de 2021 se le han sumado las implicaciones de la guerra de Ucrania en el suministro energético, que han llevado a la inflación a cotas inéditas en 30 años.

Los datos preliminares del primer trimestre sugieren una ralentización económica. El PIB andaluz creció un 0,1% en tasa intertrimestral, frente al 0,3% de España, lo que supone 2,5 puntos porcentuales menos que en el cuarto trimestre de 2021, debido al descenso del gasto en consumo de los hogares y de las exportaciones, aunque también la inversión ha crecido a menor ritmo, según apunta el último informe de Analistas Económicos de Andalucía, el servicio de estudios de Unicaja.

Su previsión para este año es que el PIB andaluz crezca un 4,2%, una tasa similar a la media española y más de un punto porcentual. inferior a la estimada a principios de año. No obstante, la incertidumbre es muy elevada, especialmente en lo que respecta a la evolución del conflicto en Ucrania, pero también en relación con la trayectoria de los precios o los cuellos de botella en las cadenas de suministro, sin olvidar la evolución de la pandemia.

Protección de los ERTE

Los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) se han erigido en un instrumento clave para que la caída del PIB no se haya traducido en una catástrofe laboral. El empleo continuó mostrando un significativo ritmo de crecimiento en el tramo final de 2021, atendiendo tanto a las cifras de la contabilidad trimestral como a las de la Encuesta de Población Activa o la afiliación a la Seguridad Social, de forma que se habrían recuperado los niveles previos a la crisis sanitaria.

En el caso de los trabajadores afiliados a la Seguridad Social, en diciembre –cuando se contabilizaron 3.253.950 cotizantes en Andalucía– se registraron casi 78.600 afiliados más que en el mismo mes de 2019, lo que supuso un crecimiento en torno al 4% en términos interanuales. Esta recuperación se ha intensificado en los primeros meses de 2022, si bien hay que recordar que al inicio de 2021 se registró la tercera ola de la pandemia, según pone de manifiesto el servicio de estudios de Unicaja Banco.

El diferencial entre la tasa de paro nacional y la andaluza se ha mantenido en torno a unos siete puntos a favor de España salvo en el primer trimestre de 2022, cuando se ha reducido a 5,8 puntos, después de que la tasa andaluza cayera por debajo del 20% por primera vez desde el tercer trimestre de 2008.

El nuevo gobierno que surja de las urnas tendrá que navegar en un contexto muy volátil marcado por circunstancias que escapan en gran medida de su capacidad competencial, como el encarecimiento de los costes energéticos y sus efectos en la inflación, y con el cambio de política monetaria que anticipa el Banco Central Europeo. Y todo ello cuando siguen sin cicatrizar las heridas causadas por la crisis económica más virulenta registrada en tres generaciones de andaluces.

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