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Andalucía

La derecha andaluza se quita la espina del 28-F de 1980

  • Juanma Moreno se hace con la bandera andaluza que el PSOE enarboló casi en propiedad durante 30 años 

El ex presidente Rafael Escuredo, entre Juanma Moreno y Martas Bosquet, este viernes.

El ex presidente Rafael Escuredo, entre Juanma Moreno y Martas Bosquet, este viernes. / Juan Carlos Muñoz

La derecha andaluza no salió bien del franquismo, pero el referéndum del 28 de febrero de 1980 hundió todo el prestigio que se hubiesen podido ganar esos jóvenes socialcristianos, alcaldes suaristas y veteranos demócratas durante los primeros años de la Transición. Las elecciones generales de 1977 las había ganado UCD e, incluso, en las primeras municipales, el partido con más voto fue el del centro, pero el rechazo del Gobierno de Suárez a la vía autonómica de Andalucía hundió, durante décadas, cualquier reactivación de la derecha andaluza. Es ahora, en 2020, cuando un presidente popular, Juanma Moreno, ha logrado la redención plena de su partido.

Moreno le ha entregado la Medalla de Andalucía Manuel Clavero al primer presidente de la Junta, Rafael Escuredo, posiblemente el único de los que ha habido que sea, plenamente, andalucista. Los demás lo han sido como el resto del pueblo andaluz, por la vía del no rechazo, pero Escuredo se hizo andalucista durante la gira político musical con la que recorrió la región en la campaña de 1980. Moreno contó con el consejo de Javier Arenas muy al principio. El veterano de Olvera se inició en política de la mano de Manuel Clavero, ministro de UCD dimitido por el rechazo de su partido al autogobierno andaluz, y fue a Clavero a la primera persona que Juanma Moreno visitó una vez que juró el cargo.

Manuel Clavero y Rafael Escuredo, juntos, eso es un tanto para el PP andaluz. En Tomares, donde es alcalde José Luis Sanz, al que nunca hay que perder de vista, invitó esta semana a otro ex presidente, a José Rodríguez de la Borbolla, para hablar de autonomismo. Justo cuando el PSOE andaluz presenta problemas para reivindicar a sus ex presidente, el PP, la mejor expresión de la derecha andaluza (Vox está aún por definir), saca a Escuredo y a Borbolla en pasos de Cuaresma.

El referéndum del 28 de febrero de 1980 le ofreció al PSOE andaluz la fortuna de convertirse en el partido del pueblo. UCD y Alianza Popular se descalificaron, aunque posteriormente participasen en la redacción del Estatuto de 1981. Pero durante décadas cargó con esa condena. El Partido Socialista de Andalucía de Rojas Marcos, después PA, también quedó invalidado por los pactos de su líder con el presidente Suárez para resolver el conflicto del 28F mediante una solución menos ambiciosa. Fueron los tiempos del grito de traidor a Rojas Marcos.

La elección de dos sevillanos, Felipe González y Alfonso Guerra, como los hombres más poderosos del país durante década y media, terminó por blindar la identificación de una mayoría del pueblo andaluz con el PSOE. Javier Arenas, de modo inquieto por naturaleza, inició la redención del PP andaluz en 2015 al pactar con el presidente Manuel Chaves la fecha del referéndum de un segundo Estatuto.

Una parte del PSOE andaluz, poderosa pero reducida, quiso convertir el Estatuto de 2017 en un segundo 28 de Febrero. Si se extremaba, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no podría apoyarlo, la historia se podía volver a repetir. Pero Arenas era consciente de ello, y convenció a Rajoy para apoyar un texto que contaba con 30 artículos que eran exactamente igual a los recurridos por el PP en el Estatuto catalán ante el Tribunal Constitucional. El pavor a otro 28-F conjuró las dudas, el PP se sumó a ese Estatuto como si fuese un hijo.

Pero, incluso, así, dos o tres consejeros con influencia en los altos poderes socialistas todavía quisieron ir más allá, elevar el tono del articulado, algo a lo que el presidente Chaves se negó. Cinco años después de eso, Javier Arenas ganó unas elecciones autonómicas, precedido de dos victorias del PP de Rajoy en unas generales en el sur. Inédito.

Esto es la vía que Juanma Moreno está transitando ahora, pero desde la atalaya poderosa de San Telmo. Es el presidente de la Junta, se declara andalucista, abraza a Escuredo y se enfrenta al Gobierno central, socialista y de Podemos, por las cuentas millonarias pendientes. La reclamación de los 537 millones del IVA de 2017 y el aumento de la financiación en 4.000 millones de euros se ha convertido en un mantra institucional que recuerda al de la actualización del censo que Manuel Chaves reclamaba a José María Aznar.

  

 

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