Andalucía

¿Se deben cobrar los rescates?

  • Algunas comunidades, como el País Vasco y Cataluña, han abierto la posibilidad de cobrar por los rescates Las tasas pueden provocar que los accidentados intenten evitar incluso ser socorridos

Dos montañeros -o más bien excursionistas- calzados con sus zapatillas, deciden aprovechar el buen tiempo y subir al pico de La Sagra, en uno de los parajes más bellos de la provincia de Granada. La buena temperatura facilita el paseo sobre la nieve. Sus huellas quedan marcadas en el manto blanco, aún blando por la reciente nevada. Comienza a oscurecer, bajan las temperaturas rápidamente y la nieve -tan blandita hace apenas un par de horas- se endurece y convierte el sendero en una auténtica pista de patinaje. Para colmo, hace acto de presencia una ventisca. Los dos excursionistas quedan atrapados, sin posibilidad de avanzar, pero tampoco de volver al punto de partida. Un equipo de la Sección de Rescate e Intervención en Montaña (Sereim) de la Guardia Civil sale a su rescate. La de estos dos aventureros fue, seguramente, una gran imprudencia que, por fortuna, no tuvo consecuencias graves. Una imprudencia que, sin embargo, obligó a movilizar a un importante equipo humano. Si estos hechos, en lugar de en La Sagra hubieran ocurrido en el Jaizkibel (Guipúzcoa), es probable que los dos rescatados hubieran tenido que hacer frente, además, a una factura por su rescate.

Algunas comunidades, como el País Vasco o Cataluña, han abierto la espita de cobrar en aquellos casos en los que se sea posible demostrar que el rescatado cometió una imprudencia. Andalucía, por ahora, no ha planteado poner en marcha esta medida, pero el debate está sobre la mesa.

El teniente del Sereim Rubén Santos explica que "sí debe existir una herramienta legal que permita cobrar en el caso de que haya una negligencia evidente" por parte del montañero, pero reconoce que este tipo de normativa sancionadora podría tener consecuencias contraproducentes. La primera, "la gente tardaría más en llamarnos, porque intentaría salir por sus propios medios" para evitar hacer frente a una factura. En los rescates, el tiempo puede ser clave para evitar un desenlace fatídico. "Se propiciaría que la situación se agravase, ya que con el paso de las horas hay que enviar más efectivos, y en el caso de que se haga de noche, no se puede recurrir al helicóptero. Habría que ir a pie y en el peor de los casos, evacuar en una camilla" portada a hombros de los agentes durante horas.

De hecho, la Guardia Civil se ha encontrado con casos en los que la persona a la que iban a auxiliar se ha llegado a esconder al escuchar al helicóptero o directamente niegan que ellos hayan llamado para pedir ayuda por temor a que se les cobre el dispositivo.

Sin embargo, también se han encontrado con situaciones en las que "se ha echado en falta que se sancione una conducta temeraria". Como la que tuvo por protagonistas a tres "temerarios" que sin experiencia y conocedores de que se había decretado alerta amarilla -que luego pasó a naranja- por mal tiempo, se aventuraron en un barranco. Intentaron salir por sus medios, pero no les fue posible, por lo que llamaron para pedir auxilio a las diez de la noche. "Aquella situación puso en peligro la integridad de los agentes", señala el teniente.

Se trató de una negligencia que pudo tener consecuencias muy graves, ya que parece claro que detrás de la situación de peligro a la que se expusieron estos tres aventureros hubo una imprudencia. Pero, a la hora de la verdad ¿cómo se establece que el responsable de la situación de peligro es el propio montañero? La dificultad de establecer el límite puede ser uno de los motivos de que no sea posible establecer un sistema de cobro. De hecho, en Cataluña, pese a tener normativa al respecto, sólo se ha cobrado el rescate en dos ocasiones, aunque, según la estimación de la Guardia Civil, hasta el 50% de los rescates pueden deberse a la irresponsabilidad del rescatado.

Aunque a nivel andaluz no hay redactada ninguna normativa que incluya cobrar una tasa para penalizar comportamientos como el anteriormente descrito, Cetursa, la empresa que gestiona la estación invernal de Sierra Nevada, mantiene una cláusula en que se advierte a los esquiadores que se les puede cobrar si el rescate se produce fuera del dominio esquiable. En la práctica, esta disposición nunca se ha aplicado y, de hecho, Cetursa colabora activamente con la Guardia Civil cuando se tiene que proceder a auxiliar a un esquiador o montañero en la zona.

Desde la Federación Andaluza de Montañismo (FAM), su presidente, Julio Perea, es firme al afirmar que está en contra de que se establezca una tasa por rescate. "Lo tenemos claro, no hay que cobrar", asegura Perea, que aboga por una mayor "formación e información" para evitar que se produzcan incidentes. No es una misión fácil, primero por la propia condición imprevisible de la naturaleza.

Perea reconoce que esta temporada ha habido un "aluvión" de intervenciones, pero que "no es para alarmarse" si se tiene en cuenta el número de personas que van a la montaña. En este sentido, el presidente de la FAM explica que en la provincia hay más de 3.500 federados -aunque son muchos más los que practican deportes al aire libre- y 87 clubes de montaña. "Quien adopte la decisión de subir, que lo haga con la garantía de tener material y formación" para evitar exponerse a un peligro, aconseja Perea, que incide que que "a lo mejor hay que invertir dinero" para prevenir gastar más en lo que es un rescate.

La opinión de Perea mantiene el tono de la que ya expresó en su momento la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), que reconoce que "en los últimos tiempos se han incrementado las intervenciones de los grupos de rescate a causa de accidentes producidos en las montañas", aunque ese acercamiento al área natural "se realiza sin la formación necesaria". "Las mismas administraciones que atraen a los visitantes" son las que "proponen cobrar el rescate, justificándose en la eficacia preventiva del temor al pago", alega la FEDME, que destaca que, sin embargo, "muchas veces los rescatados son personas ilesas", personas que se han perdido o que se encuentran agotadas, y que el "temor al cobro del rescate podría tener como consecuencia negativa la demora de la petición de socorro".

Sin embargo, esta negativa tan rotunda contrasta con la situación que se da en otros países con más tradición de deportes en montaña. En uno de los países más vinculados con el montañismo, Suiza, sí se cobra, pero no al rescatado, sino al seguro, ya que prácticamente todos los que practican algún tipo de deporte de riesgo en la montaña están federados, lo que supone beneficiarse de una póliza que cubre los costes en caso de necesitar ser rescatado. "La mentalidad allí es 'me federo porque eso incluye el rescate", destaca Rubén Santos, que coincide con la FEDME en que la mayoría de las intervenciones tienen como protagonistas a senderistas o excursionistas que quizá cuentan con el equipo necesario -muy asequible gracias a varias cadenas de tiendas de ropa deportiva- pero que adolecen de formación.

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