Andalucía

Un cordobés y una jerezana siguen ilocalizados tras el seísmo en Chile

  • Las familias de un profesor universitario que imparte clases en la Universidad de Concepción y de una estudiante que realizaba un máster siguen sin tener noticias

Sin noticias de José Manuel Ventura ni de María Vela Campoy. Ambos se encontraban en Chile durante el terremoto. Sus familias no saben nada de ellos. El primero es un profesor cordobés de 31 años que imparte clases en la Universidad de Concepción. La segunda es una estudiante que se encontraba ejerciendo un máster en una aldea ecológica.

La familia Ventura no ha recibido ninguna llamada del Ministerio de Asuntos Exteriores, y el padre del profesor expresa su descontento porque "José Manuel trabajaba en la Universidad de Concepción desde hace un año y además tenía residencia fija en el país". Para Rafael Ventura, el ministerio "no se ha molestado en dar ninguna noticia y por ello tengo mis dudas sobre el funcionamiento" de lo que hagan las autoridades.

El último contacto que tuvo la familia con José Manuel, experto en Historia Contemporánea y premio extraordinario de Doctorado de la Universidad de Córdoba, fue el pasado viernes -un día antes del terremoto- a través de un correo electrónico en el que informaba a sus familiares de que se encontraba bien. Vive con una familia chilena en Cerro de la Virgen, unan zona residencial de Concepción situada geográficamente algo más elevada que el resto de la ciudad.

Tampoco la familia de María Vela Campoy, jerezana de 26 años, sabe nada de ella desde que la tierra se movió en Chile. El terremoto también la sorprendió en Concepción. "Mi hija ha tenido mala suerte -relató ayer su madre desde el domicilio familiar en Jerez-, porque debería haber vuelto el día 28 tras terminar el máster que estaba haciendo allí". María Vela Campoy, licenciada en Ciencias del Medio Ambiente, realizaba en Chile un curso sobre restauración de ecosistemas.

El hilo de esperanza al que se aferra su familia es un e-mail enviado por una mujer, que escapó de la zona siniestrada, a su esposo, y en el que asegura que nadie de la granja ecológica El Manzano ha sufrido daños. La finca, situada en una zona aislada y de difícil acceso, y en la que el terremoto ha destruido cualquier posibilidad de comunicación, es en la que la joven jerezana desarrollaba su trabajo.

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