Elecciones del 25-M El viernes comienza la campaña electoral

La campaña absoluta

  • PSOE y PP se lanzan desde este fin de semana a una dura carrera de electoral para el 25-M, en la que lo que se decide no es ya la victoria de Arenas, sino su opción de formar Gobierno

SI, tal como apreciaba Bob Dylan, los tiempos están cambiando; ahora, y de cara a las elecciones andaluzas del 25 de marzo, cabría decir que los tiempos están revueltos. En Andalucía hay una fuerte pulsión de cambio a favor del PP; ya ha ganado las dos elecciones anteriores -las municipales del 22 de mayo y las generales del 20 de noviembre-, pero las reformas aplicadas por Mariano Rajoy y el Gobierno desde que llegaron a la Moncloa han venido a complicarle un tanto el camino a Javier Arenas. ¿En cuánto? Ésta es la cuestión esencial de las elecciones más decisivas desde el principio de la autonomía.

Y, ello, por dos motivos: primero, porque hay una posibilidad real de alternancia después de 30 años de gobiernos socialistas, y segundo, porque un descalabro del PSOE de Griñán en Andalucía dejaría al partido, a nivel nacional, en una situación inédita desde antes de la Transición. Los tiempos están cambiando, y esto se resume en la siguiente afirmación: a Javier Arenas le va a costar obtener la mayoría absoluta ahora más que a Rajoy en el 20-N, cuando el simple mensaje del cambio por el cambio, las esperanzas de modificación del ciclo económico por aterrizaje y las ansias de buena parte del electorado de abofetear a Zapatero en las urnas le bastaron para convertir la campaña electoral en un paseo en volandas que le llevó hasta una victoria histórica.

Rajoy asistió ayer a un acto a Lucena; hoy, en Andújar, y Rubalcaba estrena esta mañana precampaña en Granada. La pegada de carteles será a las 00:00 del próximo viernes, pero ya no se parará hasta el 25-M. A Zapatero ni está ni le espera en este duelo. Todo pivota en torno a la absoluta del PP en esta campaña plena, absoluta, integral.

El Parlamento andaluz cuenta ahora con 56 diputados socialistas -uno por encima de la mayoría absoluta- , 47 populares y seis de IU, pero desde el 8 de marzo de 2004 el panorama electoral ha cambiando tanto como el mundo. El PP de Javier Arenas, que más que un barón territorial es una suerte de virrey debido al poder que acumula en su partido a nivel nacional, ganó las elecciones municipales en Andalucía por 7,2 puntos y, después, las generales, por nueve. Todas las encuestas le otorgan la victoria y todas incluyen la posibilidad de que ésta sea por mayoría absoluta. Algunas con más holgura; otras, con menos.

El lema del PP es El cambio andaluz, un eslogan que apunta, directamente, a la debilidad del PSOE: a las inercias y a los abusos propios de quienes llevan 30 años de gobierno, de los cuales el caso de los ERE es el paradigma. Desde la campaña del referéndum del nuevo Estatuto de 2007, el PP utiliza la palabra cambio, como un talismán, en sus campañas, igual que el fondo degradado desde el azul hasta el verde identificativo de Andalucía, y es que el apoyo del PP al nuevo Estatuto fue una suerte de conjuro frente a lo que había sido uno de sus males más graves en la comunidad: el ninguneo de la UCD al 28 de febrero.

Considerando la composición del Parlamento -son 47 escaños populares-, a Arenas le bastaría obtener un diputado más en cada provincia -ocho- para lograr la mayoría absoluta: 55. Es un objetivo factible, aunque no asegurado. Jaén, por ejemplo, ha perdido un escaño en favor de Málaga, con lo que el PSOE podría perderlo por este efecto poblacional, pero quien ganase el diputado en juego podría ser IU y no el PP. En Almería, por donde Javier Arenas se presenta de candidato, necesita ganar uno más, pero la relación ya sería de ocho parlamentarios del PP por cuatro del PSOE, una proporción difícil. No imposible.

Ahora bien, en los cálculos del PP también figuran provincias donde podría obtener dos escaños más, que bien servirían para compensar las otras. ¿Cuáles? Tres, y en este orden: Cádiz, Sevilla y Málaga, según han señalado fuentes del PP a este diario. De hecho, Javier Arenas abrirá la campaña electoral el jueves por la noche -el día 9 ya- en la provincia de Cádiz.

Los populares cuentan, además, con un plan B: que no obtengan mayoría absoluta no significa que no logren gobernar. Pueden obtener 53 escaños (sólo seis más que en 2004), pero si UPyD consigue dos, el partido de Rosa Díez ya ha explicado que apoyará a la lista más votada sin entrar en el Gobierno. Incluso hay una tercera opción, remota, pero posible: el Gobierno socialista pasa irremediablemente por un pacto con IU. Si su candidato, Diego Valderas, que se presenta por Huelva, no logra el escaño, habría que ver si la facción más dura del PCE o el jornalerismo del alcalde de Marinaleda, José Manuel Sánchez Gordillo, que es cabeza de lista por Sevilla, permiten el pacto u optan por una solución a la extremeña.

Pero los tiempos están recambiando, y en el PSOE son conscientes -porque, así, lo muestran ya algunas encuestas- que las reformas de Rajoy le están mitigando lo que hace dos meses era un descalabro mortal. Un miembro de la Ejecutiva lo explica así: "Ahora, ya hay un cierto revuelo sociológico; lo que ha sido un acierto, que ya nadie puede poner en duda, es haber atrasado, o mejor dicho, agotada toda la legislatura hasta marzo, porque si se hubieran adelantado con el 20-N, ya estaríamos en la oposición". "El partido lo estamos jugando", concluyó. En efecto, la extrapolación de votos de las elecciones generales del 20-N de 2011 a unas autonómicas andaluzas en ese momento, tal como quería el PSOE federal, le hubiera otorgado al PP un total de 58 escaños.

En las elecciones generales, el PSOE perdió en Andalucía un total de 723.000 votos, se quedó en el 36,7% de apoyo, frente a un PP, que alcanzó el 51,93%. Un porcentaje parecido al de los socialistas en las autonómicas de 1982, su año más dorado. Ése es un escenario que, posiblemente, no se repetirá. El PP utilizará a Rajoy durante la campaña y a algunos de sus ministros, pero ni la reforma laboral ni los mensajes, puede que ciertos, pero oscuros que el jefe del Ejecutivo lleva lanzando desde hace semanas, ayudan a la esperanza. Basta decir que en el 17º Congreso del PP en Sevilla, el de hace dos semanas, aseguró que "ojalá, hubiésemos tocado fondo" y que la previsión oficial de 2012 es que se lleguen a los seis millones de parados.

El PP andaluz se ganó el favor de los funcionarios y empleados públicos de la Junta después de la reforma del sector público que emprendió el presidente José Antonio Griñán, pero ahora muchos de estos trabajadores pueden temer por su puesto si los populares ganan. En esto, y en el deterioro del sector público en general que comienza a observarse en algunas comunidades, es a lo que se va a agarrar el PSOE para realizar su campaña electoral y tratar de impedir la mayoría absoluta.

Su lema es Andalucía, por el camino seguro: es decir, frente a lo que el PSOE llama los "experimentos" de los primeros meses de Rajoy, la experiencia de sus 30 años de Gobierno. Ello, no obstante, entraña un riesgo, y es que los socialistas van a jugar en el mismo marco de campaña que el PP, las tres décadas socialistas.

El PSOE va a cambiar su modelo de campaña, irán al "contacto personal" con sus votantes potenciales más que al mitin. "Ya no se va a tratar de dar ánimos a la militancia y de reuniones entre nosotros, sino de ir a los centros de trabajo, a las casas, a los empresarios...", explicó un miembro de la dirección socialista. Griñán no es muy amigo de los mítines, y prefiere ese contacto directo. "Se trata de acceder al mayor número de personas posibles de forma directo", comentó esta misma persona. La campaña la dirige la secretaria de Organización, Susana Díaz, y ya ha puesto en funcionamiento un grupo de 3.000 voluntarios que se llaman Andaluces con Griñán, que por medio de llamadas telefónicas, redes sociales y visitas a domicilios intentan multiplicar los contactos. El pasado jueves ya colgaron un video titulado Arenas, quien no te conozca que te compre, un relato duro con el candidato popular, en el que le acusan, entre otros asuntos, de no haber defendido el 28-F cuando estaba en UCD o su participación en el Gobierno de Aznar y la Guerra de Iraq. Y ya ha tenido su respuesta.

Un ex dirigente socialista ha explicado a la dirección del PSOE que bastarían recuperar 125.000 votos de electores que se quedaron en su casa en las elecciones del 20-N para que el PP no lograse obtener la mayoría absoluta. Son votantes de colegios electorales y zonas muy bien definidas, están casi identificados, viven en feudos socialistas, pero en las generales fallaron por la crisis, el desempleo y las ganas de pasar factura a Zapatero. Se trataría, en opinión de esta persona, que ha contado ya a algunos ex presidentes esta estrategia, de practicar una campaña de "microcirugía".

No obstante, el poco o mucho rechazo que las políticas de Rajoy estén generando no tienen por qué beneficiar directamente al PSOE; puede ir a llenar a otros partidos e, incluso, a una abstención desesperanzada. El PSOE vive un momento, además, de turbulencias en Andalucía, donde hay dirigentes pensando más en cómo gestionar el liderazgo el 26-M que en la victoria. "Claro que hay partido -explica uno de estos críticos en relación a las opciones de impedir que el PP obtenga la mayoría absoluta-, pero lo que no tenemos es el partido".

Una participación en torno a sólo el 60%

Al PSOE es al partido que más le interesa polarizar la campaña para movilizar al electorado que dejó de votarlo durante el último mandato de Zapatero. Pero el registro histórico de las elecciones andaluzas muestra que, cuando han sido separadas, la participación es muy baja. En 1982, las primeras autonómicas de la Historia de Andalucía, la participación fue del 66,31%, y las de 1990, que también se celebraron en solitario, ésta se quedó en el 55,34%, casi un 45% de abstención. En 1994, año en el que coincidieron con las europeas, subió al 67%, pero por encima del 70% sólo se ha conseguido con elecciones generales ese mismo día. El porcentaje de apoyo que pueda recibir el PP no indica de modo seguro si Arenas obtendría mayoría absoluta, debido a que en Andalucía hay ocho circunscripciones electorales, y se pierden muchos restos: esos votos que no se traducen en escaños. El registro sí muestra que el PP necesitaría, al menos, un 46%. En 1986, con un respaldo del 47,1% de los votantes, los socialistas obtuvieron 60 escaños, pero en 2008, con un 48,2%, sólo fueron 56, uno más que la absoluta. Ello se debe a que en las pasadas elecciones, el PP obtuvo el mayor porcentaje de su historia, un 38,5%. Buena parte de los diez escaños que el PP consiguió en 2008 frente a 2004 se debió a la caída del PA, y a que ganó el último diputado en casi todas las provincias.

Rajoy y sus ministros, y Rubalcaba y Griñán, 'multiplicados'

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, visitará Andalucía en seis ocasiones. Hoy está en Granada, y el martes, en Sevilla y, posiblemente, en Málaga. El líder de los socialistas estará seis días en Andalucía, aunque en sólo tres actos coincidirá con el candidato Griñán. La idea del PSOE es multiplicar a estos dos líderes. "Andalucía es muy grande, y habrá días en que haya actos de Griñán en un territorio, y de Rubalcaba, en otro", se explicó desde la sede socialista de la calle de San Vicente en Sevilla. Rubalcaba se conoce bastante bien Andalucía, no ya de las dos pasadas elecciones generales, sino del último congreso federal, donde se tuvo que trabajar provincia a provincia su victoria sobre Carme Chacón. El PP, por su parte, traerá a Mariano Rajoy en varias ocasiones y a algunos de sus ministros, los más populares y, en especial, a los andaluces. Rajoy estuvo ayer en Lucena, una ciudad puente entre la campiña, las Sierras Subbéticas cordobesas y la zona norte de Málaga. Se trata de un territorio interior, donde el PP ha subido mucho en los últimos años y en donde cuenta con ayuntamientos gobernados por sus alcaldes. El presidente del Gobierno visita, además, Andújar esta mañana: Jaén, una de las provincias con más dificultades para el PP debido a la pérdida de un escaño por el efecto poblacional. Rajoy y Rubalcaba también deben ir a Asturias, donde el 25-M hay elecciones convocadas.

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