Andalucía

"Las balsas son difíciles de detectar por el SIVE"

Uno de los hechos que mejor explican que el fenómeno de la inmigración irregular desde el norte de Marruecos se haya disparado es la facilidad y el abaratamiento que supone para los inmigrantes acceder a una lancha hinchable, casi de juguete, frente a las más costosas pateras de la pasada década.

Fuentes de Cruz Roja señalan a Efe que muchos inmigrantes compran estas lanchas precarias en grupos reducidos y por su cuenta para evitar pagar los aproximadamente 900 euros que exigen, por persona, las mafias que se dedican a organizar el viaje que separa la costa de Marruecos y la de Cádiz.

Pateras, cayucos y lanchas hinchables de tipo zódiac, por precarias que puedan resultar cuando el mar del Estrecho se encrespa, ofrecen unas condiciones de navegación más seguras que una balsa de playa, en la que pueden llegar a viajar hasta 10 personas.

La utilización de las lanchas hinchables de juguete como medio para la inmigración en el Estrecho comenzó a generalizarse a partir de 2011. Con este método, no obstante, no se libran de las trampas, porque los vendedores, conocedores del fin para el que las quieren, abusan de su necesidad y se las venden a precios que oscilan en torno a los 400 euros, cuando en España estas balsas de juguete tienen un precio medio de entre 60 y 80 euros.

De hecho, el franciscano Isidoro Macías Martín, más conocido como Padre Pateras por su labor de acogida de inmigrantes en Algeciras, afirma a Europa Press que las mafias están también detrás de la proliferación de barcas hinchables para cruzar el Estrecho hacia las costas españolas, ya que "son más difíciles de detectar por el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE)", el dispositivo que controla la frontera marítima sur.

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